Abdullah Öcalan comienza su 25° año en prisión

El 15 de febrero, el líder del movimiento de liberación kurdo, Abdullah Öcalan, empecerá su 25° año de encarcelamiento como rehén del Estado turco, en una cárcel de máxima seguridad en la isla-prisión de Imrali.

La captura de Öcalan fue consecuencia de una compleja conspiración internacional destinada no solo complacer al gobierno de Turquía, sino también a obstaculizar salidas, políticas y democráticas, al complejo nudo de intereses y guerras que tienen su epicentro en el Oriente Medio.

Öcalan fue secuestrado por el servicio de inteligencia turco (MIT) en la capital de Kenia, Nairobi, tras salir de la Embajada de Grecia, cuando ya Sudáfrica había aceptado acogerlo como refugiado político, y trasladado ilegalmente a Turquía vía aérea, con conocimiento de todos los gobiernos involucrados.

Öcalan había llegado a Kenia tras un periplo que ilustra bien la complejidad del caso y la importancia de su personalidad política. Tras llegar a Roma, un 12 de noviembre de 1998, en enero del año siguiente tuvo que abandonar de manera obligada Italia, cuyo gobierno estaba presidido entonces por Massimo D’Alema. Ante las negativas de Holanda y Bielorrusia a permitirle la entrada, y en medio de intensas presiones de Turquía y de otros gobiernos occidentales, finalmente Öcalan fue forzado a regresar a Grecia y de allí a Kenia, donde fue secuestrado.

La cárcel de la isla de Imrali fue vaciada para que Öcalan fuese su único preso, hasta que en el 2009 fueron trasladados otros cinco prisioneros. Sometido a un juicio sumarísimo, fue condenado a muerte, una pena que no se cumplió por las intensas gestiones de los gobiernos occidentales, cómplices de su captura, como muestra de su mala conciencia. En cualquier caso, el Estado turco convertirá a Öcalan en un rehén político, consciente también de que cualquier posible solución política de la cuestión kurda pasaba por su influyente liderazgo.

Desde su encarcelamiento, Öcalan ha sido sometido a un aislamiento total. Un aislamiento manejado a su medida por las autoridades turcas de acuerdo a coyunturas políticas y negociaciones, donde el mismo Öcalan es protagonista central y pieza clave. Una muestra de lo anterior es que desde el 2015, cuando colapsaron las negociaciones iniciadas en el 2013 entre el líder kurdo y el gobierno de Recep Tayyip Erdogan, las violaciones y el aislamiento se han acentuado al extremo. Al día de hoy, Öcalan no ha podido ver a sus abogados en los últimos 22 meses, y solo en marzo del 2021 le permitieron hablar por teléfono con su hermano durante tres minutos, mientras que las otras tres personas presas actualmente en Imrali sufren similares condiciones de violaciones de sus derechos y de aislamiento.

Hay serias preocupaciones sobre el estado de salud de Öcalan, que el próximo 4 de abril cumplirá 74 años. A fines de enero de este año, una delegación internacional de abogados y políticos visitó Estambul, Ankara y Diyarbakir, manteniendo encuentros con los abogados de Öcalan, asociaciones de solidaridad con los presos y con representantes del partido HDP (Partido Democrático de los Pueblos), que ha llevado a cabo una vigilia por la justicia durante 32 días, pidiendo al gobierno que permita a los abogados y familiares visitar a los presos en Imrali.

Según los datos publicados por la Dirección General de Prisiones y Centros de Detención de Turquía, en el país hay actualmente 399 instituciones penitenciarias, con una capacidad total para 288.798 personas. Sin embargo, a fecha de diciembre del 2022 se consignaban 336.315 presos, 1.517 de ellos calificados como enfermos, 651 de los cuales graves. Solo entre el 2021 y el 2022 han sido construidos 30 nuevos establecimientos penitenciarios en Turquía.

Este año es importante para Turquía en lo político porque habrá elecciones, generales y presidenciales. El presidente había anunciado los comicios para el 14 de mayo, un adelanto confeccionado a las necesidades del propio mandatario y aun por confirmar por el Parlamento o mediante decreto. De esa fecha a ahora no se habla, después del terrible terremoto del 6 de febrero que ha provocado casi 40 mil muertos y 110 mil heridos, destruyendo 11 provincias.

Sin embargo, la campaña electoral de la coalición de gobierno, el Partido de la Justicia y Desarrollo – AKP (fundado en 2001 y ganador de 6 elecciones generales, desde 2002) y el Movimiento Nacional – MHP (de extrema derecha), había comenzado hace tiempo. A finales del 2022 había en la cárcel 89 periodistas de oposición, y en enero de este año ya han sido detenidos otra docena.

Por otro lado, está abierto un sumario solicitando la ilegalización del partido HDP para antes de los comicios. Mientras tanto, en el propio Parlamento la oficina presidencial ha solicitado al Comité Judicial y Constitucional docenas de mociones para levantar la inmunidad de una cantidad importante de actuales parlamentarios, 18 diputados de tres partidos diferentes, 16 de los cuales por supuesto pertenecen al HDP,

El levantamiento de la inmunidad, con el objetivo del posterior encarcelamiento de los diputados de la oposición, es uno de los medios más utilizados por el Estado turco en los últimos años para eliminar cualquier disidencia política.

Dos diputados elegidos en 2018 ya han sido despojados de sus escaños y encarcelados. De los 65 municipios donde el HDP obtuvo la mayoría en las elecciones municipales del 2019, el gobierno ha intervenido todos menos seis, colocando en su lugar administradores de facto, convirtiendo así el voto de millones personas en papel mojado.

Ante estas constantes, el HDP ha impulsado desde principios del 2022 una coalición de partidos de izquierda, llamada Trabajo y Libertad, junto al Partido de los Trabajadores de Turquía (TIP), el Partido Laborista (EMEP), el Partido del Movimiento Laborista (EHP), el Partido de la Libertad Social (TÖP) y Federación de Consejos Socialistas (SMF), una coalición que pugna por revertir la actual correlación política de Turquía fomentando la democratización del país y una solución dialogada al conflicto kurdo. En su programa político, estos partidos defienden una visión igualitaria, ecologista, democrática y feminista de Turquía, al tiempo que denuncian las prácticas favorables a las empresas, capitalistas, políticas neoliberales y autoritarias que guían a la actual coalición de gobiernos del AKP-MHP.

La Unión Europea (UE) es también cómplice con su silencio y su cooperación, ante la grave y permanente violación de derechos humanos que se cometen en Turquía, como consecuencia de consideraciones geopolíticas y de un abierto y constante chantaje de las autoridades turcas.

Tomando como motivo del 25 aniversario del encarcelamiento de Öcalan y su importancia como líder clave para una salida democrática, tanto en Turquía como en el Medio Oriente, Berria ha ofrecido una serie de entrevistas en exclusiva sobre la actual situación de Öcalan y la realidad política de Turquía y los kurdos en ese país.

FUENTE: Orsola Casagrande / Global Rights / Fecha de publicación original: 17 de febrero de 2023

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