Sakine Cansız, Fidan Doğan y Leyla Saylemez

Sakine Cansız, Fidan Doğan y Leyla Saylemez, 3 mujeres, 3 militantes kurdas, fueron asesinadas en el distrito 10 de París en la noche del 9 al 10 de enero de 2013. Un asesinato patrocinado, con un asesino que la policía no tuvo que buscar muy lejos. Pero hasta hoy, 8 años después, la justicia no ha hecho nada para reparar este crimen.

El asesino murió de cáncer poco después de su crimen. Se revelo su vínculo contrastado con los «servicios de inteligencia turcos (MIT)«, pero no condujo a una investigación seria y exhaustiva por parte de las fuerzas policiales francesas y europeas. Hoy en día, a pesar de un conjunto sólido y establecido de presunciones, el abogado de las tres víctimas y sus partidarios siguen luchando por obtener un examen completo del caso que lleve a la reapertura de un juicio público que incrimine a los verdaderos patrocinadores y, por lo tanto, al principal contratista, el gobierno turco. A modo de recordatorio, en el año de este asesinato en el corazón de París, estaba en el poder un gobierno llamado de izquierda socialista, con un tal Manuel Valls como Ministro del Interior que declaró en ese momento que «las brigadas antiterroristas y anticriminales se movilizaron para arrojar luz sobre este acto totalmente intolerable». Sin embargo, se difundió un innoble rumor de «ajuste de cuentas» en el seno del movimiento kurdo, transmitido durante la investigación y ampliamente sugerido por la Embajada de Turquía en París.

En Turquía se estaba llevando a cabo el llamado «Proceso de Resolución». El dirigente kurdo encarcelado Abdullah Öcalan, que seguía detenido desde 1999 en la isla-prisión de Imralı, había entablado un diálogo de paz. «Öcalan y el gobierno turco han iniciado un proceso de paz, quieren dialogar, pero hay partes que se oponen a la resolución de la cuestión kurda y que desean sabotear el proceso de paz», también se dijo en ese momento. Estas declaraciones vieron desviado su sentido para incriminar al propio movimiento kurdo, como culpable de resolver las divisiones estratégicas por este medio. En resumen, a pesar de la detención de quien llevó a cabo estos tres feminicidios, la confusión se mantuvo voluntariamente para mantener la investigación lejos de los evidentes patrocinadores, que apenas se escondían.

Desde entonces, las investigaciones que implican al MIT en Europa en otros asuntos u operaciones que preparan asesinatos de kurdos han establecido los vínculos y han puesto de relieve los testimonios, revelando claramente la personalidad del asesino de las tres mujeres. Y, sin embargo, el llamamiento a la justicia sigue sin respuesta después de 8 años, con los kurdos de la diáspora y sus partidarios manifestándose cada año en el aniversario de los hechos.

El contexto peculiar de 2020 y los intercambios poco diplomáticos entre el presidente francés y Erdoğan sobre diversas cuestiones podrían haber suscitado la esperanza de que se produjeran algunos avances en este caso, gracias a una mayor voluntad política. Pero tal voluntad está ausente, como sabemos, como lo estuvo bajo el anterior gobierno francés, debido a la política europea hacia Turquía.

Declaración del movimiento kurdo en Francia:

En la noche del 9 al 10 de enero de 2013, las militantes kurdas Sakine Cansız (Sara), Fidan Doğan (Rojbîn) y Leyla Saylemez (Ronahî) fueron retirados sin vida de los locales del Centro de Información del Kurdistán, en París, habiendo sido fríamente asesinadas de varios disparos en la cabeza.

Una serie de pistas reveladas por la investigación, así como documentos publicados en Internet, establecieron que el asesino -Ömer Güney-, detenido unos días después de los hechos, había actuado para los servicios secretos turcos (MIT). Las investigaciones también revelaron innegablemente la pertenencia del asesino a los Lobos Grises, el movimiento fascista turco que el gobierno francés ha decidido prohibir recientemente, considerándolo «particularmente agresivo, por no decir más», a raíz de las manifestaciones extremadamente violentas contra la comunidad armenia.

Sin embargo, al retrasar el juicio sobre el caso, permitiendo que el único acusado muriera de una grave enfermedad el 17 de diciembre de 2016, un mes antes de su juicio, la justicia francesa perdió una oportunidad crucial para llevar finalmente ante la justicia un crimen político cometido en territorio francés.

La promesa del gobierno francés de sacar a la luz todos los hechos relativos a estos asesinatos fue pronto olvidada. Siempre preocupadas por mantener sus relaciones con Turquía, las autoridades francesas ni siquiera tuvieron la decencia de reunirse con las familias de las víctimas o con los representantes de la comunidad kurda.

Y ahora, gracias a la impunidad concedida a estos odiosos crímenes, Francia ha permitido que Erdoğan prosiga su infiltración islamista y fascista en territorio francés, mediante la instrumentalización de las mezquitas, la creación de ramas del AKP y la propagación de la ideología pan-turca. Tantos vectores de una peligrosa intromisión en el interior de Francia, que sólo ahora parece despertar de un largo sueño y empezar a denunciarse.

Sin embargo, al mantener la criminalización de los militantes políticos kurdos mediante medidas judiciales o medidas administrativas absurdas, Francia no hace otra cosa que servir a los intereses del islamo-fascismo turco y reforzar la posición de Erdoğan.

A raíz de una demanda presentada en marzo de 2018 por las familias de las tres militantes kurdas, demanda que se basa principalmente en las revelaciones de los agentes del MIT, se ha encargado a un nuevo juez que estudie el caso. Esperamos que la justicia francesa tenga finalmente el coraje de juzgar y condenar a los patrocinadores de estos asesinatos políticos.

Los asesinatos de Sakine, Fidan y Leyla son la manifestación más vergonzosa de la capacidad de alteración que Erdoğan ha desarrollado en suelo francés, gracias a una política francesa de complacencia.

No basta con prohibir a los Lobos Grises o amenazar a Turquía con sanciones que nunca llegan a cumplirse. Si Francia quiere luchar contra la expansión del fascismo y del islam político turco, debe juzgar ante todo los crímenes cometidos por el régimen turco en su territorio nacional. Éste es el primer paso, uno fundamental, para decir STOP a Erdoğan.

¡ALTO A LA IMPUNIDAD!

Nuestra amiga Zehra Doğan, artista kurda y miembro de un equipo, se ofreció en solidaridad para producir para 2021 un visual que será exhibido y utilizado como bandera para la movilización de enero. Este visual será instalado por la alcaldía del 10º distrito de París. Llamado a ayudar, el equipo de Kedistán contribuyó alegremente, ya que Zehra se encuentra actualmente fuera de Europa. A través de esta contribución, ella deseaba poner su reputación de artista kurda al servicio de esta llamada a la «verdad» y demanda de «justicia» para las tres mujeres asesinadas.

Así pues, contribuye con este dibujo original, realizado en Kurdistán. Y los que pronto leerán la novela gráfica que realizó clandestinamente en la prisión de Amed, y que será publicada a principios de este año por las Ediciones Delcourt, tomarán nota de su profundo apego a Sakine Cansız, en particular, de la que habla abundantemente desde que fue encarcelada y torturada en esta misma siniestra cárcel de Amed, también conocida como Prisión n° 5. Las placas originales fueron exhibidas en la Bienal de Berlín 2020, y serán exhibidas nuevamente en febrero-marzo en el Centro Maxime Gorki, de nuevo en Berlín. Una pequeña piedra adicional, con el fin de sensibilizar al público en general y, en este caso concreto, contribuir a su manera a las movilizaciones de enero.

KEDISTAN – Traducido por Rojava Azadi Madrid

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