Recordar es resistir: los Archivos Jiyan y Raz Xaidan

“Resistir, archivar, documentar, recordar y referenciar es parte integral de nuestra lucha continua por el mero hecho de existir como kurdos. Conservar es aceptar, y a falta de nuestro propio archivo nacional, lo que estamos haciendo en Jiyan es minúsculo en comparación con lo que se podría conseguir si, como sociedad colectiva, diéramos tanto valor a la conservación de las voces femeninas de nuestra existencia sin Estado como a la de nuestros hombres”.

(Raz Xaidan, fundadora de los Archivos Jiyan)

Los Archivos Jiyan, un proyecto de base autodirigido que documenta material de archivo de, por y relativo a las mujeres kurdas a lo largo de la historia, responde a una necesidad urgente identificada de forma memorable por el intelectual Walter Benjamin.

Benjamin establece una distinción entre la visión lineal e “historicista” de la historia y su particular interpretación de lo que Karl Marx denominó “materialismo histórico”. Para Benjamin, si uno ve el pasado meramente como una “secuencia lineal de acontecimientos como las cuentas de un rosario”, se pierde un dinamismo fundamental. Escribe: “Si uno se pregunta con quién empatizan realmente los partidarios del historicismo, la respuesta es inevitable: con el vencedor. Y todos los gobernantes son herederos de los que vencieron antes que ellos”.

Por el contrario, para Benjamin el materialismo histórico no implica una comprensión burda y mecanicista del modo en que ha avanzado la historia, sino un compromiso dinámico y activo con el pasado que “capta la constelación que [nuestra] propia época ha formado con una anterior definida”. El materialismo de Benjamin exige un compromiso activo con una historia viva, entendida como inextricablemente ligada a nuestro presente político.

En ninguna parte esta necesidad es más urgente que en el caso del pueblo kurdo, y en particular de las mujeres kurdas. Como dice Raz Xaidan, fundadora de los Archivos Jiyan: “Archivar, documentar, recordar y referenciar es parte integrante de nuestra lucha continua por el mero hecho de existir”.

La historia de las mujeres kurdas se ha contado durante mucho tiempo para ellas, y se ha reducido a una mera secuencia de guerra, genocidio y tragedia, en una narrativa de la derrota que niega el complejo nexo entre las luchas vitales del pasado y la realidad presente. Como pueblo sin Estado, a los kurdos se les ha negado el acceso o el control sobre las narrativas historicistas convencionales. Pero esto, también crea un espacio para que los archiveros kurdos recreen su propia historia, “repleta de arte, literatura, diplomacia, música y personajes especiales”, cuyas aportaciones, cuando se conservan y registran, revelan la existencia de fuerzas históricas que los enemigos de los kurdos han sido incapaces de reprimir hasta el día de hoy.

De ahí que los Archivos Jiyan mezclen material histórico aportado por mujeres kurdas y de otras partes del mundo, obituarios y entrevistas con mujeres que viven en la actualidad en Kurdistán. Como sugiere su propio nombre, Jiyan (“vida”), la archivera kurdA es consciente de que la historia es una fuerza dinámica y viva.

Realicé la siguiente entrevista a Raz Xaidan, que ha sido ligeramente editada para mayor claridad.

-¿Cómo y por qué comenzó el proyecto de los Archivos Jiyan? ¿Cuáles son sus principales logros hasta la fecha?

-Personalmente, siempre me han interesado los archivos kurdos. Como creativa multidisciplinar, durante muchos años he incorporado documentos de archivo y fotografías a mis obras de arte multimedia. Como viví en el Kurdistán meridional (Bashur, norte de Irak) durante bastante tiempo, también tuve el privilegio de visitar casas de antigüedades y mercados en los que pasaba los fines de semana excavando (literalmente en la suciedad) para rescatar fotografías y objetos perdidos que habían dejado pudrir. Mi conexión personal con nuestro pasado, junto con la desconexión que existe en la sociedad kurda entre nuestros archivos y el papel que [el pasado] desempeña en nuestra resistencia, me impulsaron a reevaluar cómo utilizar mis habilidades creativas y mi admiración por el pasado para crear un espacio útil donde albergar mis hallazgos.

Los Archivos Jiyan se crearon en agosto de 2021 con el único propósito de establecer una plataforma colaborativa que destacara y documentara las vidas y las historias de las mujeres kurdas. La mayoría de los archivos que ya existían en línea estaban muy centrados en los hombres kurdos o en contenidos relacionados con la guerra y los genocidios; yo quería crear una plataforma que rindiera homenaje a nuestras mujeres, ya fueran nobles, locales o matriarcas. En el verano de 2021, me senté en mi estudio de Hewlêr (Erbil) y empecé a esbozar ideas, nombres para el proyecto y a pensar en figuras matriarcales a las que entrevistar.

Estoy agradecida por haber establecido una sólida red de mujeres kurdas polifacéticas que fueron de gran ayuda a la hora de orientarme con contactos o detalles de las mujeres que quería entrevistar. Ese verano también nombré a dos jóvenes kurdas para que hicieran prácticas y pasaran el verano conmigo desarrollando sus habilidades creativas en el estudio. En su primer día, su primera tarea fue visitar y realizar una entrevista a Sînemxan Bedirxan, conocida como la última princesa de Kurdistán: ¡un primer día genial para la pandilla en el estudio!

El verdadero éxito inicial de la creación de los Archivos Jiyan no fue que yo creara la plataforma, sino ver cómo una joven kurda podía conectar con una figura matriarcal con una historia vital tan poderosa, a la que no había estado expuesta antes. Fue ser testigo en tiempo real del efecto y el potencial educativo que este proyecto podía tener para conectar a la generación kurda más joven con la mayor, en un enfoque colaborativo que ha sido nuestro mayor éxito.

-¿Cómo es una semana típica de trabajo?

-El equipo de Jiyan está formado por 11 voluntarias (yo incluida). Estamos repartidos por los cinco continentes. Cada elemento, archivo, artículo e historia de la plataforma ha sido amablemente donado en tiempo y esfuerzo por nuestro desinteresado equipo. Una semana típica de trabajo consiste en revisar las aportaciones del amable público que nos envía directamente sus archivos personales para su consideración e inclusión, editar artículos y debatir sobre posibles mujeres a las que destacar. Nos autofinanciamos, lo que significa que trabajamos con nuestras propias condiciones.

-¿Cuál es la necesidad concreta de un archivo para un pueblo “sin Estado”? ¿Qué relación existe entre la conservación de la historia kurda y el estatus político de los kurdos?

-Resistencia. Archivar, documentar, recordar y referenciar es parte integrante de nuestra lucha continua por el mero hecho de existir como kurdos. Conservar es aceptar, y a falta de nuestro propio archivo nacional, lo que estamos haciendo en Jiyan es minúsculo en comparación con lo que se podría conseguir si, como sociedad colectiva, diéramos tanto valor a la conservación de las voces femeninas de nuestra existencia sin Estado como a la de nuestros hombres. Está bien que nuestros hombres [tengan sus voces preservadas], pero ¿qué fue de las mujeres que los engendraron? Apátridas es una fea mano que nos ha tocado, pero no todos los detalles de nuestro pasado están llenos de fatalidad o del robo de nuestra [tierra]. Lejos de la tragedia y la guerra, tenemos una rica historia llena de arte, literatura, diplomacia, música y personajes especiales que atesorar y en los que inspirarnos.

-¿Cómo afecta el hecho de grabar la historia de un pueblo no estatal a su forma de trabajar, a lo que deciden grabar y a cómo recopilan el material?

-Nos centramos exclusivamente en documentar las vidas y las historias de las mujeres kurdas, tanto si vivieron o viven en Kurdistán como en la diáspora. Aunque el 95% de nuestras entrevistas se realizan en kurdo, el inglés es la primera lengua de la plataforma para apoyar el ideal de educar e ilustrar a los lectores de todo el mundo sobre las mujeres que destacamos y los archivos que digitalizamos. Todos los elementos de nuestro archivo han sido escaneados por mí o enviados por los usuarios del sitio. La transparencia y la autenticidad son fundamentales para nosotros; la plataforma no existe para sensacionalizar las voces femeninas, y tampoco nos comprometemos con las trivialidades habituales que vemos en Internet y que potencian la mirada fetichista de las mujeres kurdas. Tendemos a dejar que las mujeres nos guíen en las entrevistas, ya que es su historia la que se cuenta, y a menudo durante las visitas a su domicilio experimentamos la típica hospitalidad kurda, ¡donde nos dan de comer antes de irnos!

-Del mismo modo, ¿cuál es la necesidad particular de archivos que preserven la historia de las mujeres? ¿Hay aspectos de su proceso de trabajo que calificaría de feministas o que se ven afectados por el hecho de centrarse en la historia de las mujeres?

-Para ampliar algunas ideas mencionadas en mi respuesta anterior, somos una plataforma 100% feminista. Si ya existiera un espacio para celebrar a las mujeres kurdas y sus archivos sin [influencia] política o religiosa, no existiríamos. Más bien, la ausencia de tal plataforma es la razón por la que se creó Jiyan. No hay igualdad de condiciones cuando se trata de nuestra historia documentada. Los archivos personales son objetos muy íntimos. Muchos pasan por alto lo difícil que puede ser obtener archivos personales de mujeres kurdas; aún vivimos en una época en la que muchas sociedades y comunidades kurdas están controladas por el tabú y el estigma.

-¿Hay regiones de Kurdistán o periodos de la historia sobre los que haya podido recopilar más o menos información, y por qué? ¿Qué aspectos de su archivo le gustaría profundizar y ampliar en el futuro?

-Aunque la región rebosaba de fotógrafos occidentales a principios del siglo XX, este periodo es el que más dificultades nos plantea a la hora de conseguir material local. Las fotografías existen, pero ¿a quién pertenecen? ¿Dónde se tomaron? ¿En qué año? Todo esto sigue siendo un misterio debido a factores como los conflictos y la falta de datos o registros.

Introdujimos una sección en nuestra página, “Los archivos no reclamados”, que nos permite compartir material de archivo con la esperanza de que podamos encontrar a sus propietarios a través de las personas que comparten el material; a veces tenemos éxito, otras veces no tanto. A través de nuestra plataforma de colaboración en nuestro sitio web, donde el público puede subir sus objetos personales, nuestra región más popular ha sido Rojava (Kurdistán Occidental, norte de Siria), con especial atención a la región de Afrin. En segundo lugar, después de Afrin, estaría Silêmanî, en Bashur (Kurdistán meridional). Actualmente nos gustaría integrar más envíos de archivos de Bakur (Kurdistán del Norte, sudeste de Turquía), aunque nuestros escritores han entrevistado y destacado a algunas mujeres increíbles de la región. También tenemos la primera necrológica en línea de mujeres kurdas, en la que actualmente es prioritario que invirtamos más tiempo. Esta sección es muy especial para nosotras, pero, comprensiblemente, no es la más fácil de escribir.FUENTE: Matt Bromfield / The Kurdish Center for Studies / Traducción y edición: Kurdistán América Latina 

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