¿Qué podemos aprender del programa electoral del Partido de la Izquierda Verde?

El Partido de la Izquierda Verde (YSP, por sus siglas originales) de Turquía, a través del cual el Partido Democrático de los Pueblos (HDP) participará en las cruciales elecciones nacionales del próximo mes, ha anunciado su plataforma política. Ya está disponible en línea un resumen de su manifiesto para el proceso político de mayo de 2023, en el que el HDP bien podría desempeñar un papel de rey para desbancar al presidente Erdogan, incluso frente a los esfuerzos por prohibir de plano al propio partido pro-kurdo y a favor de los derechos de las minorías. La declaración incluye un amplio abanico de propuestas optimistas para reformar la sociedad turca desde la base, en ámbitos que van desde la geopolítica a la economía, pasando por la reintroducción de la protección de los derechos fundamentales. En el orden del día figuran la protección de una “seguridad de ingresos básicos” equivalente a dos tercios del salario mínimo mensual para los desempleados, los derechos sindicales, la reforma de las pensiones y las asambleas ecológicas locales.

Algunas de estas políticas pueden encontrar más espacio para ser escuchadas y desarrolladas bajo el Partido Republicano del Pueblo (CHP), que se propone asumir el control general del país con el respaldo del HDP: algunos elementos siguen siendo utópicos dado el clima político general en Turquía, independientemente de cuál sea; otros pueden aplicarse a nivel local, si la represión de los representantes políticos kurdos electos y de los actores progresistas en Turquía disminuyera temporalmente tras una transición de poder. Aún queda mucho por saber, pero una cosa está clara: el camino hacia la reforma política en Turquía es largo y arduo.

Sigue siendo muy posible que el actual presidente Erdogan mantenga el poder en mayo, mediante una combinación de intimidación, represión de la oposición y avivando las llamas bajo los pies de su base de poder nacionalista, en particular incitando a los votantes contra la amenaza de una mayor autonomía kurda. Prueba de ello, es el hecho de que el HDP podría convertirse en el noveno partido pro-kurdo de Turquía en ser ilegalizado sucesivamente, lo que le obligaría a presentar a sus candidatos a través de su hasta ahora oscuro socio de coalición en el YSP.

No es de extrañar que el YSP y el HDP sitúen la reforma política en el centro de su plataforma política. Como indicó el co-portavoz,ÇiğdemKılıçgünUçar: “Estamos dispuestos a redactar una nueva Constitución democrática acorde con la estructura multiidentitaria, multicultural, multiconfesional y multilingüe de Turquía, a redactar una Constitución para toda la sociedad con participación democrática y negociación social”.

Esta reforma de abajo arriba sería realmente necesaria si el bloque pro-democrático liderado por el HDP, que sigue siendo el tercer partido político más grande de Turquía a pesar de la fuerte represión, quiere alcanzar su objetivo declarado de “ortalecer los gobiernos locales basados en la democracia y la representación igualitaria con la voluntad del pueblo participando en los procesos de gestión y toma de decisiones a través de asambleas, consejos municipales, plataformas, organizaciones profesionales y organizaciones democráticas de masas”.

El HDP y los actores políticos y de la sociedad civil que lo acompañan ya habían dado pasos en esta dirección en los distritos del sureste kurdo de Turquía, en los que obtuvieron el control político, sólo para ver cómo sus co-presidentes de distrito eran encarcelados y sustituidos por títeres no elegidos y controlados por el gobierno, y cómo las asambleas locales eran aplastadas por la represión estatal. Aunque el HDP obtenga beneficios electorales, un primer paso debe ser simplemente deshacer estas medidas y presionar para que se libere a los numerosos presos políticos de Turquía.

Resulta revelador que muchas de las propuestas del manifiesto del YSP sean simplemente hacer retroceder errores, medidas represivas y proyectos de vanidad implementados por la enferma administración de Erdogan. El YSP promete devolver a Turquía al redil de la Convención de Estambul sobre la violencia contra las mujeres, de la que Turquía se retiró de forma controvertida en una cruda ilustración del deterioro de la protección de las mujeres; reanudar el diálogo y las negociaciones con el movimiento kurdo por la libertad como las que se llevaron a cabo en 2015-2016; cancelar el controvertido y ampliamente condenado proyecto del Canal de Estambul de Erdogan; y poner fin a las medidas represivas introducidas por el gobierno del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) en virtud de las “leyes del estado de excepción”, utilizadas tras un intento de golpe de Estado en 2016 para aplicar una represión generalizada de los actores políticos y la sociedad civil.

Tales medidas serían sólo un primer paso, que abriría el camino a la conversación pública y la reforma necesarias para impulsar cambios más profundos en la cultura política de Turquía. Tal vez, el YSP siga los pasos del HDP y se convierta en la última fuerza política progresista prohibida. Su manifiesto representa un ideal democrático que las autoridades turcas no han podido reprimir, pero está por verse si estas elecciones anunciarán el ansiado “siglo en el que la cuestión kurda se resuelva mediante negociaciones democráticas y el diálogo entre el Parlamento y los interlocutores” del YSP.

FUENTE: MattBroomfield / Medya News / Traducción y edición: Kurdistán América Latina

Be the first to comment

Leave a Reply

Your email address will not be published.


*