Turquía quiere volver a pisar fuerte en Medio Oriente

Turkish President Tayyip Erdogan arrives for a meeting in Istanbul, Turkey, March 5, 2017. Murat Cetinmuhurdar/Presidential Palace/Handout via REUTERS

Entre los pasados días 17 y 19 de julio, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, llevó adelante, junto a una parte de su gabinete, una gira por los países del Golfo Pérsico, más precisamente por Qatar, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos.

La recepción en los distintos Estados de destino contó con la presencia de importantes empresarios locales y miembros de sus respectivos poderes ejecutivos, para finalizar las visitas en una reunión con cada una de las familias reales que gobiernan los países del Golfo.

La presencia de Erdogan en el Golfo no es una mera gira diplomática. El gobierno turco busca en las “petro-monarquías” una suerte de salvavidas para su inestable situación económica y política actual. A continuación, se desarrollarán cinco puntos claves que permitirán entender ¿Qué busca obtener Erdogan en su visita al Golfo?, y ¿qué decisiones diplomáticas deberá tomar para conseguir sus objetivos?   

Una sufrida reelección

A finales del pasado mes de mayo, Erdogan consiguió la reelección en el Ejecutivo turco al imponerse, en segunda vuelta, al opositor Kemal Kilicdaroglu. Si bien Erdogan gobierna Turquía desde hace más de dos décadas -en un principio como primer ministro y luego como presidente- su imagen se ha visto debilitada en los últimos años debido a la creciente inestabilidad en el país, tanto en el escenario internacional como en su política interior, recibiendo fuertes críticas que lo tildan de ser un mandatario populista y antidemocrático.

En este marco, el presidente reelecto venció a su principal opositor con apenas el 52 por ciento de los votos, redondeando una ventaja de cuatro puntos sobre Kilicdaroglu, una diferencia que tiene tanto de escueta como de suficiente para estirar su mandato cinco años más.

Una vez cumplido el primer paso -obtener la reelección-, Erdogan puede poner en marcha su plan de gobierno para enfrentar la situación política que se le presenta a Turquía de cara a su próximo mandato. Haciendo foco principalmente en sus relaciones internacionales y su diplomacia, Turquía emprende tres ejes de desafíos políticos.

En primer lugar, está sobre la mesa su papel e influencia en la OTAN: las decisiones que tome Erdogan en materia militar repercutirán sobre la importancia del ejército turco dentro de la organización, en la que encuentra intereses contrapuestos, como el apoyo a Ucrania o las denuncias frente a la inclusión de Suecia al tratado.

Por otro lado, el segundo eje de la política turca sobre la que debe hacer énfasis Erdogan es relativa a la cuestión de Kurdistán. La relación del gobierno de Erdogan con el pueblo kurdo ha sido tensa y conflictiva: desde la reanudación del conflicto armado al interior del país frente al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), pasando por la represión y las denuncias por violación a los derechos humanos, hasta llegar a otorgarle la denominación de grupo terrorista al PKK, son algunos de los compases que aclaran la postura de la administración Erdogan frente al pueblo kurdo. A partir de la reelección, el gobierno se deberá plantear qué hacer con la representación de los kurdos, cómo integrarlos a la sociedad turca y hasta dónde pueden llegar los desafíos a la autonomía kurda.

Sin embargo, la visita a las naciones del Golfo responde directamente al tercer eje de importancia para la política exterior turca: aumentar la influencia en Medio Oriente. Durante la última década, la postura de una Turquía “europeísta” llevó a un descuido de su influencia en la región de Medio Oriente, perdiendo terreno frente a potencias regionales (o potencias intermedias), como Arabia Saudita. La situación puede ser aún más preocupante para el gobierno de Erdogan cuando se observa el avance diplomático de China sobre la región. Es por esto que, desde Ankara, se busca trazar una hoja de ruta que garantice una mayor participación en los asuntos regionales y promueva los intereses de Turquía en la región.  Aunque la relación entre Turquía y los países del Golfo ha sido complicada en los últimos años, Erdogan está tratando de mejorar y fortalecer estas relaciones a través, por ejemplo, de su reciente viaje. Esto podría ayudar a superar las tensiones y conflictos pasados, y establecer una base más sólida para la cooperación y el diálogo en el futuro.

La profundidad del pozo económico

Según datos del FMI, durante este año 2023, Turquía es el quinto país del mundo con la tasa de inflación más alta; la misma asciende a más del 50 por ciento. En la misma tónica, la tasa de desempleo en el país asciende al 11 por ciento, y el porcentaje de la deuda externa en comparación al PIB es del 35 por ciento. Más allá de la frialdad de los datos, el gobierno turco es consciente de que la necesidad de obtener una estabilidad económica, en el corto plazo, viene de la mano con la capacidad de ejercer influencia sobre la región.

De este modo, cobra sentido la visita de Erdogan a las “petro-monarquías”, en un intento por atraer cuantiosas inversiones en su territorio. La búsqueda de financiación proveniente del Golfo es, a los ojos del gobierno turco, la vía más rápida hacia la estabilidad económica, que se presume necesaria para facilitar el nuevo mandato de Erdogan, y una estrategia para afianzar relaciones bilaterales.

La gira del presidente turco por la región parece haber dado buenos resultados. Desde Turquía, canales oficiales y medios de comunicación han dedicado páginas y páginas a asegurar que se logró la apertura de foros de discusión económica en los tres países visitados. Las fuentes oficiales mencionan, también, que se consiguió la firma de importantes acuerdos de comercio bilateral con cada uno de ellos. Por último, declaran que se espera que las reuniones con las cámaras empresariales de cada uno de los países se traduzcan en grandes inversiones para Turquía. El énfasis en la publicación de los acuerdos, invita a pensar que este viaje estaba realmente arriba en la lista de prioridades de la agenda política turca.

Los acuerdos económicos firmados durante la gira de Erdogan por los países del Golfo se han centrado en varios sectores estratégicos. Según los informes, Erdogan ha buscado inversiones y acuerdos comerciales en sectores como defensa, energía, tecnología e infraestructura.

En cuanto a Defensa Nacional, Turquía ha asegurado fundamentales acuerdos en el sector durante su visita a los países del Golfo. Estos acuerdos podrían incluir la venta de armamento y la cooperación en materia de seguridad. Por su parte, en el sector energético, Erdogan también ha logrado convenios durante su gira. Se presupone que los acuerdos llevarán a inversiones en proyectos de energía renovable y de cooperación en materia de petróleo y gas. Respecto al sector tecnológico, el gobierno turco ha mencionado estar interesado en cooperar con los países del Golfo, es posible que se esté buscando acuerdos en áreas como la inteligencia artificial, la robótica y la tecnología de la información. Por último, relativo a inversiones en infraestructura, se ha llegado a acuerdos en áreas como la construcción de carreteras, puentes y aeropuertos en territorio turco.

Una vez comprendida la situación económica y política a la que se enfrenta el presidente Erdogan en su reelección, es necesario comprender cada una de las visitas de manera diferenciada. La relación de Turquía con Qatar, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos ha sido diferente e individualizada en los últimos años, en la medida en que se expresaba la afinidad política con cada una de las casas reales y sus decisiones en el escenario regional. De este modo, la visita a cada país llevaba consigo los objetivos anteriormente vistos, pero también propuestas y demandas particulares. 

Arabia Saudita: de vecino ruidoso a hermandad histórica

En la primera parada de su viaje, el presidente Erdogan se reunió con el príncipe saudí Mohammed Bin Salman. El mitin resultó en una serie de declaraciones conjuntas entre Ankara y Riad, comprometiéndose a llevar adelante un plan de cooperación estratégica entre ambas naciones en diferentes ámbitos. La clave central de la reunión entre turcos y saudíes fue realzar la imagen de una “hermandad histórica”.

El discurso de la hermandad histórica puede ser considerado una estrategia discursiva por parte del presidente turco. La realidad es que, históricamente, las relaciones entre Turquía y Arabia Saudita han sido complicadas y han fluctuado entre momentos de cooperación y rivalidad. Si bien Arabia Saudita y Turquía han disfrutado de una relación económica amistosa en el último tiempo gracias al comercio, han mantenido una relación más tensa desde el foco de lo político.

Algunos de los principales desacuerdos políticos entre Turquía y Arabia Saudita devienen de sus alianzas en la región, como por ejemplo en el conflicto en Libia, donde Arabia Saudita respaldó al general Haftar, mientras que Turquía validó al Gobierno de Acuerdo Nacional, de Fayez Sarraj. O durante el conflicto en Siria, donde Turquía y Arabia Saudita tuvieron desacuerdos sobre cómo abordar la guerra civil en ese país. Por otro lado, uno de los desacuerdos que Erdogan debió tratar en su última visita en suelo saudí fueron las relaciones con Qatar. En 2017, Arabia Saudita lideró un bloqueo contra Qatar, mientras que Turquía ha mantenido relaciones amistosas con Doha, por lo que entre sus intereses se encuentra construir una cordialidad entre los que podrían ser sus principales acreedores. Más allá de estos temas de disputa, sin dudas el desacuerdo de mayor envergadura entre estas potencias regionales han sido las relaciones con Irán: Turquía ha mantenido relaciones amistosas con la república islámica, mientras que Arabia Saudita -abanderada del sunismo- ha sido el principal rival regional del Irán chiita.

El gobierno turco es consciente que, en sus intenciones de recuperar la influencia sobre la región, deberá acordar con Bin Salman; es por ello que bajo la presidencia de Erdogan, ha habido numerosos intentos por mejorar y fortalecer las relaciones bilaterales entre ambos países. En junio de 2022, Erdogan y el príncipe heredero de Arabia Saudita expresaron su determinación para iniciar una “nueva era de cooperación” durante una visita exprés de Mohammed Bin Salman a Turquía. Ambos líderes hablaron sobre una nueva etapa de diálogo y relaciones bilaterales, lo que indica un esfuerzo por mejorar las relaciones entre los dos países. Al parecer, los objetivos planteados están cada vez más cerca de cumplirse, dado que, además de la fructífera reunión del año pasado, en la última cumbre de julio de 2023, durante la visita de Erdogan a Arabia Saudita, se firmaron varios acuerdos, incluido uno para la compra de drones turcos por parte de Arabia Saudita. De este modo, se demuestra un interés mutuo en fortalecer los lazos económicos y de cooperación entre ambos países.

Qatar: una simbiosis casi perfecta

Otra de las estaciones en el viaje de Erdogan fue Doha, en donde se entrevistó con el emir de Qatar, Tamim Bin Hamad Al Thani. En principio, esta sería la reunión más sencilla en la gira del presidente turco, donde el principal tópico a tratar oscilaría en torno a la inversión qatarí en Turquía para intentar maquillar esos desalentadores indicadores macroeconómicos.

A diferencia del desarrollo diplomático con respecto a los saudíes, la relación histórica entre Turquía y Qatar ha sido amistosa y ha estado signada por la cooperación económica y política. Durante el gobierno de Erdogan, la cordialidad entre ambos países se ha fortalecido aún más, especialmente en términos económicos. La importancia económica de esta relación se debe a que Qatar es uno de los principales inversores en la economía turca, y Turquía es un importante proveedor de bienes y servicios para Qatar.

Así como el bloqueo de Qatar por parte del gobierno saudí, en 2017, fue una cuestión de deterioro en las relaciones bilaterales con la familia Bin Salman; de una manera diametralmente opuesta, significó un fortalecimiento en las relaciones con Qatar. Durante su puesta en vigor, Turquía envió alimentos, agua y medicinas a Qatar, lo que acercó aún más la relación entre ambos países. Además, Turquía estableció una base militar en Qatar, en 2017, entendiéndose como un movimiento para fortalecer la presencia militar turca en la región.

Durante la última visita de Erdogan a Qatar, en julio de 2023, se firmaron varios acuerdos en áreas como turismo, salud, educación y defensa. Estos acuerdos demuestran un interés mutuo en fortalecer los lazos económicos y de cooperación entre ambos países. Además, Erdogan y el emir Al Thani discutieron formas de mejorar la cooperación en áreas como la energía y la inversión.

Por su parte, Qatar recibe apoyo político, cooperación económica, comercio bilateral y, principalmente, cooperación militar a cambio de sus inversiones y su buena relación con Turquía. Estos beneficios han fortalecido la economía de Qatar y han contribuido a su estabilidad y desarrollo en la región del Golfo, gracias a la considerable fuerza de disuasión, que significa tener un apoyo como el ejército turco en Medio Oriente; de este modo se establece una relación casi simbiótica entre ambas naciones, y ambos obtienen lo que necesitan del otro sin resignar grandes recursos.

Emiratos Árabes Unidos: una simpatía a base de billetes

La última parada en la gira del presidente turco por el Golfo Pérsico lo llevó a los Emiratos Árabes Unidos (EAU), donde se reunió con el mandatario Mohamed bin Zayed Al Nahayan. A priori, la reunión parecía recubierta por un halo de incertidumbre, dadas las relaciones entre Turquía y EAU; sin embargo, las autoridades turcas se jactan de haber conseguido llevar adelante un encuentro más que satisfactorio. A raíz de la visita, se firmaron 13 instrumentos de inversión y cooperación en economía, industria pesada, defensa, justicia, energía renovable e industria espacial por valor de 50 mil millones de dólares.

El presunto éxito de la reunión es una victoria que Erdogan viene construyendo desde hace tiempo. La realidad indica que las relaciones entre Turquía y EAU han sido históricamente inestables, con momentos de cooperación, pero con muchos otros de oposición. Durante la presidencia de Erdogan, ha habido sendos intentos de mejorar y fortalecer las relaciones bilaterales entre ambos países, especialmente en términos económicos.

En febrero de 2022, Erdogan hizo su primera visita oficial a Emiratos Árabes Unidos, en busca de cooperación bilateral y, principalmente, de destrabar las tensas relaciones entre ambos países, devenidas de sus posturas sobre los islamistas en la Primavera Árabe de 2011. La Primavera Árabe ha tenido un fuerte impacto en las relaciones entre Turquía y EAU. Durante la misma, Arabia Saudita, EAU y Qatar tuvieron una fuerte disputa en torno al papel regional del Islam político, particularmente de los Hermanos Musulmanes. Esta disputa ha afectado las relaciones entre Ankara y Abu Dhabi, ya que Turquía apoyó a los Hermanos Musulmanes, mientras que EAU ha sido un gran crítico de la organización.

Durante la visita del pasado año 2022, se firmaron acuerdos y memorandos de entendimiento en áreas como el transporte, las tecnologías avanzadas, la defensa y los medios de comunicación. Estos acuerdos demostraron el inicio de un camino de interés mutuo en fortalecer los lazos económicos y de cooperación entre ambos países, que se consolidó durante la reciente reunión de este mes de julio.

Desde la perspectiva de los EAU, al igual que en el caso qatarí, lo que Turquía tiene para ofrecer a estas “petro-monarquías” a cambio de su fidelidad económica, es su presencia militar. A partir de una mirada de política internacional realista, un ejército bastante bien equipado y numeroso -como el turco- es el factor que puede asegurar una estabilidad política en la región a partir de la construcción de un equilibrio de poderes.

En conclusión, desde hace ya unos años, Erdogan ha dado muestras de que la política exterior turca tiene en vistas reorientarse hacia un mayor peso en Medio Oriente, y esta última gira por el Golfo lo confirma. Si bien algunas fuentes no creen en el rotundo éxito de las reuniones que declara el gobierno turco, coinciden en una serie de motivos que lo han llevado a encarar su nuevo mandato presidencial enfocándose en esta región.

Por un lado, la falta de respuestas a su petición de ingresar a la Unión Europea (UE) ha golpeado el orgullo a Erdogan, quien decidió alejar un poco sus recursos de Europa y retomar su presión sobre Oriente. Mientras que, por otro lado, las críticas del mundo occidental, en el que cada vez se lo tilda de autoritario y personalista con mayor frecuencia, producen un desgaste en sus relaciones con algunos gobiernos europeos. Estas son algunas de las causas que inducen al mandatario turco a ver con mejores ojos un futuro político construido a partir de su relación con los países del Golfo. El reto al que se enfrenta Erdogan es un clásico, por el cual han pasado innumerables países: recuperar la estabilidad económica y política -siendo que muchas veces una llega de la mano de la otra-. Por el momento, la vía parece clara: recuperar la influencia en Medio Oriente y obtener altas inversiones por ello. El motivo que tiene el presidente turco para alegrarse es que cuenta con un margen de cinco años para que sus cambios en política exterior hagan efecto. ¿Quién sabe?, quizás una muestra de liderazgo regional en Medio Oriente le abra esas puertas que tanto anhela en Europa.

FUENTE: Emilio Garbino / Escenario Mundial

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