Introducción
Este informe describe los casos, circunstancias e implicaciones de las desapariciones forzadas en Turquía y en el norte de Siria -ocupado por el Estado turco- en el contexto del conflicto turco-kurdo, incorporando datos y opiniones de defensores de los derechos humanos de ambos países.
Se calcula que 1.352 personas han desaparecido en Turquía desde el golpe militar de 1980, según el Centro para la Memoria de la Justicia y la Verdad. La mayoría desaparecieron a mediados de la década de1990. Las víctimas de estas desapariciones forzadas eran a menudo activistas políticos y predominantemente de etnia kurda.
Casi nunca se exigieron responsabilidades a los autores. Los activistas que clamaron por justicia se enfrentaron al acoso judicial y a la brutalidad policial. Esta realidad es un testimonio de la persistencia de la discriminación, la eliminación y el silenciamiento de los kurdos y otras minorías en Turquía, un importante factor de conflicto e inestabilidad en Turquía y los países vecinos.
Pero las desapariciones forzadas relacionadas con el conflicto turco-kurdo no son cosa del pasado, ni ocurren sólo en Turquía. Cuando el norte de Siria se convirtió en el principal punto álgido del conflicto militar entre el gobierno de Turquía y grupos armados kurdos, las desapariciones perpetradas por grupos armados respaldados por Turquía en zonas del norte de Siria bajo control turco se convirtieron en un importante problema de derechos humanos.
Según la Asociación Sinergia para las Víctimas, al parecer han desaparecido más de 1.200 civiles en Afrin, Ras al Ain y Tal Abyad, zonas bajo control turco. A menudo se ataca a las víctimas por su origen étnico kurdo o por su apoyo real o percibido a la Administración Autónoma del Norte y Este de Siria (AANES) y a las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), o por su participación en ellas.
Estos crímenes afectan a sus víctimas inmediatas, a sus familias y a sus comunidades, además de alimentar desplazamientos masivos y conflictos entre grupos kurdos sirios y Turquía a nivel estratégico.
Cualquier futuro acuerdo político y de seguridad entre Turquía y los kurdos sirios tendrá que permitir, como mínimo, que las poblaciones kurdas desplazadas regresen sanas y salvas a sus hogares y tengan una participación justa y representativa en la gobernanza y la seguridad de su región. Esto no será posible sin justicia para las víctimas de desapariciones y garantías significativas de no repetición.
Las medidas humanitarias en torno a las desapariciones en la Siria ocupada por Turquía podrían ser medidas manejables de fomento de la confianza hacia la desescalada. Los pasos políticos hacia una paz duradera y justa entre turcos y kurdos podrían construirse sobre la base de una estrecha acción basada en los derechos humanos que aborde los urgentes puntos álgidos del conflicto en el norte de Siria.
Recomendaciones para los responsables políticos
1- Transmitir pública y privadamente a Turquía que las fuerzas turcas y todos los grupos armados respaldados por Turquía deben:
a) Revelar la suerte de todas las personas que han desaparecido en Turquía en las zonas donde se lanzaron las operaciones militares Rama de Olivo y Primavera de Paz desde que quedaron bajo control turco.
b) Liberar con vida a las víctimas que siguen detenidas, independientemente de su ubicación geográfica o de si están recluidas en instalaciones oficiales o no oficiales.
c) Exigir responsabilidades a todos los autores de desapariciones y abusos conexos, como ejecuciones extrajudiciales, tortura y violencia sexual, y expulsar de las zonas ocupadas tras las operaciones Rama de Olivo y Primavera de la Paz a las personas y entidades implicadas en estas violaciones.
d) Ofrecer garantías significativas y tangibles de no repetición a las familias y comunidades afectadas.
e) Poner fin a todas las represalias contra personas y entidades que documenten desapariciones y otras violaciones de derechos humanos y trabajen para que se haga justicia en estas cuestiones.
2- Seguir utilizando los informes anuales sobre derechos humanos en Turquía y Siria para documentar las condiciones en las zonas ocupadas del norte de Siria, incluidas las desapariciones forzadas. Debe proseguir la amplia colaboración con organizaciones sirias y kurdas que documentan abusos en las zonas donde fueron las operaciones Rama de Olivo y Primavera de Paz.
3- Proporcionar apoyo diverso y estratégico a las organizaciones de la sociedad civil, en particular a las organizaciones dirigidas por kurdos, que trabajan para documentar y exigir justicia por las violaciones de los derechos humanos en el conflicto kurdo de Turquía y, en particular, en sus operaciones militares transfronterizas en el norte de Siria. Dadas las susceptibilidades de aceptar apoyo y financiación internacionales abiertos en algunos contextos, este apoyo puede ofrecerse en asociación con grupos de la sociedad civil, organizaciones internacionales y otras terceras partes. Debería mejorar las capacidades más necesarias de estas organizaciones basándose en sus propias evaluaciones. Debería incluir apoyo sobre cómo acceder a los mecanismos internacionales de justicia, dada la probabilidad extremadamente baja de que las víctimas reciban justicia en el sistema actual de Turquía.
4- Coordinar un mayor apoyo gubernamental y de las ONG a los desplazados internos del norte de Siria desplazados por las operaciones Rama de Olivo y Primavera de Paz. Esto debería incluir tanto apoyo humanitario para satisfacer las necesidades básicas de las comunidades desplazadas en campos de refugiados con escasos recursos como apoyo médico y psicológico especializado para los supervivientes de torturas, violencia sexual y otros abusos en las zonas ocupadas. Estas personas suelen huir a dichos campos infradotados de recursos tras escapar de las zonas de Rama de Olivo y Primavera de Paz, donde no pueden acceder al apoyo especializado que pueden necesitar.
5- Dar pasos concretos hacia procesos internacionales de rendición de cuentas que aborden los agravios de las víctimas en la Siria bajo control turco. Esto debería comenzar con una misión internacional de investigación en las zonas ocupadas por Turquía durante lasoperacionesPrimavera de Paz y Rama de Olivo, y en los campos de desplazados internos del norte de Siria que albergan a comunidades desplazadas por estas operaciones militares. La misión debería incluir representantes de Estados Unidos y de otros gobiernos miembros de la Coalición Internacional contra ISIS, organismos de la ONU y organizaciones de derechos humanos, así como representantes de instituciones del norte y el este de Siria que anteriormente representaban a las regiones ocupadas y ONG con sede en el noreste sirio dedicadas a vigilar las violaciones en estas zonas. Se le debería garantizar un acceso completo a las zonas pertinentes, libre de intervención turca o del Ejército Nacional Sirio (ENS), y garantías de que los sujetos no serán objeto de represalias. Los objetivos de esta misión deberían ser:
a) Documentar de forma exhaustiva y precisa el impacto de las dos incursiones turcas en las comunidades, incluida la documentación de los crímenes de guerra, los crímenes contra la humanidad y los abusos contra los derechos humanos (incluidas las desapariciones, las detenciones arbitrarias, la tortura, la violencia sexual y de género, y el robo de tierras y propiedades), las condiciones de las comunidades desplazadas y sus necesidades humanitarias, y las preferencias y opiniones tanto de las comunidades desplazadas como de las que permanecen en las zonas ocupadas. Esta documentación debería publicarse en forma de informe para informar a los responsables políticos y a la opinión pública.
b) Establecer las bases para la creación de una oficina de quejas con sede en estas regiones bajo supervisión internacional. Esta oficina debe recibir las denuncias de violaciones de derechos de los residentes de estas regiones y hacer un seguimiento con las autoridades locales para garantizar su resolución justa y oportuna. Debe poder garantizar que los denunciantes no sufrirán represalias por registrar violaciones contra ellos.
6- Reevaluar la aplicación de los marcos antiterroristas a la cuestión kurda en Turquía y a los conflictos armados resultantes, así como cualquier otra política que pueda legitimar los pretextos comunes utilizados por Turquía y los grupos respaldados por Turquía para las desapariciones y las justificaciones comunes para la impunidad de las acciones llevadas a cabo por las fuerzas de seguridad en el transcurso del conflicto kurdo.
Para leer el reporte completo (en inglés), click aquí
FUENTE: Meghan Bodette – DalalHassane / KurdishpeaceInstitute / TRaducción y edición: Kurdistán América Latina
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