A un año del atentado en Ankara: Una mañana ellos se fueron en el camino hacia la paz

El 10 de octubre del año 2015, a las 10:04 horas, la estación de Ankara sufría uno de los ataques más sangrientos que golpeó la parte continental en la región de Oriente Medio. De acuerdo con cifras oficiales, 101 personas murieron, cientos resultaron heridas. Las señales y el preludio del sangriento ataque pueden remontarse al 7 de junio del mismo año, fecha de la elección que después dio origen a la decisión gubernamental de una política de guerra.

El 7 de junio de 2015 hubo elecciones en Turquía, resultado de tres años de trabajo para resolver el proceso en marcha de deterioro del Estado; y también antes de la creación de las oficinas del Partido Democrático de los Pueblos (HDP) para ir a elecciones y del linchamiento y los ataques se llevaron y se llevan a cabo contra el pueblo kurdo.

El 18 de mayo, las oficinas de HDP en Adana y Mersin fueron atacadas simultáneamente por miembros ISIS: seis personas resultaron heridas en el ataque, hubo fuertes daños a los edificios y el material dentro de ellos. Posterior a esto, el 5 de junio, Orhan Gönder, atacante suicida de ISIS, colocó una bomba en una actividad política del HDP en Amed (Diyarbakir), donde mató a cinco personas e hirió a 400.

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A pesar de todos los ataques y el bloqueo al público el 7 de junio para dirigirse a votar, el HDP logró un resultado del 13,1%, permitiendo el ingreso de 80 diputados al Parlamento. Por lo tanto, el gobernante Partido de la Justicia y Desarrollo (AKP) había perdido la mayoría por primera vez desde 2002.

La alegría y la esperanza por una salida para el pueblo kurdo duraría poco, ya que para reprimir las señales dadas por las elecciones ,el presidente Tayyip Erdogan imputó la renovación de la decisión adoptada por el pueblo, por el cual el 1 de noviembre de 2015 se repetirán las elecciones.

El 19 de julio sucedió el ataque más sangriento en la historia de Suruc. Cientos de jóvenes de la Federación de Juventudes Socialistas(SGDF), que querían ayudar y llevaban juguetes para Kobanê, fueron atacados un suicida de ISIS, Sheikh Abdurrahman Alagöz. 33 jóvenes socialistas perdieron la vida y cientos resultaron heridas. Poco días después del ataque, se encontraron dos políticos muertos en su casa. Y el 24 de julio, aviones de guerra turcos bombardearon las áreas del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). La guerra había comenzado.

En un tiempo muy corto, con las operaciones en las ciudades, las declaraciones de autogobierno de la población kurda y los ataques a las zonas de autonomía, el país entró en un baño de sangre. Contra todos estos ataques, el sábado 10 de octubre de 2015 en Turquía y en el Kurdistán, miles de personas se movilizaron frente de la estación de tren de Ankara bajo el lema: “Contra la guerra, por la paz inmediata, la democracia y el trabajo”.

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Gente feliz gritando consignas; los obreros, los jóvenes, las mujeres… y a las 10.04 se vivió un momento por el cual nunca volveremos a ser los mismo… Gritos, sangre, miembros amputados, gemidos, lágrimas… Y en uno de los peores escenarios, la intervención de la policía contra el pueblo que quería ayudar a los heridos… Un ataque suicida con bomba que se organizó contra 101 obreros, jóvenes, niños; contra las esperanzas de la paz de un país.

De las 101 personas, 77 eran trabajadores de diferentes reparticiones públicas. El atentado fue el 10, pero el Estado sólo emitió un listado de personas sin nombres ni edades ni la función que ejercían el 14 de octubre; dos días después la fiscalía general de Ankara hizo el mismo procedimiento. Hoy sabemos que hubo 101 muertos y al menos dos bombas.

El ataque quiso borrar nombres.El más joven en perder la vida tenía tan solo nueve años, Veysel Atilgan; el más viejo 72 años, Mehmet Şah Esin. 60 de las personas tenían entre 17 y 19 años; 16 eran estudiantes universitarios, 20 estudiantes de colegios secundarios; 28 eran mujeres, 72 eran varones. Entre los muertos había maestros, contadores, funcionarios públicos.

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De los asesinados en el ataque, 73 era de algún sindicato o miembros de un partido. 25 personas pertenecían al HDP, 16 al Partido del Trabajo (EMEP), 12 a la Unión de Trabajadores del Transporte (BTS), siete al Partido Republicano del Pueblo (CHP), cinco de la Unión de Trabajadores de la Construcción, cuatro de la Unión de Trabajadores de Educación y Ciencia (Egitim-Sen), tres de Centros Comunitarios, uno de los miembros de la Asociación Pir Sultan Abdal y un gerente que estaba trabajando. Los funerales se realizaron en 38 ciudades de Turquía y Kurdistán.

Las esperanzas de paz de un país se estaban perdiendo en cada uno de los funerales, mientras que los 101 pasajeros de la paz y la esperanza se estaban despidieron, y el luto nos vestía. Las elecciones del 1 noviembre, la frustración de la destrucción del Kurdistán experimentados en las ciudades, las matanzas; nada fue lo mismo después de ese día. Ahora vemos que hay escombros grandes para una paz quebrada.

Por lo tanto, ¿qué hizo el Estado frente a la matanza más sangrienta que fue llevada a cabo? Estas matanzas podrían evitarse si el Estado quisieran. Desgraciadamente, los documentos que surgieron posteriormente a los ataques eran claros. El atacante de la Estación Ankara, Yunus Emre Alagöz, era hermano del atacante de Suruc, Şeyh Abdurrahman Alagöz. Lo que salió a la luz después de la matanza fue descaradamente aberrante: correspondencias entre los expedientes de investigación entre Yunus Durmaz (uno de los emires de ISIS en Turquía), que fue conseguido por una coincidencia con las huellas dactilares en el vehículo que se realizó de Omer Deniz Durmaz en Ankara y İlhami Ballı (otro emir de ISIS en Turquía); y todo estaba en los expedientes de investigación.

En consecuencia, las instrucciones del ataque dadas a İlhami Ballı se realizaron el 6 de octubre, cuatro días antes. “Permiso de emergencia en espera de obras”, decía en la correspondencia de varias solicitudes. “Nos pide permiso para concentrarse en Ankara. Este fue el pedido más urgente. Me alojé por cuatro días, sin embargo, y vendrá a Turquía para empujar a su hermano mártir”, dice Yunus en su discurso. Sin embargo, otro archivo de documento es sorprendente: 22 días antes de inmolarse en la masacre de Ankara, a pesar de la inteligencia y de la aplicación de la ley a las agencias, el “hombre bomba” de ISIS envió una carta para informar de los ataques; aun así no se habían tomado medidas.

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También se supo que İlhami Ballı dio instrucciones en las masacres de Amed (Diyarbakir) y en Suruc, por sus conversaciones con Yunus Durmaz. Abu Bakr, de 33 años, cuyo nombre en codigo es İlhami Ballı, es conocido por ser el responsable de las tareas de ISIS en Siria. Yunus Durmaz, que era responsable de la masacre de Ankara, murió en una casa de la célula mediante la detonación de las bombas por ellos mismo, el 20 de mayo de 2016, en Dilok (Antep). Posteriormente, las imágenes salieron a la luz y muestran que Durmaz y Orhan Gönder, que era el bombardero de Amed (Diyarbakir), entrar juntos a una reunión en la zona.

Adana, Mersin, Amed (Diyarbakir), Suruc y cientos de muertos y heridos en Ankara; pero todavía no se han tomado medidas contra estas masacres sangrientas. Ninguno de los documentos del expediente Suruc fueron usados para prevenir las otras matanzas que han sucedido hasta octubre de 2016. Si bien este documento es público, aún no se hizo un solo juicio por la matanza de Ankara.

Ningún funcionario público ha sido acusado por la matanza en Ankara, aunque se sabe que la información y documentos están. A un año de la masacre no hay ningún progreso en la causa, las protestas programadas para el aniversario de la masacre de octubre fueron prohibidas por el gobierno, gobierno que apoya abiertamente a partidarios del ISIS, y no toma una sola medida para que haya justicia.

Por un cielo sin sangre, perdida en otro mundo de una utopía igualitaria y pacífica llevada a cabo con la sucesión de hechos desde el 10 de octubre de 2015. Fue el ataque más sangriento en el suelo y eso no es la justicia y eso son los sueños que quedaron sin terminar. Pero la movilización social da esperanza para que se rompa la oscuridad.

Nota: Se usaron archivos del libro “Un Cielo sin sangre”, de Lilek Yılmaz, escritora de Democracia Libertaria. De allí se tomaron los archivos para elaborar el presente artículo.

FUENTE: Reyhan Hacıoğlu (periodista de Ozgur Gundem) para Kurdistan America Latina / Traducción: Lucrecia Fernández