Grupos armados respaldados por Turquía incautan y revenden casas en Afrin

Los residentes de Afrin, en el noroeste de Siria, denuncian que los grupos armados de oposición pro-turco siguen confiscando sus casas y vendiéndolas o alquilándolas a colonos, a pesar de que poseen documentos de identidad que prueban que son sus propiedades, en medio de amenazas de arrestos y acoso si presentan una denuncia.

Turquía, junto con sus grupos armados de oposición afiliados, anunció su total toma de posesión de Afrin el 18 de marzo de 2018. La operación militar turca desplazó a más de 300.000 de sus habitantes originales, 100.000 de los cuales se asentaron en campamentos en el norte de Alepo.

La Organización de Derechos Humanos de Afrin (ODHA), que opera en el campo norte de Alepo, dijo en su informe anual que los grupos armados de oposición han asentado a más de 400.000 colonos de diferentes áreas de Siria en las aldeas y suburbios de Afrin.

La ODHA agregó que el porcentaje de kurdos ahora en Afrin, antes que conformaban la mayoría poblacional, no supera el 23%.

En 2020, los grupos armados de oposición respaldados por Turquía se apoderaron de 250 casas y propiedad de los residentes originarios de Afrin. Los habitantes viven aislados sin mezclarse demasiado con los colonos, que ahora constituyen más de la mitad de la población del área.

Documentos y rastro de papel

Nuri Dawoud, un residente del barrio de Ashrafieh en la ciudad de Afrin, dijo que una familia de Homs reside en su casa después de que organizaciones junto al consejo local pro-turco la restauraron y la equiparon con puertas y ventanas.

Dawoud y su esposa viven actualmente con su padre y su madre en la ciudad de Afrin: “Le dije a la familia que se instaló en mi casa que yo era el dueño y que tenía documentación de la casa, pero se burlaron de mí y me amenazaron con agredirme si hablaba de eso nuevamente”.

Las actividades del “Segundo Foro de Derechos Humanos sobre Violaciones de Derechos Humanos en la Región de Afrin – Siria” comenzó en la ciudad de Qamishlo, en el noreste de Siria, el sábado pasado con la participación de defensores de derechos humanos.

El foro se lleva a cabo bajo los auspicios de la Organización de Derechos Humanos en Afrin y Jazira, el Centro de Investigación y Protección de los Derechos de las Mujeres en Siria, la Iniciativa de Defensa de los Derechos Humanos y el Centro de Estudios Estratégicos de Rojava.

Al finalizar el foro, los participantes exigieron que la ONU envíe un comité internacional de investigación a Afrin para relevar los crímenes cometidos en la zona.

Pretexto preparado

El grupo Ahrar al-Sharqiya, respaldado por Turquía, se apoderó de la casa del padre de Rizan Hamo, un residente del barrio de Villat, en Afrin, con el pretexto de que sus residentes viven en las áreas de la Administración Autónoma del Norte y el Este de Siria (AANES).

Hamo indicó que es dueño de dos casas en Afrin, una de las cuales es de su padre, quien murió hace 20 años. “Les mostré el documento de la propiedad inmobiliaria que acreditaba mi propiedad de la casa, pero toda esta prueba no ayudó”, reconoció.

Dijo que la casa de su padre inicialmente se convirtió en un cuartel general militar, y luego uno de los líderes del grupo se mudó allí. El argumento de los yihadistas a pesar de la presencia de sus propietarios en Afrin, es que los residentes anteriores supuestamente tienen cooperación con la antigua Administración Autónoma del cantón.

Hamo intentó, a través de intermediarios y colaboradores cercanos de Ahrar al-Sharqiya, recuperar su casa, pero todos los intentos fueron en vano debido a que el grupo se negó a cualquier mediación que lo obligara a abandonar la casa, usando su poder y amenazando a cualquiera que lo intentara.

Papel de propiedad estampado

Los residentes de Afrin dicen que algunos de los grupos armados venden las casas de los desplazados internos a los colonos a cambio de sumas de dinero que los miembros de esos grupos ponen en sus propios bolsillos.

Abdo Khalil (un seudónimo), un residente del barrio de Villat, relató que las casas de las personas desplazadas de pasaron a ser propiedad de otros, con documentos de propiedad sellados y luego las vendieron a los colonos por diferentes cantidades de dinero, según su ubicación y zona.

Hace poco, un joven del campo de Damasco vivía en la casa de uno de los vecinos de Khalil, donde el colono pagó 1.400 dólares al grupo armado Jaysh al-Islam a cambio de la casa de dos habitaciones.

FUENTE: Farouq Hamo / North Press Agency / Traducción y edición: Kurdistán América Latina

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