“Revolución en construcción”, llamaron las mujeres kurdas a la propuesta de encuentro que realizaron como parte de la Red de Mujeres “Tejiendo el Futuro”, que se concretó los días 6 y 7 de octubre en Frankfurt, Alemania.
Hasta ahí llegaron los ecos del Encuentro de Mujeres que Luchan, convocado en Chiapas por las mujeres zapatistas; de nuestros Encuentros de Mujeres, que a partir de este año serán Plurinacionales, y de tantos otros tejidos que a lo largo de la historia hemos venido realizando como práctica política feminista, quienes fuimos invisibles para las miradas y los relatos del poder.
Seguramente para los medios hegemónicos de comunicación tampoco estos encuentros sean relevantes, porque además de ser invisibles, no somos audibles para ellos, salvo que tengan que dar cuenta de alguna muerte violenta -a la que por lo general le añadirán el mote de “pasional”-. Porque el poder cree o quiere hacer creer que las mujeres actuamos por puras pasiones, por influencia de los dolores menstruales o por las emociones inmediatas.
Es cierto que las emociones son parte de nuestra actuación. Por eso cuando el mundo patriarcal que se autodesigna como “racional” desnuda su violencia, la guerra, el terror, nuestros encuentros hablan de cómo soñamos y hacemos revoluciones.
Bueno… tal vez sea mejor que los medios hegemónicos no se enteren y no les importe. Nuestros puentes se están tendiendo sin su mirada atenta, y eso tal vez pueda darnos un respiro.
“Revolución en construcción” es la traducción que encontramos a las palabras originales que pensaron el encuentro en otras lenguas. Podría ser también una traducción “revolución en el hacer”. Porque las revoluciones de las mujeres, se van haciendo al tiempo que se van pensando, que se van sintiendo, que se van inventando. Las mujeres que sentipensamos en clave de revolución, tejemos hilo a hilo nuestros proyectos de cambiar no solo el país en las próximas elecciones, sino el mundo en nuestro bordado cotidiano.
“Revolución en construcción” en tiempos de contrarrevolución fue el encuentro que hilamos en estos días convulsionados por la amenaza del patriarcado que reacciona a la pérdida de sus territorios político culturales, exacerbando el fascismo, el racismo, y todos los modos de violencia ejercidos a lo largo de la historia. Mientras algunos creen que este avance conservador en el mundo requiere de una respuesta basada en la cordura, en el cálculo estricto de las relaciones de fuerza que el poder ha dispuesto desde su hegemonía, las mujeres en revolución revolucionamos esas cuentas, y pensamos que esta crisis civilizatoria que vivimos crea oportunidades para pensar nuevamente los caminos, construyendo nuevos puentes, y despejando la falsa creencia de que podremos ganar jugando con las reglas y los juegos impuestos por el poder. Pensamos también qué es ganar y qué es perder, y nos disponemos a no gastar todas las energías en llorar las derrotas sufridas en ese campo, para fortalecernos en la radicalidad de nuestras experiencias feministas.
Los feminismos populares hemos reinventado en las calles y en las casas nuevos modos de hacer política, y no podemos quedar encorsetadas en las instituciones del sistema de control, dominación y muerte que nos imponen. No las respetamos, y creamos y creemos en nuestros modos autónomos de convivir y de sobrevivir, sin fronteras coloniales, hasta que todas seamos libres.
“Revolución en construcción”. Las mujeres kurdas nos enseñan que es posible, no porque lo escriban en sus manuales, sino porque lo tejen en sus territorios. Confederalismo Democrático, Jineologî, desmontar el patriarcado en nuestras relaciones cotidianas y en nuestros modos de hacer política, desorganizar las violencias, pensar y sentir al mundo en encuentro entre nosotras, respetando y cuidando la naturaleza, rechazando la mercantilización de todas las dimensiones de la vida, descolonizando nuestros sentimientos, nuestros cuerpos y territorios, valorando el lugar del abrazo, de la palabra y del silencio.
Revolución que haciéndose rompe fronteras, tiende puentes, teje alfombras en las que las brujas podemos intentar nuevos modos de volar. Sin magia, pero con la energía colectiva nacida de nuestra memoria, de nuestros saberes ancestrales, y de nuestros diálogos.
El encuentro terminó –casualmente o no- en un nuevo aniversario del último día en que el Che vivía y combatía en una disparidad de fuerzas monumental. Al día siguiente, el 8 de octubre, regresamos a nuestros territorios, donde seguimos guevariando la existencia, con la fuerza renovada en este nacimiento colectivo.
Ahora seguiremos hilando en el sur del mundo, en Trelew, con miles de mujeres llegadas de otras esquinas. Ahí celebraremos nuestras revoluciones invisibles, potentes, que son alimento, oxígeno y agua, para la vida y la libertad de todas.
Jîn Jîyan Azadî, dicen las mujeres kurdas. Y nuestro eco, desde el sur del mundo gritará con ellas Mujer, Vida, Libertad.
FUENTE: Claudia Korol / Kurdistán América Latina