Una canasta de pan para nuestro pueblo no puede faltar

El norte y el este sirio es conocido como el granero de toda Siria, pero ahora estamos viendo falta de trigo en la región.

La ocupación turca de una estación de agua clave está privando a las personas y los campos agrícolas del agua necesaria para la vida, y la ayuda humanitaria no puede llegar a la gente debido a la presión rusa para cerrar los cruces fronterizos necesarios. Además, factores económicos, como las “sanciones César” a Siria impuestas por Estados Unidos, han provocado el colapso de nuestra economía. El colapso económico significa que nuestra región simplemente no puede importar alimentos y agua para cubrir la escasez.

Esta catástrofe no fue inevitable. A pesar del levantamiento civil sirio, la región norte y este del país se mantuvo estable hasta principios de 2018, cuando Turquía decidió aprovechar la confusión de la guerra e invadir nuestra región que antes era pacífica. Una vez que el control del gobierno sirio sobre nuestra región se aflojó, estábamos desarrollando un modelo de gobernanza democrática, a través de la Administración Autónoma del Norte y Este de Siria (AANES), basado en los derechos humanos, la igualdad, los derechos de las mujeres, la descentralización, la convivencia multiétnica y la libertad religiosa. Estábamos organizados de tal manera que pudimos aliarnos con Estados Unidos para expulsar a ISIS de nuestra región. Las invasiones de Turquía fueron en respuesta al prometedor modelo democrático que estábamos construyendo.

La escasez masiva de alimentos de hoy es un resultado directo de la ocupación militar de Turquía. La invasión militar de octubre de 2019 impulsó la ocupación de la estación de agua de Alouk, que atiende a aproximadamente un millón de personas, y a una vasta región al sur y al este de la propia estación.

Una vez que la estación de agua fue capturada, militantes respaldados por Turquía, del llamado Ejército Nacional Sirio (ENS), comenzaron a privar de agua a la región. Han reducido drásticamente el flujo y han cerrado el agua por completo por insignificantes razones políticas, dejando a un millón de personas, incluidos a los niños, sin agua en absoluto.

En un año promedio, nuestra región produce 600.000 toneladas de trigo. Este año, ya estamos viendo rendimientos inferiores a la mitad de esa cantidad.

Además, Turquía ha estado reduciendo el caudal del río Éufrates, haciendo imposible que los agricultores río abajo rieguen sus campos. Debemos presionar a Turquía para que no utilice la privación de agua como arma de guerra.

Los niños han estado muriendo por beber agua contaminada, desesperados por saciar su sed en el calor del verano, que alcanza más de 45 grados. Las precipitaciones inferiores a la media han empeorado la situación. La gente ni siquiera puede recolectar suficiente agua de lluvia para beber, como lo hicieron sus antepasados ​​hace ya mucho tiempo.

Cuando la gente común ni siquiera tiene agua para beber, los agricultores no tienen agua para sus campos. Las cosechas de trigo están fallando.

Las organizaciones de ayuda humanitaria podrían querer brindar asistencia alimentaria a nuestra región. Sin embargo, Rusia se ha asegurado de que nuestra principal frontera (Al Yaroubiah) permanezca cerrada. Los funcionarios rusos quieren asegurarse de que sus aliados en el gobierno sirio retengan el control de los suministros que pasan a Siria, por lo que han vetado las renovaciones de cruces fronterizos vitales por parte del Consejo de Seguridad de la ONU. Han cortado nuestra línea de vida.

En mejores circunstancias, la administración de nuestra región compraría granos y agua para satisfacer las necesidades de nuestra gente. Pero nuestra economía se ha derrumbado, principalmente debido a las sanciones César impuestas a Siria aprobada por el Congreso de Estados Unidos. Los funcionarios estadounidenses pretendían que las sanciones ejercieran presión sobre el gobierno de Bashar Al Assad. Pero para nuestra región, las sanciones resultaron contraproducentes, lo que nos hizo casi imposible llevar suministros a la región, ya sea que los compremos o si una organización desea donarlos. Nuestra moneda ha caído un 750 por ciento desde la segunda mitad de 2019, debido en gran parte a las sanciones César. No podemos simplemente comprar cereales para nuestra gente en los países vecinos.

El resultado de todas estas acciones cometidas por otros países es que nuestro pueblo está pasando hambre y sed.

Si la comunidad internacional desea salvar la vida de nuestro pueblo y poner fin a estas injusticias, debería presionar a Turquía para que establezca un calendario para la retirada de sus fuerzas de su región y cesar su apoyo a las milicias del Ejército Nacional Sirio; pedir a Rusia que vote a favor de la reapertura del paso fronterizo de la ONU de Al Yaroubiah hacia Siria; presionar a los funcionarios estadounidenses para que promulguen una exención a las sanciones César para el norte y el este de Siria; facilitar los flujos de ayuda humanitaria a nuestra región; y reconocer oficialmente a la AANES como parte necesaria de la solución a la crisis siria.

Para que nuestra región siga siendo el granero del pueblo sirio, hacemos un llamamiento a la comunidad internacional para que actúe y así poner fin a la catástrofe humanitaria que se está produciendo en nuestra región.

FUENTE: Sinam Mohamad / Syrian Democratic Times / Traducción y edición: Kurdistán América Latina

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