Nación Democrática: una construcción alternativa contra el sistema de monopolios y Estados-nación (II)

Desde hace más de diez años se está desarrollando una revolución en el norte y este de Siria. Debido a esto, ha cambiado fundamentalmente la vida de todos los habitantes de la región y se han dado grandes pasos hacia la liberación de la mujer. Uno de sus principios básicos es luchar por crear una nación democrática, una alternativa al modelo de Estados-nación capitalistas que se basan en la exclusión, el nacionalismo y la idea de que una religión es mejor que otra. Como alternativa, en Rojava se desarrolla un sistema de autogestión que permite a todos participar en pie de igualdad y comunitariamente, sin asimilar ningún atributo cultural o religioso de los distintos grupos de población. Esta es una parte importante de la resistencia a la política genocida que se ha llevado a cabo contra gran parte de Oriente Medio, especialmente por el Estado fascista turco.

En esta serie de dos partes, presentamos a cuatro mujeres de diferentes orígenes religiosos o étnicos que describen sus experiencias en relación con su transformación personal al participar en las Unidades de Defensa de las Mujeres (YPJ). Esta es la segunda parte de la serie. Para leer la primera parte, click aquí.

III

Me llamo Nûjiyan Amed Serdar. Nací en Shengal en 2001. Tenía dos hermanas y tres hermanos. No fui a la escuela y sólo aprendí a leer más tarde, cuando me uní a las YPJ, porque quería leer los libros de Abdullah Öcalan. Mi familia está unida a su tierra natal. Nuestra tribu se denomina Habbaba. Está muy vinculada a la religión yazidí. Mi familia tenía un enfoque muy dogmático de la religión y no se podía criticar nada. Para mí era una gran contradicción que mi familia estuviera tan vinculada a la religión y al mismo tiempo nos oprimiera tanto. Yo era la mayor de la familia y tenía que ocuparme de las tareas domésticas. Mi familia me preparó para casarme algún día.

Cuando ocurrió el último genocidio de Shengal por el ataque de ISIS, conocí a las fuerzas HPG y YJA Star que venían a ayudar desde las montañas. Me influyó mucho que acudieran en defensa de Shengal y su enfoque de la vida. Su amistad y su forma de vida parecían completamente entregadas a la búsqueda de la libertad. Había dos combatientes, llamados Amed y Nûjiyan, que visitaron a mi familia muchas veces. Su actitud me influyó mucho. Su forma de ser amigos me resultaba muy atractiva. Amed Karawan desempeñó un papel muy importante en la resistencia de Shengal, aunque él fuera turcomano y nosotros yazidíes. Conocía muy bien nuestra cultura y estaba conectado con ella. Por eso lo apreciábamos. A veces decía: “Yo también soy yazidí”. Conocía nuestra religión y vivía con nosotros. Era muy curioso. Decía que era hijo de yazidíes. Cuando hablaba con nosotros siempre estaba bromeando y lleno de alegría por la vida de una manera que me influyó mucho. Decía que sus madres y padres eran como los míos y no se veía a sí mismo diferente de nosotros. Decía que nunca debemos vernos diferentes de los demás. Comprendía perfectamente nuestra cultura, y nuestra gente le quería mucho por sus profundos conocimientos. Lo compartía todo con nosotros. Yo le dije: “¿Por qué vienes aquí y vives nuestra cultura?”. Me contestó que para él no había diferencia, ya que era hijo de esta gente. Entonces pensé que si algún día me convertía en revolucionaria, cumpliría los sueños de Amed de una sociedad libre, justa e igualitaria. Tras su muerte, me prometí a mí misma que algún día cumpliría este sueño. Después de que ocurriera el genocidio y muchos de los nuestros fueran masacrados, decidí unirme a las unidades de autodefensa. Basé mi decisión en mi amor por los pensamientos de Abdullah Öcalan y de los que cayeron en la lucha por defender nuestra patria. Amed y Nûjiyan también dieron sus vidas en esta defensa, y yo quería vengarme por ellos. Se convirtió en mi sueño que un día pudiera ir libremente a visitar Amed, en Bakur.

Me uní a las YPJ el 4 de abril de 2020. Era el cumpleaños de Abdullah Öcalan. Estoy muy contenta de formar parte de las YPJ porque, en nuestra organización, llegas a conocer tu propia personalidad.las  YPJ es también una fuerza militar de mujeres, y aprendes a reconocer cuánta fuerza tienes en realidad. Aprendes sobre la vida y sobre cómo puedes adquirir la fuerza necesaria para vivir una vida correcta. Después de unirme a las fuerzas de autodefensa de las YPJ, analicé las contradicciones que tenía con mi familia. Conocer mejor el pensamiento de Abdullah Öcalan y leer sus libros me ayudó mucho en esto. Por fin entendí por qué mi familia me trataba como lo hacía. En su familia no se quería a las niñas, simplemente se las criaba y se las enviaba lejos. Mi familia había demostrado tener este enfoque. Aunque había asumido una gran responsabilidad en mi familia, nunca me respetaron. Seguían pensando en casarme con alguien y mandarme lejos. Era una gran contradicción para mí. ¿Por qué me trataban así? ¿Por qué consideraban que las mujeres no valían nada? ¿Por qué no veían mis progresos y mis logros? En las YPJ aprendes a luchar contra cosas contra las que no puedes luchar en la sociedad. Además, no luchas sólo con tu grupo, tus amigas o tus compañeras, sino sobre todo contigo misma. He vivido una vida completamente nueva y visto una amistad que nunca antes había visto. Todo ello basado en la filosofía de Abdullah Öcalan. También he reconocido mi fuerza y mi valentía. He observado mi propio progreso y aprendido a valerme por mí misma como mujer. Además, ya no lo esperaba todo de mi entorno. También empecé a entender al enemigo después de haber sobrevivido al genocidio de Shengal. Nuestro enemigo es muy brutal, pero no reconoces realmente su verdadera naturaleza mientras vives en la sociedad [civil]. Después de unirme a las fuerzas de autodefensa, empecé a entenderlo mejor. Mi convicción de buscar venganza también creció.

Cuando empecé a formarme, cambié mucho. En el movimiento, puedes analizar tus raíces y quién eres. Sabes que, como mujer luchadora, te sostienes sobre tus propias piernas y nadie te levantará. Abdullah Öcalan tenía mucha fe en las mujeres que luchaban por la libertad, y yo quería adquirir esa fuerza en mi personalidad.

Nuestro movimiento implica a mucha gente diferente. Mientras yo vivía en la sociedad, como yazidíes estábamos solos. Pensábamos que no podíamos convivir con personas que creían en una religión diferente. No estábamos de acuerdo con nadie que no perteneciera a nuestra propia cultura. Pero si la sociedad ve los pensamientos de Abdullah Öcalan llevados a la práctica, se da cuenta de que todo el mundo quiere una vida libre. Conectados por los pensamientos de Abdullah Öcalan, kurdos, árabes, asirios y muchos otros se han unido. Si no fuera por esto, no habríamos llegado a conocernos. Como yazidíes, antes no podíamos ponernos de acuerdo con los árabes porque, cuando ocurrió el genocidio, los atacantes dijeron que actuaban en nombre del pueblo árabe. Pero en nuestro movimiento conviven personas de todas las naciones. Cada una de esas personas que luchan junto a nosotras nos brinda la oportunidad de aprender que, como naciones o religiones diferentes, podemos vivir juntos, ser amigos y luchar juntos. Si empieza la guerra, por ejemplo, siempre lucharemos juntos, seamos de la nación que seamos, y siempre nos sacrificaremos para recibir una bala con tal de que no hiera a ninguno de nuestros camaradas. La base para que esto sea posible es el pensamiento de Abdullah Öcalan y la fuerza que adquirimos siguiendo las sendas de quienes dieron su vida por esta revolución. Siempre nos esforzamos por poner en práctica sus sueños. Sólo la lucha de quienes nos precedieron ha hecho posible que alcancemos el nivel de organización que tenemos hoy. El proyecto de nación democrática, nuestra vida en común, me ha hecho progresar mucho. Antes, no creía que pudiera vivir con alguien que no fuera yazidí. Pero cuando llegué a las YPJ había compañeras de todos los orígenes, así que empecé a aprender. Estuve con mujeres turcomanas, árabes y asirias. Como conozco mi propia cultura, también debo conocer las culturas de los demás. Porque cuando venimos a las YPJ no venimos sólo por nuestra ciudad, sino por la libertad de las cuatro partes de Kurdistán y del mundo. Así que por esta razón, tengo mucha curiosidad sobre cualquier nación de procedencia de otras compañeras de las YPJ y su cultura. Por eso ahora, esté con quien esté, no veo ninguna dificultad. Quiero conocer a todo el mundo, ya que todo el mundo tiene una historia y una razón para ser como es.

En nuestra sociedad, no tienes la oportunidad de investigar mucho sobre el trasfondo de tu religión o su enfoque hacia los demás. Cuando me uní a las YPJ todo parecía tan interesante ante mis ojos… Abdullah Öcalan, aunque estuviera encarcelado en una prisión de aislamiento, nunca pensó en una sola nación. Pensaba en todos, y ahora sus pensamientos se han extendido por todas partes. Por eso también venimos a las YPJ desde tantos lugares diferentes. Así todas nos desarrollamos. Cuando alguien piensa al revés y ocurre algo malo, dice directamente “esto es por culpa de los kurdos” o “esto es por culpa de los árabes”. Algunos también reniegan de su identidad y no viven de acuerdo con su propia cultura. Por ejemplo, alguien que es árabe diría que es kurda. Esto ocurre porque no entienden la verdad de ser árabe o kurda. A veces las compañeras decían “esta es kurda; no puedo vivir con ella”. Pero cada una debe conocer su nación y su religión, así como las de los demás, para que estas cosas no ocurran. Si aceptamos el pensamiento de Abdullah Öcalan estamos obligados a desarrollarnos en estos ámbitos. Como personas y como movimiento, tenemos que desarrollarnos. Hay que adaptarse a las diferentes religiones y creencias. Cuando aparecen problemas, la razón es que la gente no conoce su propia identidad.

Como yazidí y mujer, el movimiento feminista es muy importante para mí. La lucha por la libertad de las mujeres me ha hecho progresar mucho. Me ayudó a conocer la naturaleza de mi enemigo y a aprender a luchar. Por otra parte, nuestra vida cotidiana como mujeres juntas me da mucha alegría, porque nos estamos organizando como mujeres. Cuando estamos sentadas juntas, quizá riendo y bromeando, veo cuánta fuerza y motivación puedes obtener de nuestra vida en común. En casa tenía pocas amigas porque, en la familia, siempre tenías que participar en las tareas domésticas. En una vida así no ves tu propia fuerza. Cuando llegué a las YPJ conocí mis puntos fuertes. Progresé mucho y aprendí cómo podía ir a luchar, o cómo desempeñar un papel de vanguardia para mi pueblo. Si vives en comunidad y lo compartes todo -comida, trabajo y amistad-, ganas mucho con ello. Al principio, me dije: “¿Cómo podré vivir así?”. Tenía dudas sobre esta vida. Pero cuando vives esta vida, ves que de esta manera puedes luchar contigo misma y vivir el tipo correcto de amistad que conduce a la libertad. Cuando empiezas a entender los pensamientos de Abdullah Öcalan, empiezas a comprender cómo y por qué luchar. Si te instruyes, librarás la lucha correcta. Si no te instruyes, no sabrás cómo vivir esta vida. La vida necesita una gran lucha. Aprendí mucho de esto. ¿Cómo puedo, como mujer, desempeñar un papel en la guerra de autodefensa? Puede que hasta ahora sólo haya participado en operaciones militares, pero incluso asistiendo sólo a una educación y disparando tu primera bala, ves cuánta fuerza te da. Antes no creía que sería capaz de hacer algo así, pero la amistad que compartimos en las YPJ te hace creer que puedes hacer cualquier cosa. He cambiado mucho a través de estas cosas, especialmente como mujer. ¿Cómo se puede luchar también con camaradas masculinos? ¿Cómo se puede construir una amistad fuerte? En la sociedad no se vive tan comunitariamente. Siempre estamos juntas, desde el desayuno hasta la noche. Como mujer y yazidí, considero que la guerrilla femenina es muy inspiradora.

En nuestra sociedad y movimiento, hay una enorme lucha por la libertad de cultura y religión y por una vida en común. Esto es posible gracias a los esfuerzos de Abdullah Öcalan. Durante unos tres años, no hemos tenido ninguna información sobre su situación. El enemigo quiere crear una barrera entre nosotros y sus pensamientos. Pero esto no es posible porque hemos decidido luchar por las ideas de Abdullah Öcalan. Si no tenemos éxito en nuestra lucha, esto también perjudicará a Abdullah Öcalan. Lo que nos hace continuar es nuestra creencia mutua. No importa cuántas veces sea atacada nuestra revolución, siempre encontraremos respuestas. Queremos prepararnos aún mejor como YPJ para defender nuestra patria contra la ocupación. Hay que estudiar muy bien al enemigo y su realidad política. Porque este proyecto, el proyecto de una nación democrática ofrece esperanza para el futuro de la humanidad y merece la pena defenderlo contra cualquier ataque.

IV

Me llamo Sozdar Kobane y nací en 2001 en la ciudad de Sarrin (Sirinê), al sur de Kobane. Mi familia amaba a su patria y estaba unida a ella. Por eso participaron en la revolución del norte y este de Siria. Decidí unirme a las filas de las Fuerzas de la Libertad en 2017. Mi familia no estaba vinculada directamente a ninguna tribu. Somos árabes y nuestra religión es el islam, pero mi familia no está muy vinculada a la religión y es más moderna y abierta. La situación económica de mi familia era normal, ni rica ni especialmente pobre. Vivían de su propio trabajo y esfuerzo. Como crecí lejos del resto de mi familia, sólo con mi abuela, ella tuvo una gran influencia en mí. Apenas vi a mi madre y a mi padre hasta que tuve unos 12 o 13 años, cuando fui por primera vez a quedarme con ellos.

Cuando me fui para quedarme con mi familia, vi muchas cosas en sus vidas con las que no podía estar de acuerdo. Empecé a oponerme a ellas y, al cabo de unos años, me aparté y me uní a las filas de las YPJ. Cuando me uní a las YPJ pude por fin analizar muchas de mis experiencias y empezar a luchar por una vida libre. Sin duda, algunos de nuestros rasgos de personalidad tradicionales o feudales se resisten al cambio. Pero si luchamos por cambiar, lo conseguiremos lentamente, paso a paso. Sobre todo con la educación, cambias con el tiempo. Si te mantienes unida a otras mujeres de las YPJ en los momentos difíciles, tu amistad se hace mucho más fuerte. Si sigues profundizando en tus conocimientos, progresas. Abdullah Öcalan ha creado un proyecto para nosotras, y ahora estamos luchando sobre la base de este proyecto: la nación democrática significa para nosotras que no podemos hacer diferencias entre nosotras. Todas somos iguales. Yo mismo lo he visto, que seamos de la nación que seamos o hablemos la lengua que hablemos, nos unimos en esta lucha. Convivimos con cualquier nación o lengua y luchamos juntas por nuestra patria. Es nuestra responsabilidad aprender las lenguas y culturas de las demás si vivimos juntas. Es cierto que hay muchos problemas, pero los estamos superando. Para nosotras, las dificultades son una posibilidad de progreso, porque cuando luchamos contra ellas, estamos progresando. Primero tenemos que entender muy bien la filosofía de Abdullah Öcalan y luego llevarla a nuestras vidas. Entender estas cosas también significa ponerlas en práctica.

Esta lucha es continua y nos estamos organizando como mujeres para defendernos. Tengo muchos recuerdos, sobre todo de cuando luchamos contra ISIS. Cuando fuimos a la última ofensiva de liberación en Deir Ezzor e ISIS se rindió, por fin habíamos triunfado. Allí estaban las combatientes de las YPJ Gûneş y Amara, de Afrin, que estaban traduciendo. Una mujer se acercó y les pasó un niño en las manos, pero no sabían que ISIS había preparado a ese niño y de repente explotó en medio de ambas mujeres, matándolas a las dos al instante. Combatir a ISIS, liberar a nuestros pueblos fue una lucha que requirió muchos riesgos y sacrificios por nuestra parte. A menudo he convivido durante mucho tiempo con mujeres que más tarde dieron su vida por la revolución. En las YPJ llegamos a conocernos a nosotras mismas, la realidad de las mujeres y cómo podemos luchar en el movimiento. Analizamos la realidad de las mujeres en la sociedad porque hay una gran diferencia en nuestras vidas. Luchamos por la humanidad y por una vida de igualdad y libertad. Espero que todas las mujeres puedan conocer los pensamientos de Abdullah Öcalan. Espero que todas las mujeres puedan amar sus vidas y desarrollar una verdadera amistad con su entorno y una buena relación consigo mismas. Abdullah Öcalan nos ha mostrado el camino correcto, y yo camino en la línea de Zîlan, la línea de la resistencia y la organización de las mujeres. Estamos viviendo una nueva vida. Estamos luchando en este terreno, y resistiremos en este camino.

FUENTE: YPJ Info / Rojava Azadi Madrid

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