¿Cómo se inscribe la violencia contra las mujeres en las leyes y la sociedad sirias?

La injusticia generalizada persigue a las mujeres sirias durante toda su vida. Las normas culturales y el discurso religioso represivo contribuyen a su violación y discriminación al consagrar la tutela masculina, lo que refuerza el poder y el control de los hombres sobre la vida y las decisiones de las mujeres, alimentando a veces la violencia. Al mismo tiempo, los sistemas legales, políticos y sociales misóginos consolidan el control de los hombres sobre las oportunidades de empleo y, por tanto, sobre los recursos económicos, limitando el potencial emancipador y la posición igualitaria.

La autoridad masculina en los casos y comunidades analizados en este informe se deriva de las convenciones culturales, sociales y religiosas que conforman sistemas que hacen la vista gorda o, peor aún, permiten la violencia contra las mujeres. Una mujer no sólo puede ser víctima de su marido violento, sino que también sufre a manos de su padre, hermano y otros parientes masculinos, incluidos los de la familia extensa como abuelos, tíos y cuñados. La violencia contra la mujer suele ser perpetuada también por otras mujeres, que apoyan la autoridad del hombre y consienten sus abusos. En muchos de estos casos, la violencia se produce dentro del espacio doméstico; sin embargo, las leyes e instituciones discriminatorias suelen proteger a los agresores y privar de derechos a las víctimas cuando esa violencia entra en la esfera pública en comisarías, tribunales y oficinas gubernamentales. En consecuencia, las mujeres sirias que sufren violencia en el hogar tienen pocas leyes e instituciones a las que recurrir en busca de responsabilidad o reparación.

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FUENTE: Syrians for Truth and Justice / Rojava Azadi Madrid

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