Erdogan apunta a los “influyentes” kurdos

En un tribunal de las afueras de la capital turca, 108 políticos de la oposición son juzgados por delitos de terrorismo en un caso que podría condicionar las elecciones presidenciales del próximo año.

Si son declarados culpables, cientos de miembros del Partido Democrático de los Pueblos (HDP), cuya base es mayoritariamente kurda, podrían ser inhabilitados para la política, lo que podría sentar las bases para la ilegalización del partido en otro caso en curso en el máximo tribunal turco.

El HDP considera sus batallas judiciales, así como las renovadas amenazas del presidente Recep Tayyip Erdogan, de una ofensiva militar contra los militantes en el norte de Siria, controlado por los kurdos, como una campaña para reducir su voto antes de las elecciones presidenciales y parlamentarias previstas para junio (de 2023) que, según las encuestas, ofrecen a una oposición unificada su mejor oportunidad de llegar al poder en dos décadas.

“El objetivo fundamental es eliminar la tradición política kurda de la política y el fuerte potencial que conlleva para unirse a la dinámica política turca”, declaró en una entrevista Mithat Sancar, copresidente del HDP. “Neutralizar al HDP facilitará la victoria de Erdogan y su bloque”.

Una profunda crisis económica que está reduciendo la clase media turca ha llevado el apoyo al partido conservador Justicia y Desarrollo (AKP) de Erdogan a mínimos históricos. Sin embargo, sigue siendo el partido más grande del país, con cerca de un tercio del respaldo de los votantes, y puede contar con su socio de gobierno de extrema derecha, el Partido del Movimiento Nacionalista (MHP).

Una alianza que incluye a laicos, nacionalistas, islamistas y liberales -pero no al HDP- desafía a Erdogan para poner fin a lo que denomina su gobierno unipersonal. Los seis partidos suman alrededor del 40% de los votos, empatados con el bloque gobernante, pero lejos de la mayoría absoluta necesaria para ganar la presidencia, según la empresa de estudios Metropoll.

Contar con los seis millones o más de votantes del izquierdista HDP, en torno al 12% del electorado, inclinaría la balanza a favor de la oposición.

“Somos decisorios”, dijo Sancar. “El candidato al que apoyemos ganará casi seguro. Si la oposición entabla negociaciones públicas y directas con nosotros y llegamos a un consenso, podemos apoyar a su candidato. Hasta ahora es incapaz de salir del campo de juego nacionalista establecido por el gobierno, y Erdogan no tendrá problemas para derrotar a una oposición que mantiene en su propio terreno”.

Erdogan califica al HDP de “extensión política” del partido armado de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), que lleva cuatro décadas de insurgencia contra el Estado turco. El HDP rechaza esa asociación y afirma que quiere una solución negociada al conflicto. Pero muchos turcos siguen vinculándolo con el PKK, calificado de organización terrorista por la Unión Europea y Estados Unidos.

La principal oposición, aunque participa en conversaciones informales, ha rehuido invitar al HDP a sentarse a la mesa.

Según Berk Esen, de la Universidad Sabanci, un abrazo público podría alienar a los propios votantes nacionalistas de la alianza. “Tras cualquier acción del PKK, el HDP es sistemáticamente criminalizado y arrinconado”, afirmó. Erdogan “tiene ventaja cuando las cuestiones de seguridad están en el debate público, ya que no puede resolver la crisis económica”.

Un atentado en el centro de Estambul el mes pasado en el que murieron seis personas ha reavivado los temores por la seguridad. El gobierno atribuyó el atentado al PKK y a su filial siria, las Unidades de Protección Popular (YPG), que negaron su implicación. El gobierno respondió con ataques aéreos contra los militantes y advirtió de que la próxima ofensiva sería terrestre en Siria. Erdogan ha prometido que “la sangre de las víctimas del atentado de Estambul no quedará en el suelo ni en las urnas”.

Según Özer Sencar, director de Metropoll, la inmensa mayoría de los votantes afirma que su mayor problema es económico, y sólo el 2% menciona el terrorismo como una de sus principales preocupaciones. “La oposición cree que esto significa que los errores económicos de Erdogan le costarán las elecciones, pero su bastión de apoyo asegura que sin el HDP, la oposición no puede tener éxito”.

Tres incursiones anteriores a través de la frontera contra las YPG han enfriado el apoyo de los kurdos conservadores al AKP, que, según Sencar, tradicionalmente atraía a alrededor de un tercio de esos votantes. El retroceso de Erdogan en materia de derechos políticos y culturales de los kurdos, incluido el fracaso de las negociaciones con el PKK en 2015, también han erosionado su apoyo.

La advertencia de Erdogan de que la ciudad fronteriza siria de Kobane estaría en el punto de mira en una nueva operación militar resonó en el juicio masivo de funcionarios del HDP en Sincan. Un tuit de 2014 del partido pidiendo la defensa de Kobane frente a un asalto de ISIS se convirtió en la base de la causa abierta contra él en 2021.

El tuit atrajo a miles de simpatizantes a las calles para protestar por la negativa inicial de Turquía a permitir que llegaran refuerzos a las YPG, y 37 personas, en su mayoría simpatizantes del HDP, murieron en enfrentamientos con la policía. Algunos dirigentes del partido se enfrentan a cadena perpetua por presuntos delitos de homicidio, dirección de una organización terrorista e insultos al Estado turco.

Muchos de los acusados, entre ellos Selahattin Demirtaş, ex líder del HDP que se enfrentó a Erdogan por la presidencia, ya están en la cárcel por condenas anteriores por delitos relacionados con el terrorismo, y testifican a distancia en un sistema de vídeo bidireccional a la cavernosa sala del tribunal, construida dentro de un extenso complejo penitenciario junto a matorrales. Los abogados señalaron que otros problemas para organizar la defensa eran los documentos presentados por la fiscalía, que suman cerca de un millón de páginas, y la falta de fe en un juicio justo antes de las elecciones.

“Estos procedimientos se prepararon con fines políticos”, declaró Gültan Kışanak, ex alcaldesa de la ciudad de Diyarbakir, de 61 años, desde su prisión en una vista reciente. “Es una estafa, una trampa tendida para que no florezca la esperanza de paz”.

En caso de que la saga legal del HDP acabe en prohibición, tiene planes de reformarse bajo un partido diferente con la esperanza de seguir concurriendo a las elecciones del año que viene. “No desapareceremos si nos cierran”, dijo Sancar.

FUENTE: Ayla Jean Yackley  / Financial Times / Fecha de publicación original: 14 de diciembre de 2022 / Traducido por Rojava Azadi Madrid

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