La oposición le echa un pulso a Erdogan y le obliga a una segunda vuelta

El domingo 14 de mayo, se vivió una de esas jornadas electorales en las que todo el mundo tenía puestos los ojos, ya que el país donde se celebraran, Turquía, tenía la posibilidad de poner punto final a los veinte años de Recep Tayyip Erdogan, con el escenario abierto que la caída política del veterano sultán podría suponer para el complicado equilibrio geopolítico mundial, hoy en día más complicado con la guerra de Ucrania, donde Turquía también juega un papel importante, tanto por la relación entre Erdogan y Vladimir Putin, como la que tiene el país heredero del imperio otomano por ser miembro de la OTAN.

Con el antecedente de una fuerte represión de la tercera fuerza política del parlamento, liderada por la minoría kurda, que ha sufrido el encarcelamiento de cientos de concejales, alcaldes y parlamentarios, incluido el líder del HDP (Halkların Demokratik Partisi / Partido Democrático de los Pueblos) Selahattin Demirtaş, y entre crecientes sospechas de fraude electoral, en el caso de que los resultados no fueran los esperados por el gobierno de Erdogan, y con muchas áreas, especialmente las habitadas mayoritariamente por alevíes y kurdos, todavía bajo los efectos del terrible terremoto que a principios de febrero de este año asoló el este del Estado turco, el escenario que arrojarían las urnas, o eso decían los sondeos, parecía abierto.

Con una altísima participación, que ha rondado el 90%, finalmente el actual presidente, el islamista Recep Tayyip Erdogan, ha logrado más de 27 millones de votos, con un porcentaje del 49,5%, lo que le obligará a medirse con el candidato opositor en una segunda vuelta, a celebrar el próximo 28 de mayo. A poca distancia ha quedado el socialdemócrata Kemal Kiliçdaroglu, a quien las encuestas le habían dado ventaja, y que finalmente tuvo 25,5 millones de papeletas con su nombre, rozando el 45%, lo que le obliga a redoblar esfuerzos para dar un vuelco a las elecciones en dos semanas.

No será fácil ya que el tercer candidato en liza, el ultraderechista Sinan Oğan, ha logrado la no desdeñable cifra de casi tres millones de votos, que serían más afines a votar en la segunda vuelta a Erdogan que a Kiliçdaroglu, que ha tenido el apoyo externo de los kurdos, algo que para Oğan es casi una traición a la patria turca.

A pesar de las denuncias de la oposición sobre el conteo irregular de los votos, que retrasaron la proclamación definitiva de los resultados, Erdogan salió al balcón de la residencia presidencial a declarar: “Somos diferentes a los que intentan engañar a la gente. Sabemos que tenemos una ventaja clara, pero esperamos la manifestación de la voluntad nacional ya que los resultados oficiales aún no están claros”, mientras sus simpatizantes celebraban la victoria como si fuera incontestable. Ahora tendrán que esperar al 28 de mayo para que esta celebración sea completa… o no. Porque esta victoria pírrica sabe a derrota, ya que la primera vez, en veinte años, que no vence en la primera vuelta en unas elecciones presidenciales.

Este domingo también se celebraban elecciones parlamentarias en Turquía, y el islamista Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) de Erdogan, que también viene ganando todas los comicios de los últimos veinte años, ha obtenido la victoria, con un 35,5% de los votos, y 267 escaños, aunque han perdido un porcentaje de voto del 9% y 28 escaños, un retroceso debido, sin duda, a la mala situación económica en la que se encuentra el país, que ha motivado que el partido gubernamental “sólo” haya tenido algo más de 19 millones de votos, cuando su candidato presidencial alcanzó los 27 millones. A pesar de ello, conservará la mayoría en el parlamento, lo que complicaría el gobierno del país en el caso de que el 28 fuese elegido Kılıçdaroğlu.

Con un fuerte incremento en el apoyo popular, más del 20%, está el partido más antiguo de Turquía, fundado por Kemal Atatürk, en 1923, el Partido Republicano del Pueblo (CHP), de orientación republicana, secular y de centroizquierda, liderado por el candidato presidencial Kemal Kılıçdaroğlu. El CHP, que ha tenido el apoyo de más de 13,7 millones de ciudadanos turcos, ha sumado 23 diputados más a su grupo hasta alcanzar los 169, con un porcentaje de voto de más del 25%. El último dirigente de este partido que gobernó Turquía fue Bülent Ecevit, de ascendencia kurda y bosnia, que fue primer ministro en cuatro ocasiones, aunque la última entre 1999 y 2002, fue con el Partido de la Izquierda Turca (DSP), en el que fue vencido por Erdogan.

El tercer grupo en la cámara turca será, a pesar de todos los intentos del gobierno por ilegalizarlo, el liderado por los kurdos, bajo el paraguas del Partido de la Izquierda Verde (YSP) y de la Alianza Trabajo y Libertad, formada por el Partido Democrático de los Pueblos (HDP), y otros partidos menores de orientación socialista o comunista, como el Partido de los Trabajadores de Turquía (TIP), el Partido del Trabajo (EMEP), o el Partido del Movimiento de los Trabajadores (EHP). A pesar de la fuerte represión sufrida por sus militantes y cargos electos, a nivel municipal y estatal, y de no lograr los resultados esperados, han tenido el apoyo de 5,7 millones de votantes, con más del 10% de porcentaje y conseguido 65 diputados.

Çiğdem Kılıçgün Uçar, co-portavoz de YSP, declaró: “Cientos de nuestros amigos y amigas fueron detenidos y arrestados con una nueva operación política cada día durante el proceso electoral, creando condiciones en las que incluso el derecho más básico, el derecho a la política democrática, se hizo imposible. Los ataques racistas contra las actividades de nuestro partido en muchos lugares se llevaron a cabo con los incentivos del propio gobierno. La Alianza Popular (que postula a Erdogan) no dejó ni las migajas de unas elecciones que deberían haberse celebrado en igualdad de condiciones. Utilizó a su favor todo tipo de recursos públicos y de poder durante todo el periodo electoral. El efecto del fraude y las conspiraciones fue decisivo para que se produjeran estos resultados”.

En las provincias de mayoría kurda, los resultados de YSP fueron concluyentes. En Amed logró el 63%, en Mardin, Ağrı y Van el 55%, en Batman el 60%, en Siirt casi el 50%, en Dersim el 40%. En Estambul, la Alianza logró un nada desdeñable 10%.

No conviene olvidar que la tercera fuerza política en el parlamento es el ultraderechista Partido de Acción Nacionalista (MHP), de ideología panturianista e islámica, que cree en la recuperación del imperio otomano, en un territorio que llaman Turán, y que englobaría todos los pueblos túrquicos de Asia, incluyendo una extensa región de China. Sus votantes han sido más de 5,4 millones de turcos, que se traducen en 50 diputados, para los que cualquier tipo de concesión a los kurdos es impensable.

Formado por disidentes del MHP y del ala derechista del CHP, la ex ministra del Interior, y candidata a las presidenciales en 2018, Meral Akşener, ha mantenido sus apoyos, subiendo ligeramente y consiguiendo 44 diputados, con 5,2 millones de votos, y algo más del 9% de porcentaje.

FUENTE: Ángelo Nero / Nueva Revolución

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