La vida de las mujeres en las tierras altas de Hakkari + Video

En las tierras altas de Hakkari, en Bakur (Kurdistán turco), las mujeres deciden por sí mismas. Mientras que los hombres, en su mayoría, se quedan en la ciudad, ellas se trasladan a los pastos de la alta montaña. La vida allí se caracteriza por el trabajo duro, que comienza temprano en la mañana. Algunas de las mujeres trabajan en el hogar, otras en artesanías, algunas en la cría de animales y también en la agricultura.

Así, por un lado, las mujeres en Hakkari dan forma a sus vidas y juegan un papel decisivo en la producción. Con su trabajo se oponen a la crisis económica y al patriarcado. Las mujeres de Hakkari nunca han perdido el contacto con la naturaleza y viven en profunda conexión con las montañas. Incluso en la ciudad, rodeada de altas montañas, difunden el vínculo con la naturaleza.

Zozana Merga Butan (Mergabütan Highland) se encuentra a unos 12 kilómetros del centro de Hakkari. Año tras año, la gente va al lugar a pasar el verano para trabajar en productos agrícolas. Merga Butan, con su belleza natural, agua clara, miles de plantas diferentes y animales salvajes, es una hermosa región donde la gente vive durante unos seis meses. La gente va entre mayo y octubre, y se gana la vida vendiendo los productos naturales que producen y mediante la agricultura de subsistencia. La vida en las tierras altas está dominada por mujeres. Mientras que los hombres suelen trabajar en la ciudad, las mujeres realizan todo el trabajo de la ganadería en la sierra.

“En las tierras altas podemos respirar”

Gülbeyaz Keskin, madre de cuatro hijos, habla sobre cómo la vida en las hermosas tierras altas le da un respiro. Habla de su vida cotidiana, que comienza temprano en la mañana ordeñando a los animales. El yogur y el queso están hechos de esa leche. “A veces la gente viene aquí y nos lo compra. Lo que no podemos vender, lo guardamos para nosotros. Conservamos algo para los meses de invierno”, indicó.

Zübeyde Yetiş, madre de siete hijos, afirma que la vida en las tierras altas es agradable, pero la crisis económica también las está afectando mucho. “Vendemos cinco litros de leche por 150 liras turcas, pero la gente dice que es demasiado caro”, contó Zübeyde, y agregó: “Pero en comparación con el aumento de los costos, es muy barato. Hoy en día, no se puede comprar nada por 150 liras turcas. Deberíamos estar vendiendo estos productos, que producimos en condiciones difíciles día y noche, a un precio más alto, pero la gente no tiene el poder adquisitivo. Estos productos son nuestro único sustento. Alimento a mi familia de 11 personas con estos productos. El dinero ya no tiene valor”.

“La vida en el altiplano es dura, pero hermosa”

Nazime Tunç tiene 11 hijos. Ella ordeña su ganado dos veces al día. “A pesar de lo hermosa que es la vida en las tierras altas, también hay aspectos muy difíciles –aseguró-. Los meses de verano son calurosos y polvorientos, es poco lo que podemos hacer. La vida es dura, pero esta es nuestra vida y tenemos que soportarla. Nuestros abuelos y las abuelas también vivieron esta vida, y nosotros también la vivimos. Este es nuestro trabajo”.

Asiye Özdemir es otra mujer que vive en las tierras altas. Habla de cómo los días en el altiplano son muy parecidos: “La vida en el altiplano es muy linda. Por la crisis ya no puede venir tanta gente como antes, ya que todo es muy caro. Porque los precios de los forrajes, heno, pasto y los gastos para los pastores son muy altos, la gente ya no puede alimentar a sus animales. Primero enviamos a nuestros animales a las montañas. Luego hacemos queso con la leche de ellos. También horneamos pan para nosotras y nuestros hijos. Así es como nuestra vida sigue y sigue. No hay tantos invitados tampoco. El trabajo no es difícil para nosotras, es una vida muy bonita”.

Zeynep Özer describe su vida en las tierras altas de la siguiente manera: “Nos levantamos temprano por la mañana y primero hacemos nuestras oraciones. Luego cuidamos de nuestros animales y los ordeñamos. Hervimos la leche y hacemos yogur y queso. Recomiendo la vida en el altiplano para todos. Es a la vez hermoso y difícil y polvoriento. En otras palabras, tiene lados hermosos y difíciles. Hay mucha paz y tranquilidad aquí. Más precisamente, no tratamos tanto con la gente. No hay chismes aquí. Usted trata con sus animales, con sus hijos. Hago lo que amo. La gente me dice: ‘Vuelve, deja de criar animales nómadas’, pero amo esta vida. He estado haciendo este trabajo durante 24 años. Aquí hago yogur, queso y aceite. La mayoría de la gente de Hakkari viene a comprar los productos aquí. Porque los productos que hacemos aquí son muy naturales. Por eso la gente viene aquí y nos compra todo lo que necesita”.

FUENTE: ANF / Edición: Kurdistán América Latina

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