A pesar de las condenas a muerte y las detenciones, el levantamiento “Jin, Jiyan, Azadi” (Mujer, Vida, Libertad) continúa en Irán y el Kurdistán Oriental.
Ayer, ciudadanos, ciudadanas y activistas se congregaron frente a la prisión de Rajai, en Karaj, tras conocerse que dos manifestantes, Mohammed Biruxni y Mohammed Qubadlu, iban a ser ejecutados. Los abogados de los dos presos revelaron que habían recurrido la decisión ante el Tribunal Supremo Judicial, y que las ejecuciones debían suspenderse hasta que concluyera el proceso de apelación.
Además, ayer fueron condenados a muerte otros tres manifestantes; uno en Esfehan y otros dos en Baluchistán. Hasta ahora, han sido ejecutadas en Irán cuatro personas por participar en las manifestaciones contra el régimen. Según la organización Iran Human Rights, 109 personas que participaron en las protestas han sido condenadas a muerte y podrían ser ejecutadas en breve.
Aparte, 15 presas que habían iniciado previamente una huelga de hambre para protestar por los malos tratos recibidos en la prisión de Kachoyi, en la ciudad de Karaj, han puesto fin a la protesta porque su estado de salud se ha deteriorado y se les impide reunirse con sus familias.
Continúan las conmemoraciones y las protestas
Los ciudadanos y las ciudadanas bloquearon carreteras y corearon consignas contra el régimen después de que las fuerzas del régimen no permitieran celebrar una ceremonia religiosa por Muhammed Mahdi Keremi y Muhammed Hyseni en el cementerio de Estihar, en Karaj, tres días después de que fueran asesinados por las fuerzas del régimen.
En el pueblo de Melaler en la ciudad de Bokan, en el Kurdistán Oriental, se celebró una conmemoración por Awat Qadirpur 40 días después de que fuera asesinado por las fuerzas del régimen. Los y las asistentes a la ceremonia corearon consignas contra el régimen.
En la ciudad de Sine, numerosas mujeres organizaron una protesta contra el régimen en el monte Awyar.
Además, 10 manifestantes encarcelados en la prisión de Ilam han iniciado una huelga para protestar por la negligencia de las autoridades judiciales en sus casos y la incertidumbre sobre su destino.
En la ciudad de Jawanroud, las fuerzas del régimen han incrementado el control militar y los registros domiciliarios. Numerosos jóvenes fueron detenidos ayer en la ciudad.
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