Reflexiones sobre la cultura kurda

Entrevista a Joanna Bocheńska, directora de la Sección de Estudios Kurdos en el Departamento de Estudios Iraníes, en el Instituto de Estudios Orientales de la Universidad Jagellónica (Cracovia).

-En 2018, se publicó tu libro Rediscovering Kurdistan’s Cultures and Identities: The Call of The Cricket (Redescubriendo las culturas e identidades del Kurdistán: La llamada del grillo). Por favor, cuéntanos sobre el propósito principal del libro y lo que te motivó a escribirlo.

-El libro es el resultado de nuestro proyecto de cinco años titulado “¿Cómo hacer audible la voz? Continuidad y cambio de la cultura kurda y de la realidad social en perspectivas poscoloniales”. El proyecto fue financiado por el Centro Nacional de Ciencias de Polonia y su principal propósito era crear un nuevo equipo de investigación. Dio la oportunidad a algunos jóvenes investigadores que querían desarrollar su interés en los estudios kurdos. Dos de los capítulos, de Karol Kaczorowski y Artur Rodziewicz, fueron los resultados de sus proyectos individuales, pero cooperaron con nosotros desde el principio. Exploramos temas muy poco estudiados, como la transformación ética visible en las narrativas modernas kurdas (Joanna Bocheńska), el papel sociopolítico de las instituciones culturales kurdas (Renata Kurpiewska-Korbut), las negociaciones sociales de identidad entre los nuevos migrantes kurdos en Estambul (Kar Kaczorowski), las exploraciones poscoloniales de la Biblia en el contexto kurdo (Marcin Rzepka), factores étnicos y religiosos de la identidad caldeo-asiria en una interfaz con los kurdos en el Kurdistán iraquí (Krzysztof Lalik), y la identidad yazidí entre el mito moderno y antiguo (Artur Rodziewicz). Como pueden ver, estos capítulos tocan diferentes temas, pero también tienen en cuenta otros grupos étnicos y religiosos que residen en el Kurdistán. La perspectiva poscolonial sirvió de paraguas para nosotros, vinculando diferentes temas y enfoques bajo la bandera de “cómo el pueblo kurdo y otras minorías hacen que su voz sea más audible a pesar de la discriminación que enfrentan en Oriente Medio”.

-En América Latina poco sabemos sobre los kurdos, y mucho menos sobre los estudios kurdos. ¿Podrías contarnos un poco sobre el desarrollo de los estudios kurdos en la academia europea?

-Creo que los estudios kurdos son un campo relativamente nuevo, pero al mismo tiempo en desarrollo intensivo. En los últimos años, su desarrollo le debe mucho a los jóvenes académicos kurdos que viven en Europa. Sin embargo, este campo sigue estando dominado por temas políticos. Aunque se justifica por la difícil situación de los kurdos en Oriente Próximo y el interés de los medios de comunicación, centrado en la guerra y los conflictos, da lugar a una imagen muy simplificada de los kurdos. Se les asocia constantemente sólo con guerra y política, lo que suma a su deshumanización. Afortunadamente, la joven generación de investigadores, artistas y activistas kurdos es más consciente de ese peligro, y en la última década trajeron cambios: la cultura kurda y la investigación sobre la cultura kurda recibieron más atención. Sin embargo, todavía hay muy pocos centros académicos que ofrezcan cursos de idioma kurdo y se centren en los estudios kurdos. Creo que esto debería cambiar definitivamente.

-Eres muy activa y formas parte de varios proyectos. Explícanos sobre “Activism and Its Moral and Cultural Foundation: Alternative Citizenship and Women’s Roles in Kurdistan and the Diaspora (ALCITfem), y cómo estudiantes, activistas y académicos de Latinoamérica podrían ser parte de dicho proyecto y hacer contacto con ustedes.

-ALCITfem es un programa de investigación interdisciplinar que tiene sus raíces en los estudios literarios, la antropología cultural, los estudios de género y la sociología. Metodológica y teóricamente, el proyecto combina y conecta humanidades con ciencias sociales a través de la cooperación de los siguientes institutos: la Sección de Estudios Kurdos del Instituto de Estudios Orientales (Facultad de Filología) de la Universidad Jagellónica (Cracovia, Polonia), el Centro de Investigación de Género de la Universidad de Oslo (UiO), el Centro de Estudios Avanzados de población y religión (CASPAR) de la Universidad de Economía de Cracovia (CUE) , el Instituto Fafo de Investigación Laboral y Social en Oslo, y el Museo de Asia y el Pacífico (Varsovia). El programa de subvenciones fue diseñado para apoyar la cooperación polaco-noruega. Se financia con las llamadas Becas Noruegas, operadas por el Centro Nacional de Ciencias de Polonia. Junto con el profesor Wendelmoet Hamelink (UiO), el Dr. Karol Kaczorowski (CUE), el Dr. Dobrosława Wiktor Mach (CUE) y la Dra. Nerina Weiss (Fafo), aprovechamos esta oportunidad para desarrollar la cooperación en los estudios kurdos.

El proyecto se basa en la noción de “ciudadanía alternativa”, que planeamos conceptualizar de mejor manera durante el proyecto. Sin embargo, se centra en las muchas iniciativas kurdas que están animadas por el deseo de ser reconocidos como kurdos y ciudadanos de un Estado. Mientras que los estados oficiales como Turquía, Siria e Irán evitan reconocerlos como ciudadanos con “identidad kurda” que impone la asimilación a la cultura de la mayoría, los kurdos llegan a sus propias ideas de lo que puede ser la ciudadanía kurda “alternativa”. Buscan el apoyo de sus propias redes e instituciones para desarrollar iniciativas sociales y la cultura kurda.

Las ideas “alternativas” kurdas incluyen la independencia, pero no se reducen a ella. Además, implican la cooperación y la coexistencia entre diversos grupos étnicos y religiosos. Ciertamente, las mujeres son una parte inseparable y muy activa de esta realidad “alternativa”. Estudiaremos la ciudadanía alternativa kurda enfocándonos en dos espacios profundamente interrelacionados: el activismo iniciado por las mujeres y sus fundamentos morales y culturales. Esto se investigará en cuatro paquetes de trabajo: la representación de las mujeres en la literatura y el cine kurdos (Joanna Bocheńska); activismo encubierto de mujeres kurdas (Wendelmoet Hamelink); “Haciendo familia” (Karol Kaczorowski, Nerina Weiss), y ecofeminismo (Dobrosława Wiktor-Mach). Por lo tanto, el proyecto se centra tanto en prácticas altamente visibles como en prácticas más discretas y, al mismo tiempo, investiga cómo el activismo está arraigado en las tradiciones culturales y morales.

-Dentro de los estudios kurdos hay un aspecto muy interesante que es la literatura kurda. Cuéntanos sobre la literatura kurda contemporánea, sus temas principales y especialmente la literatura kurda escrita por mujeres.

-La literatura clásica kurda se desarrolló a partir del siglo XIV, y aunque no han sobrevivido muchas obras, algunas de ellas, como el poema “Mem y Zin”, de Ehmedê Xanî, poseen un valor especial para los kurdos y contienen motivos muy interesantes. Mem y Zin fue escrito en dialecto kurmanjî a finales del siglo XVII por Ehmedê Xanî. Hoy en día, es percibida por los kurdos como la primera obra literaria que expresa ideas nacionales kurdas. De hecho, menciona la necesidad del propio reino, pero la atención de Xanî se centra más bien en la cuestión del gobernante justo. Lo que es mucho más interesante, desde mi punto de vista, es que Xanî nos muestra la diferente dimensión del amor, comenzando desde el amor humano entre los personajes principales Mem y Zin, y terminando en el amor y el perdón ilimitados de Dios. Es, ciertamente, una de las pocas (si no única) obras musulmanas clásicas en las que Dios es descrito como Maşûq (Amado) y Aşiq (Amante). Esto significa, que Dios no es percibido como un Todopoderoso distante que debe ser simplemente amado y admirado por los seres humanos. Él puede estar dispuesto a enredarse en el mundo humano, con el fin de amar y perdonar. Percibo esta idea de un Dios Amoroso como verdaderamente revolucionaria para el mundo musulmán del siglo XVII.

La literatura moderna kurda se desarrolla hoy en día en unos pocos dialectos de la lengua kurda: Kurmanjî, sorani, badini o zazaki. También hay autores que escriben en idiomas oficiales de los estados en dónde viven, como turco, árabe y persa, y muchos migrantes kurdos (o la segunda generación de migrantes) escriben en idiomas europeos, como el inglés o el alemán. La literatura moderna kurda no tiene una vida fácil en el Oriente Medio. La lengua kurda fue prohibida en Turquía, Siria y, en gran medida, también en Irak e Irán, y todavía se reconoce como oficial sólo en Irak. Como resultado, muchos kurdos no pueden leer en kurdo. Es más, por ejemplo, en Turquía las librerías generalmente no están abiertas para vender literatura en lengua kurda. A pesar de estos obstáculos, la literatura moderna sigue desarrollándose. Mirando desde la perspectiva de los últimos 20 años, incluso puedo decir que se desarrolla intensamente a pesar de todos los obstáculos.

Los investigadores kurdos indican principalmente que la literatura kurda crea el “Kurdistán imaginado”, en el que se resiste la opresión y la asimilación. Sin embargo, me parece interesante también por otras razones. Mi proyecto anterior analizó las transformaciones éticas de la sociedad kurda retratadas en la literatura, que conceptualizó como “construir la ficción de la dignidad”. Creo que la dignidad, que se convirtió en la base de los derechos humanos, es un invento moderno. No es sólo un concepto, sino una cierta imaginación o ficción que se encuentra detrás de ese concepto. Según mi investigación, la ficción de la dignidad nos proporciona el reconocimiento del valor de la vida con su contexto corpóreo y frágil y el futuro bastante incierto en el cielo o el infierno. Dignidad es una palabra antigua, pero poco a poco ha ido adquiriendo un nuevo significado.

Primero se ha desarrollado dentro de la cultura europea, razón por la cual se vinculó a la cultura y el patrimonio europeos. En otras palabras, la llamada imagen “universal” de un ser humano se vinculó al propio contexto europeo. Sin embargo, si queremos que el mundo sea verdaderamente inclusivo y “poscolonial”, necesitamos ser conscientes y abiertos a los otros contextos de los seres humanos dignos que están arraigados en otras culturas indígenas. Estas culturas pueden ser hoy la inspiración para todos nosotros. Es más, apreciar el valor de la vida adquiere un nuevo sentido y urgencia con respecto a los cambios ambientales que ponen en peligro toda la vida del planeta.

Además, la literatura kurda es una de las principales fuerzas que están detrás de la revitalización de la lengua kurda. Proporciona nuevas palabras necesarias en la vida cotidiana y ofrece un nuevo significado a las ya existentes. Al profundizar en la dimensión psicológica, enriquece no solo la cultura kurda, sino que también ayuda a las personas a expresarse. Por lo tanto, comienza a desafiar a la cultura dominante al proporcionar el vocabulario más moderno que hasta ahora solo existía en las lenguas oficiales. Al utilizar no solo el kurdo estándar, sino también el vocabulario local extraído de las diferentes regiones kurdas, una tendencia visible especialmente entre los autores de la generación más joven, se suma a la documentación lingüística.

Hay bastantes autores kurdos cuyas obras he analizado y me parecen interesantes: Bakhtiyar Ali (algunas de sus novelas han sido traducidas al inglés y al alemán), Sherzad Hassan, Eta Nehayi, Mehmet Uzun, Hesenê Metê, Jan Dost, Helim Yûsîv, o la generación más joven representada, por ejemplo, por Mehemet Dicle. Las mujeres escritoras definitivamente no son tan numerosas como los hombres escritores. Pero ha habido bastantes poetisas interesantes como Jîla, Nahîd y Bahar Hosseini, Kajal Ahmad o Jana Seyda, que dieron forma a las emociones de mujeres y reflexiones sobre temas muy diferentes.

-El cinekurdo, especialmente las narrativas en el cine kurdo, es otro aspecto que me parece muy interesante. De hecho, hay varios festivales de cine kurdo en Europa. Cuéntanos sobre este tema y cómo nosotros, en América Latina, podemos encontrar algunas de las películas.

-Es una buena pregunta. El cine kurdo no es fácil de descubrir. Está disponible durante los festivales y en algunos casos en internet. La pandemia ha abierto los festivales al público global y eso es realmente un avance muy positivo que puede atraer la atención de un nuevo público. Sería muy bueno que las películas exhibidas durante los festivales pudieran estar disponibles por un módico precio (una entrada de cine) durante todo el año. Realmente ayudaría a los kurdos a promover su cultura y llegar a la audiencia mundial.

Hay algunos directores muy conocidos, que hoy son los iconos del cine kurdo, como Yılmaz Güney, Bahman Ghoabdi o Kazım Öz. Ellos establecieron algunos temas e imágenes, que hoy en día se perciben como “exclusivamente kurdos” y que son “citados” y desarrollados por otros directores de cine. Por ejemplo, la escena de pasar las montañas cubiertas de nieve, que aparece por primera vez en Yol, de Yilmaz Güney, ha sido repetida y recreada por Bahman Ghobadi y todavía la descubro aún en algunas películas kurdas nuevas.

Aparte de estos personajes famosos, hay muchos jóvenes cineastas kurdos que hoy en día están descubriendo nuevos temas, tanto en las películas de ficción como en las de no ficción. El último Festival de Cine Kurdo de Londres ofreció una gran oportunidad para ver muchas películas maravillosas. Mi favorito fue el documental de siete minutos titulado Dance of Love, de Mohammed Farajzadeh, que ofreció la nueva visión de la hombría kurda, tan a menudo asociada solo con un héroe valiente que lucha contra la opresión, o simplemente como un macho. En cambio, tuvimos la oportunidad de seguir a un anciano dedicado a su esposa, que sufre de Alzheimer. Para entretenerla, desarrolla sus habilidades artísticas y cubre el interior de la casa con pinturas sofisticadas. Estos siete minutos, en mi opinión, ofrecen más en términos de promoción de la igualdad de género que muchas conferencias largas y libros elaborados. Esta película es también un ejemplo de un tema que se centra en la vida cotidiana de los kurdos, descubriendo muchas actividades fascinantes que nunca hubiéramos conocido. Aparte de esa pequeña historia, hubo múltiples grandes películas que tocaban problemas sociales (por ejemplo, el Santo Pan, de Rahim Zabihi), la persecución, la discriminación y la resistencia del pueblo kurdo (Madre Berfo y Bîr, de Veysi Altay), o traumas históricos (Infierno, de Borhan Ahmadi). Además, fue fascinante descubrir por primera vez algunas películas animadas kurdas, como Shirin y Farhad, de Rahim Karimzadeh, o Wood de Yasin Zahrabi.

Creo que el cine kurdo tendrá mucho que decir en las próximas décadas y espero que pueda atraer la atención mundial sobre la actividad artística kurda, al tiempo que desafía el estereotipo generalizado que retrata a los kurdos simplemente como guerreros o refugiados.

-Tú estudias español, y estás interesada en esta región. Cuéntanos sobre las similitudes entre la lucha kurda y la lucha por el reconocimiento en América Latina. ¿Hay un contacto entre ambas luchas?

-Lo que atrajo mi atención cuando visité por primera vez España, o mejor dicho Catalunya, fue la presencia visible de la “lengua minoritaria”. Pronto descubrí que en el llamado mundo español, incluyendo América Latina, hay un montón de otras lenguas indígenas que se siguen hablando, y lo que es más: en muchos casos llegaron a ser reconocidas como lenguas oficiales. Creo que la cuestión de la lengua minoritaria no es sólo una cuestión de su “supervivencia”, sino que también afecta a la calidad de nuestra existencia. La diversidad cultural y biológica tiene mucho en común, y plantea la cuestión de la disponibilidad de ideas para las generaciones futuras. Me parece muy interesante que la lucha de los kurdos y las minorías latinoamericanas se deba, entre otras cosas, a la lengua, a convertirla en una herramienta de trabajo de la educación y la comunicación modernas, y no solo en el  recuerdo del pasado o para guardarlo en un museo.

Por mi propia experiencia, puedo decir que poder hablar kurdo para un extranjero es muy poderoso, tanto para la comunidad kurda como para el extranjero. Después de haber visto las reacciones muy positivas a mi torpe kurdo, yo misma también me sentí empoderada para aprenderlo. Esta es la razón por la que, creo, que “salvar” las lenguas indígenas no es sólo la tarea de los hablantes nativos, sino también de la comunidad global. No es un acto de misericordia, sino más bien una forma de enriquecer nuestra realidad moderna. A medida que buscamos constantemente la “innovación”, creo que mucho se esconde en los recursos culturales sin explotar en todo el mundo. Es interesante comparar las políticas lingüísticas desarrolladas por los kurdos y los activistas latinoamericanos.

Es más, para muchos autores kurdos la literatura latinoamericana se convirtió en una fuente principal de inspiración. Mehmet Dicle, cuyas historias he traducido al idioma polaco, sugiere que los kurdos y los habitantes de América Latina tienen mucho en común al comparar su realidad social o histórica. Es más, en ambas regiones las tradiciones orales se han convertido en una inspiración para los escritores modernos. Como muchas veces destacó Dicle, su tierra inventada de Asûs comparte alguna característica con el folclore kurdo y el Macondo de Gabriel García Márquez. Esto identifica claramente ciertas inspiraciones y establece vínculos “globales” muy interesantes entre estas realidades también, aparentemente muy distantes. Aprender español era mi sueño cuando leía al chileno Pablo Neruda cuando era adolescente. Ahora, esta idea ha vuelto a mí cuando se inspira en un trasfondo cultural muy diferente y el nuevo interés en el mundo hispanohablante.

-El movimiento feminista en América Latina es muy poderoso y la lucha feminista kurda es también un aspecto muy importante de la identidad nacional moderna kurda. ¿Cuáles son las coincidencias entre ambas luchas? ¿Cómo podemos poner en contacto a ambos movimientos feministas?

-Ciertamente, no soy especialista en la lucha feminista en América Latina, pero me pareció interesante leer sobre Dolores Cacuango, una activista feminista de Ecuador, que inventó y promovió la educación en la lengua kichwa. Las mujeres en Kurdistán también vinculan su actividad feminista con el cuidado de su idioma. En el pasado, había en su mayoría madres o abuelas analfabetas que solo hablaban en kurdo para sus hijos. Hoy en día, muchas mujeres jóvenes coleccionan y publican la tradición oral en su lengua materna, enseñan kurdo en cursos privados, como Zahra Mohammadi en Irán, que recientemente fue condenada a 10 años de prisión por su actividad.

Sin embargo, la tarea principal para las mujeres kurdas, latinoamericanas y muchas otras en todo el mundo, es convertirse en seres humanos dignos que puedan decidir sobre sí mismas y continuar con su vida profesional sin ser elogiadas y marginadas, al mismo tiempo que “madres”. Aunque soy muy respetuosa con aquellas mujeres que decidieron convertirse en madres -me parece que ser madre es el trabajo más difícil-, creo que las mujeres pueden tener muchas cosas interesantes que decir y contribuir al mundo moderno.

-¿Cuál es la importancia de conocer la historia, la cultura y las luchas y desarrollos contemporáneos kurdos para las esferas académicas y políticas de América Latina?

-Creo que la zona kurda, como muchas otras zonas marginadas de nuestro mundo moderno, todavía se percibe a través del prisma de estar “subdesarrollada”, “atrasada”, “necesitada de asistencia y apoyo”. Este es, de hecho, un enfoque muy deshumanizante. Contrariamente a eso, para mí esa área siempre fue una fuente de ideas interesantes y de fortaleza moral. Escuchar a personas que logran organizarse tanto en circunstancias tan difíciles, siempre me ha inspirado. Al mismo tiempo, me encontré con personas que podían reír y bromear conmigo a pesar de que su vida era a menudo muy dura y su pasado lleno de muchos traumas que son difíciles de imaginar.

Creo que la historia kurda y las luchas contemporáneas nos enseñan a ser responsables. Si un grupo de jóvenes que luchan contra ISIS en Rojava (Kurdistán sirio) pueden, al mismo tiempo, construir escuelas y hospitales, desarrollar prácticas ecológicas y organizar festivales culturales y ferias del libro, podemos hacer mucho más para hacer de este mundo un lugar un poco mejor.

FUENTE: Manuel Ferez Gil / Informe Oriente Medio

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