Kobanê: en el camino del pistacho

En Kobanê, los pistachos se vuelven a cosechar. La Administración Autónoma está promoviendo nuevas cooperativas para producir este precioso y antiguo fruto.

El pistacho tiene una larga e interesante historia. Originario de Medio Oriente, los árboles de este fruto son unos de los más antiguos. La evidencia arqueológica reciente sugiere que los humanos disfrutaban de los pistacho en el año 7000 antes de nuestra Era (a.E.).

Floreciendo en climas cálidos, los pistachos se extienden desde Medio Oriente hasta el Mediterráneo.

La leyenda dice que la reina de Saba decretó los pistachos como un alimento exclusivamente real, llegando incluso a prohibir a los plebeyos cultivar este fruto para uso personal.

Nabucodonosor, el antiguo rey de Babilonia, tenía árboles de pistacho plantados en sus legendarios jardines colgantes.

Y en el siglo I de nuestra Era, el emperador Vitelio introdujo este preciado fruto en su capital, Roma.

Según la leyenda musulmana, el pistacho fue uno de los alimentos traídos a la Tierra por Adam.

El nombre “pistacho” probablemente se deriva de la palabra pistak del antiguo idioma persa.

Los pistachos se mencionan en la Biblia como regalos preciosos llevados de Canaán a Egipto por los hijos de Jacob.

Rojava y la región de Kobanê en particular, siempre ha sido famosa por sus pistachos. La región de Manbij, en el norte de Siria, también produjo estos frutos.

La guerra que estalló en 2011 significó que la población huyera de sus casas y la región de Kobanê no estuvo exenta de este éxodo masivo, cuando en 2014 el Estado Islámico (ISIS) sitió la ciudad y las aldeas circundantes. La gente abandonó sus casas y las Unidades de Defensa del Pueblo (YPG) y las Unidades de Defensa Femeninas (YPJ) defendieron la ciudad a través de una heroica resistencia, con la cual derrotaron a ISIS en enero de 2015.

La gente regresó a la ciudad en ruinas e hizo grandes esfuerzos para reconstruirla mientras que al mismo tiempo intentaba recuperar la producción agrícola. Estas regiones, de hecho, viven principalmente de la agricultura y la ganadería.

Los árboles de pistacho han sufrido mucho en Kobanê, ya que fueron abandonados. Pero durante el último año y medio la producción ha sido retomada.

ANF ​​visitó algunos de los campos de pistachos recién cosechados. Orgullosamente, uno de los agricultores habla de la calidad y el sabor de estos antiguos frutos secos. “Cuando esté completamente maduro –explica-, los pistachos tienen al menos dos centímetros”.

Ahora hay varios jardines de pistachos en Kobanê y las aldeas circundantes. El uso y la distribución están determinados por las cooperativas de productores.

La cosecha puede variar de 10 a 20 o incluso 50 kilos por árbol. En cuanto a la rotación, es posible que algunos de los árboles fuertes y viejos produzcan cada año. Pero, explica el agricultor, parte de los 20.000 árboles en estos campos (alrededor de 8.000) producirán este año, mientras que el resto dará frutos secos en 2019.

El agricultor también explicó que solo usan fertilizantes orgánicos. Y esto a pesar de las dificultades para encontrar buenos fertilizantes debido a la guerra. Los agricultores recogen los frutos a mano.

“Nuestros pistachos –afirmó el agricultor- tienen un sabor diferente y más dulce en comparación con los procedentes de Irán, por ejemplo”.

La Comisión Económica de la Administración Autónoma ha confiado una cuarta parte de los árboles a las cooperativas de familias pobres en las aldeas. Actualmente hay alrededor de 60 trabajadores. El número de productores por cooperativa sería de 10 cada una.

El agricultor explicó que antes de la guerra, los pistachos se vendían casi por completo al régimen y generalmente a un precio muy bajo. Ahora la Administración Autónoma está tratando de impulsar nuevos proyectos y nuevas cooperativas no solo para la producción y el consumo dentro de la región y la Federación Democrática del Norte de Siria, sino posiblemente también en el extranjero.

FUENTE: Nucan Cudi / ANF / Edición: Kurdistán América Latina