Los ataques a Afrin tienen sus raíces en el sexismo y el racismo anti kurdo

Los hombres se paran sobre dos cuerpos de kurdos mutilados y uno de ellos sostiene su teléfono, invitando a su audiencia a mirar a los “cerdos” que ha dominado.

Su barba áspera: fuera de forma, sus ojos: llenos de odio.

Levanta lentamente la pierna, hace una pausa de milisegundos para recoger su rabia rencorosa, y patea la cabeza de un luchador kurdo. “Allahu Akbar”, dice su compañero mercenario. “Así es como te tratan los muyahidines”, continúa.

Este video fue lanzado hoy en las redes sociales sirias. No es único, es ubicuo.

Desde el comienzo de los ataques de Afrin, que ya han cobrado la vida de cientos de civiles, se han lanzado al público múltiples videos de la misma naturaleza. Los perpetradores casi siempre son afiliados del Ejército Libre Sirio (ELS) apoyado por Turquía y, a veces, miembros del ejército turco. El racismo y la supremacía islamista son siempre evidentes, mientras que el sexismo se hace aún más indudable cuando mutilan el cadáver de una mujer luchadora.

“Entre los islamistas de línea dura, llamar a una persona ‘cerdo’ es describirlos como un apóstata sucio”, dijo Ahmed Shawa, un árabe que trabaja con la Alianza Democrática Nacional Siria, de izquierda, con sede en Afrin, a The Region. “Es el tipo de lenguaje que usaba el Estado Islámico”, asegura.

Los escandalosos videos han causado tal dolor de cabeza a la oposición respaldada por Turquía, que el llamado “Ministerio de Defensa” del gobierno interino sirio publicó una declaración con preocupaciones sobre lo que llamó “la campaña militar humanista y ética para liberar a Afrin de las milicias del PKK/PYD”. “Exigimos la prohibición de dispositivos telefónicos y la prohibición de llevar equipo de cámara personal durante el transcurso de la campaña militar”, dice la declaración que produjeron.

Para comprender las formas en que los crímenes de guerra están plagados de racismo y sexismo, debemos regresar a las revelaciones e inductoras de vómitos de la tortura en la prisión de Abu-Ghraib por parte del personal militar estadounidense estacionado en Iraq. Las imágenes, publicadas en 2003, mostraban cuerpos de hombres apilados uno sobre otro. Fueron acompañados por descripciones vívidas que detallaban el abuso sexual de hombres iraquíes hechos para sentirse afeminados. En un escenario, un hombre de mediana edad fue obligado a usar ropa interior femenina, y como su abusador le preguntó si era un “maricón”, el hombre respondió que solo lo obligaban a usar las prendas impuestas por su propio captor.

En otro escenario, las guardias de las cárceles, colaboradoras en el espectáculo misógino, nacionalista y racista del imperio estadounidense que fue Abu-Ghraib, usaban tinte rojo para hacer sentir a los hombres que sus cuerpos estaban cubiertos de sangre menstrual. El objetivo, como ha señalado el profesor Johanna Bond, era “feminizar al” enemigo árabe.

Hoy, muchos de los hombres árabes alistados en el Ejército Libre Sirio buscan hacer lo mismo con los kurdos de Afrin.

Y al igual que las mujeres de Abu-Ghraib, también lo hacen algunos kurdos, incluidos los guardias de la aldea y los soldados que ayudan a invadir Afrin. En un video de las redes sociales, un hombre posiblemente de origen kurdo golpea y patea a un viejo pastor, exigiendo que revele el paradero de una armería secreta propiedad de las YPG. En un gesto que puede considerarse nada más que hipermasculino, fuma un cigarrillo aparentemente sin inmutarse, mientras el anciano kurdo, de cabello gris, suplica por su vida. El soldado de las fuerzas armadas turcas, que se comunica con el hombre en Kurmanji, finalmente lo envía a las garras del ELS respaldada por Turquía.

Indignados, sin honor, inmundos; estos y otros epítetos han sido arrojados contra los pálidos e inmóviles cadáveres de los combatientes kurdos. En un video, un combatiente que ha sido identificado como Ahmad M. Hanan, según el periodista Mutlu Civiroglu, está rodeado por una turba de yihadistas, que cantan “Allahu Akbar”. La voz de un hombre, o posiblemente un niño, que toma el video , dice: “Tu cerdo, tu perro”, mientras la gente grita cuando se turnan para patear su cabeza. “Vagina de tus hermanas”, gritan. Para subrayar el punto, gritan también: “La vagina de tu hermana y tu honor”.

En cierto modo, las expresiones violentas de estos yihadistas alternan regularmente entre las manifestaciones de piedad religiosa y la ira racista. “Cerdo, perro”, dicen, antes de gritar “Allahu Akbar”. “La vagina de tu hermana… por la gracia de Dios”, dicen.

Para el combatiente turco respaldado por el ELS, el kurdo es un cerdo, es un perro, el kurdo necesita ser conquistado. “Vamos a conquistar a los kurdos”, dice un batallón, haciendo referencia a un verso del Corán en su camino hacia lo que, probablemente, será un baño de sangre. El civil es el enemigo: “Los que huyen están en peligro porque son del PKK. Cuando 15 intentaron escapar sospechamos que eran del PKK”, dijo una persona en otro video. Luego estaba la “liberación de la aldea de Qasal”, al menos de acuerdo con los mercenarios que celebraban la ocupación de una aldea kurda mayoritaria: “Estas son las tiendas de los cerdos… estas son las tiendas de los Kako (término racista para referirse a los kurdos)”.

Lo que más ha molestado es cómo esta rabia racista se proyecta en el cuerpo de la mujer kurda que es asesinada. En un video que ha provocado la indignación del mundo, una combatiente kurda de las YPJ es brutalmente atacada por una letanía de brutales patadas en su cuerpo mutilado. Partes del torso fueron desmembradas del resto de su cuerpo. Un luchador se acerca al cuerpo para posar para la cámara, otros dos hombres debaten sobre su belleza.

“Ella es hermosa…”, anuncia un hombre a su compañero soldado.

La mujer kurda mutilada no solo es un cerdo, según los llamados luchadores del ELS, sino una “cerda”, una mujer que merece que le pisen los senos.

Misoginia, supremacía islamista y racismo: estos son los sentimientos del ejército turco y sus fuerzas del ELS en el intento de limpiar étnicamente a Afrin. La “Operación Rama de Olivo” en su raíz es un asalto a la mujer kurda, porque es la mujer kurda quien representa todo lo que más odian.

FUENTE: The Region / Traducción y edición: Kurdistán América Latina