Joey L. es un fotógrafo y director nacido en Canadá, con residencia en Brooklyn, Nueva York. Desde la edad de 18 años, el trabajo de Joey ha sido buscado constantemente por clientes publicitarios prominentes, incluidos National Geographic Channel, el ejército de Estados Unidos, Lavazza -para su calendario 2016-, Canon, Summit Entertainment y muchos otros.
La Prisión Roja
Este documental fue complicado. El autor indicó que casi no llegaron a tiempo para su realización, pero de alguna manera lograron gracias a la Agencia de Metrografía, la Librería Peyk, Vim. y voluntarixs locales. que apenas pudieron dormir.
Todos los ingresos de las ventas impresas y un taller organizado para fotógrafos locales. fueron donados a Heyva Sor a Kurdistanê. Esta es una ONG que trabaja en primera línea. ayudando a los desplazados por la invasión turca de Siria. Estos son valientes trabajadorxs de ayuda, que han sido atacadxs y asesinadxs, pero continúan su valiente trabajo en Rojava y más allá. La pandemia de la Covid-19 está afectando a todas partes, especialmente a las áreas de Kurdistán, que ahora están completamente bloqueadas desde que se filmó el documental. EL realizador pidió donar a Heyva Sor a Kurdistanê, para ayudar a las comunidades de refugiados extremadamente vulnerables que buscan la paz en Kurdistán.
Joey L. escribió: “Cuando la gente me pregunta mis lugares favoritos en la Tierra, normalmente respondo así: la mejor comida está en Etiopía, los mejores sitios históricos están en India, pero las mejores personas están en Kurdistán. Por esa razón, he viajado a Kurdistán como fotógrafo una y otra vez. Esta publicación presenta algunos de mis trabajos más recientes de la región, desde la publicación de mi libro We Came From Fire: Kurdistan’s Armed Struggle Against ISIS (PowerHouse, verano de 2019).
Imágenes de la exposición
Refugiados de Rojava
“Una vez que la exposición se instaló en Amna Suraka –explicó Joey L.-, tuve tiempo de viajar al norte y ver y fotografiar la situación en curso. En el campamento Bardarash, del Kurdistán iraquí, las carpas que alguna vez albergaron a civiles que huían de ISIS ahora albergan a refugiados que huyen de la invasión turca de las regiones kurdas del norte de Siria”.
El fotógrafo recordó: “Después de la repentina orden del presidente estadounidense Donald Trump de que el ejército estadounidense se retirara de Siria, estallaron enfrentamientos entre las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), una vez respaldadas por los estadounidenses, y el Ejército turco junto con sus representantes rebeldes. La invasión ha sumido en una nueva crisis a lo que una vez fue la región más estable en medio de la guerra de Siria. Civiles del Kurdistán sirio han huido de sus hogares por seguridad a través de la frontera en el Kurdistán iraquí. Lo que más temían los desplazados era la limpieza étnica a manos de grupos rebeldes respaldados por Turquía”.
Hawraman
“Una visita a Kurdistán nunca está completa sin una visita a las montañas –asegura Joey L.-. Siempre quise visitar Hawraman, una región pacífica y montañosa ubicada entre las fronteras de Bashur (Kurdistán iraquí) y Rojhelat (Kurdistán iraní). Un contrabandista que trae mercancías entre las fronteras de estos estados nacionales puede decirle que no está haciendo nada ilegal, ya que ambas partes son técnicamente Kurdistán. Los guardias fronterizos iraníes, que esperan en torres a través de las mesetas rocosas, piensan lo contrario, y generalmente disparan a cualquier cruce no autorizado”.
En su relato, el fotógrafo explicó: “Los regímenes van y vienen, pero parece que Hawraman siempre será Hawaraman, un latido distintivo de la cultura kurda, conocida por sus aldeas en capas construidas en laderas rocosas y cadenas montañosas. Las mezquitas comparten el mismo aire de montaña que los templos de las religiones pre-abrahámicas, como la fe de Yarsan. En los pequeños centros de las ciudades que conectan las aldeas, los cafés ahumados sirven desayunos de miel de montaña local, nueces y granadas”.
Slemani
“Nuestro viaje de regreso terminó en Slemani –contó Joey L.- para fotografiar a un aclamado artista kurdo en el estudio de su casa. Las obras de Ismail se han exhibido en todo el mundo, incluidos París, Japón, Nueva York y Londres, pero sigue siendo un tipo muy humilde. Fotografié su retrato frente a una de sus pinturas dinámicas, pero acorté la sesión debido a su salud. Ismail tuvo la amabilidad de regalarme una de sus cinco mil piedras pintadas con figuras humanas, pájaros y peces. Cada piedra representa a las 5.000 víctimas del ataque químico de Halabja, una masacre contra el pueblo kurdo que tuvo lugar el 16 de marzo de 1988”.
El fotógrafo relató que pudo “fotografiar y viajar libremente gracias a Ahmed Najm, de Metrography, que organizó los permisos y una increíble cantidad de apoyo local. Desafortunadamente, debido al devastador brote de Covid-19 y los bloqueos en toda la región, moverse y fotografiar esta área ahora sería casi imposible. Los kurdos incluso se quedaron adentro durante el Newroz, su mayor celebración del equinoccio de primavera. Si la historia nos enseña algo, será que las cosas eventualmente volverán a la normalidad, y los kurdos permanecerán, desafiantes como siempre. Estoy deseando que llegue mi próximo viaje a Kurdistán”.
FUENTE: https://joeyl.com / Amistad Kurdistán / Edición: Kurdistán América Latina