Su imagen se multiplica en marcha y manifestaciones. Cuando el pueblo festeja el Newroz (año nuevo kurdo) en el mes de marzo, los afiches y pancartas tienen su rostro. En las montañas de Kandil, el campesinado que vive en esa zona del norte de Irak no deja de nombrarlo. En esa cadena montañosa, que cruza hacia, Irán se puede escuchar a hombres, mujeres y niños corear su nombre. “Viva el presidente Apo”, entonan bajo el sol abrasador o resistiendo los crudos inviernos de Kandil.
Militante, comandante y teórico, Abdullah Öcalan nació en el seno de una familia campesina el 4 de abril de 1949 en Ömerli, en la provincia de Şanlıurfa, en el Este del Estado turco. En la actualidad es el máximo dirigente del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). Aunque desde hace más de diez años se encuentra preso en la prisión-isla turca de Imaril, Öcalan es el símbolo más fuerte de la lucha de liberación del pueblo kurdo.
Luego de cursar estudios de Ciencias Políticas en la Universidad de Ankara y de trabajar como topógrafo, Öcalan funda el PKK en 1978, junto a un grupo de militantes que luchaban por la liberación del pueblo kurdo en Turquía. Vedada toda instancia política legal para los kurdos (y ante la creciente represión por parte del Estado turco), el PKK decide tomar las armas en 1984. La influencia del Partido de los Trabajadores de Vietnam y del movimiento palestino Al Fatah (con quienes se entrenan militarmente en Líbano) serán los faros para que la guerrilla del PKK comience su accionar y desarrollo político, en un principio en el Kurdistán turco.
Al mismo tiempo que la figura de Öcalan crecía entre el pueblo kurdo la persecución en su contra aumentaba vertiginosamente, impulsada por los sucesivos gobiernos de Turquía, que lo veían (y todavía lo ven) como “el enemigo público número uno”.
Refugiado en Siria durante muchos años durante el gobierno del presidente Hazef Al Assad, en 1998 es expulsado de ese país debido a las presiones de Turquía contra el Ejecutivo sirio. Desde el PKK han explicado que la presencia de Öcalan en Siria fue desequilibrante para entender lo que sucede hoy en día en el norte de ese país, donde la guerrilla junto a los pueblos de diferentes nacionalidades defienden Rojava, y en particular la región de Kobane, asediada por el Estado Islámico y las fuerzas militares turcas. Por primera vez y de forma concreta, en Rojava se aplica el Confederalismo Democrático, ideología elaborada por Öcalan luego de intensos debates dentro del PKK. Desaparecido el campo socialista, la organización reactualizó su política de raíces marxistas-leninistas y definió al Confederalismo Democrático como la guía táctica y estratégica para desarrollar su política.
Expulsado de Siria, Öcalan recorre varios países de Europa buscando ser recibido como refugiado político. Al mismo tiempo, la cacería contra el líder del PKK estaba desatada. Pese a que la Duma (Congreso) de Rusia vota a favor del refugio y el Parlamento griego aprueba un documento invitándolo oficialmente y reconociéndolo como representante de la población del mundo más oprimida, Öcalan es apresado en Kenia (África) durante un operativo conjunto de las fuerzas de seguridad turca, el Mossad israelí y la Central de Inteligencia estadounidense (CIA).
Apresado en la isla de Imrali en Turquía, el 31 de mayo de 1991 comienza el juicio en su contra, en el que se lo acusa de traición.
Conocida la sentencia, la Unión Europea (UE), el Consejo de Europa, el Kremlin, Amnistía Internacional y la ONU, exigen a Ankara que no ejecute la condena. Al mismo tiempo, miles de kurdos y kurdas encabezan masivas movilizaciones rechazando la pena de muerte de Öcalan.
En 2003, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos emite una sentencia condenatoria contra Turquía por no garantizar un juicio imparcial al líder kurdo.
Apresado en Imrali, Öcalan propone en varias oportunidades entablar diálogos de paz con el Estado turco, hechos boicoteados por Turquía. El líder kurdo contempla siete puntos para iniciar las negociaciones: el fin de las operaciones militares contra el pueblo kurdo; el retorno de los refugiados; disolución del cuerpo paramilitar de los Guardianes de las Aldeas; autonomía para la región kurda sin cuestionar las fronteras de Turquía; reconocimiento de los mismos derechos y libertades que los turcos; reconocimiento de la identidad, lengua y culturas kurdas; y libertad religiosa.
En la actualidad, Öcalan puede recibir visitas esporádicas en la isla donde es el único preso político. Desde ese lugar transmite sus palabras al pueblo kurdo, centradas en lograr un acuerdo de paz con Turquía y defender la revolución que se lleva a cabo en Rojava. Y su cara, con gruesos bigotes, sigue presente en cada una de las movilizaciones que realizan los kurdos. “El presidente Apo”, como ellos lo llaman, se ha convertido en un líder indiscutido y, por lo visto, el único capaz de encabezar una paz que canalice los anhelos de autonomía y libertad para el pueblo más grande del mundo que, desde hace décadas, vive sin un Estado propio.