ONU y Amnistía Internacional alertan sobre las consecuencias de la invasión turca al norte de Siria

La Subsecretaria General de Asuntos Humanitarios de la ONU, Ursula Mueller, recordó al Consejo de Seguridad que desde el comienzo de las operaciones militares de Turquía en el noreste de Siria se han registrado víctimas “civiles”.

En declaraciones a la prensa, la funcionaria aseveró que “casi 180.000 personas, entre ellas cerca de 80.000 niños, han huido hacia el sur desde las zonas fronterizas entre Turquía y Siria” debido a la invasión militar turca.

Mueller indicó que el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, “ha expresado su grave preocupación por la escalada del conflicto en el noreste, y ha hecho hincapié en que cualquier operación militar debe respetar plenamente el derecho internacional, incluida la Carta de las Naciones Unidas y el derecho internacional humanitario”.

La funcionaria señaló que “los civiles y la infraestructura civil deben ser protegidos. Debe permitirse el acceso seguro, rápido y sin trabas de la asistencia humanitaria para que las Naciones Unidas y otras organizaciones humanitarias puedan llevar a cabo su importante labor”.

“Desde el comienzo de la operación militar de las Fuerzas Armadas de Turquía y grupos armados no estatales aliados en el noreste de Siria a principios de este mes, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos ha recibido informes sobre víctimas civiles y daños a infraestructuras civiles críticas. La operación militar ha afectado gravemente a la situación humanitaria. La ONU ha recibido garantías del gobierno de Turquía de que se está haciendo todo lo posible para garantizar la protección de los civiles y de la infraestructura de la que dependen”, explicó.

Mueller remarcó que “se debe permitir que las personas busquen seguridad y se muevan libremente. La mayoría se refugia con amigos y familiares, otros están en campamentos de desplazados o en refugios colectivos”.

La representante de la ONU apuntó que “el último aumento de las hostilidades en el noreste de Siria agrava una situación humanitaria ya de por sí nefasta”, y añadió que “de los tres millones de personas en el noreste (de Siria), 1,8 millones ya necesitaban algún tipo de ayuda humanitaria incluso antes de los recientes acontecimientos; alrededor de 710.000 fueron desplazados”.

Mueller detalló que antes de la invasión de Turquía, la ONU y sus asociados prestaban asistencia a un promedio de 1,25 millones de personas todos los meses, con el fin de salvar vidas entregando alimentos, refugio, agua, saneamiento, higiene y atención de la salud.

La funcionaria especificó que para satisfacer las necesidades inmediatas, desde el 9 de octubre –fecha en que comenzaron los ataques turcos-, el organismo internacional proporcionó alimentos a más de 286.000 personas en las provincias de Hasake y Raqqa, así como 10 toneladas de medicamentos al hospital nacional de Qamishlo.

“Se están suministrando pertenencias de invierno a los más vulnerables. Continúan los esfuerzos en materia de agua potable, saneamiento e higiene, y se está llevando a cabo una campaña contra la poliomielitis con el apoyo del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia. La Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados, junto con la Organización Internacional para las Migraciones, está apoyando a las personas que llegan a Irak con refugio, artículos básicos de socorro y servicios de protección”, reveló.

Según las estimaciones de la ONU, el Programa Mundial de Alimentos asegura que haya alimentos disponibles para unas 500.000 personas durante un mes. En Qamishlo, la Organización Mundial de la Salud ha almacenado previamente 314.000 tratamientos médicos, incluidos botiquines de trauma, que se distribuirán en los centros médicos de la zona.

Mueller también abordó la cuestión del campamento de Al Hol, donde se encuentran retenidas las familias de los mercenarios del Estado Islámico (ISIS): “Hemos proporcionado actualizaciones periódicas sobre la situación en el campamento, donde residen unas 68.600 personas. El 94% de ellas son mujeres y niños, y el 55% de los niños son menores de 12 años. Su situación es desesperada. Como ha señalado el secretario general, los estados miembros (de la ONU) son los principales responsables de sus propios nacionales”.

Por su parte, Amnistía Internacional (AI) denunció que el gobierno turco pasó los meses previos a la invasión militar al norte y el este de Siria deportando a la fuerza a los refugiados, antes de intentar crear una llamada “zona segura” en el lado sirio de la frontera.

En un nuevo informe titulado Enviado a una zona de guerra: las deportaciones ilegales de refugiados sirios de Turquía, AI explicó que se reunió o habló con refugiados que explicaron que la policía turca los golpeó y amenazó con la firma de documentos que indicaban que pedían regresar a Siria, cuando en realidad Turquía los obligaba a regresar a una zona de guerra poniendo sus vidas en grave peligro.

Anna Shea, investigadora de los derechos de los refugiados y los migrantes en AI, explicó que “la afirmación de Turquía de que los refugiados sirios están optando por regresar directamente pese al conflicto es peligrosa y deshonesta. Más bien, nuestra investigación muestra que las personas están siendo engañadas u obligadas a regresar”.

Shea agregó que “Turquía merece reconocimiento por albergar a más de 3,6 millones de mujeres, hombres y niños sirios durante más de ocho años, pero no puede usar esta generosidad como una excusa para ignorar las leyes nacionales e internacionales al deportar a las personas a una zona de conflicto activa”.

Para Amnistía Internacional, sin estadísticas oficiales es difícil estimar el número de deportaciones forzadas. Pero según las decenas de entrevistas realizadas entre julio y octubre de 2019 para el informe, la organización apuntó que en los últimos meses la cifra probablemente sea de cientos. Las autoridades turcas afirman que un total de 315.000 personas se han ido a Siria de forma totalmente voluntaria, agregó AI. Esto sucede, pese a que es ilegal deportar personas a Siria, ya que las expone a un riesgo real de violaciones graves de los derechos humanos.

“Es escalofriante que el acuerdo de Turquía con Rusia de esta semana acepte el ‘retorno seguro y voluntario’ de los refugiados a una ‘zona segura’ aún no establecida. Los retornos hasta ahora han sido cualquier cosa menos seguros y voluntarios, y muchos otros millones de refugiados sirios están en riesgo”, alertó Anna Shea.

FUENTE: ANF / Edición: Kurdistán América Latina