Por qué “Jîna”: el borrado de las mujeres kurdas y sus políticas en los levantamientos en Irán

En este artículo, Farangis Ghaderi*y Ozlem Goner** reflexionan sobre la invisibilización de las mujeres kurdas y sus políticas en la cobertura mediática del levantamiento de Irán, así como entre aliados en mítines de solidaridad de la diáspora y en expresiones de solidaridad internacional.

El futuro de Irán podría cambiar para siempre por las protestas que comenzaron en septiembre de 2022, provocadas por la muerte bajo custodia policial de Jîna (Mahsa) Amini, una mujer kurda de la ciudad de Saqez, que fue arrestada por llevar el hiyab “inadecuadamente”.

Las protestas han generado una solidaridad nueva e inspiradora entre los iraníes de todas las variantes étnicas, así como una prometedora solidaridad feminista internacionalista. Sin embargo, como mujeres kurdas, nos ha decepcionado profundamente ver que los orígenes kurdos de Jîna son ignorados rutinariamente por los principales medios de comunicación y entre los aliados, en manifestaciones de solidaridad de la diáspora y en expresiones de solidaridad internacional.

En particular, nos enfocamos en tres tipos de borrados que vemos, incluso entre los círculos progresistas y feministas.

El primero se relaciona con las formas en que las personas usan, o no, el nombre “Jîna” y el significado más amplio de tales elecciones.

En segundo lugar, llamamos la atención sobre una falla sistemática en el reconocimiento de los orígenes del eslogan “Mujer, vida libre”, que fue desarrollado por el Movimiento de liberación de las mujeres kurdas, afiliado al Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), contra los Estados y las sociedades coloniales y patriarcales.

El tercero apunta a un desprecio más amplio de la importancia de las luchas y demandas kurdas, tanto dentro como fuera de Irán.

Descartar la identidad kurda de Jîna, minimizar la opresión sistemática y estructural de las minorías étnicas, e ignorar los orígenes del slogan ahora popular “Mujeres, Vida, Libertad”, corre el riesgo de alimentar las divisiones, la desconfianza y el resentimiento entre las poblaciones kurdas. Para empezar, pasar por alto la probable relación del carácter kurdo de Jîna con la violencia fatal a la que fue sometida, revela patrones más profundos de violencia que los kurdos han experimentado en el Irán moderno. En resumen, el carácter kurdo de Jîna es fundamental para comprender la marginación en Irán, y el Medio Oriente en general, y un movimiento feminista que es simultáneamente anticolonial y antiimperialista.

Dí su nombre

Jîna significa “dar vida”. En su tumba están grabadas estas palabras: “Querida Jîna, no morirás, tu nombre será un símbolo”.

El Estado iraní ha negado a las familias kurdas la capacidad de dar nombres kurdos a sus hijos, y es común que muchos tengan dos nombres, un nombre kurdo en casa y un nombre administrativo. El artículo 20 de la Ley de Registro Civil de Irán prohíbe los nombres que “denigren las santidades islámicas, así como los títulos repulsivos y obscenos”. La misma ley faculta al Consejo Supremo de la Organización Nacional para el Registro Civil de Irán a decidir si el nombre elegido está prohibido o no.

Si bien a menudo queda a discreción de las autoridades gubernamentales locales iraníes decidir si un nombre es aceptable o no, la ley se ha utilizado sistemáticamente para negar a las minorías étnicas y religiosas que elijan los nombres de sus hijos. Además, algunos kurdos que viven en Irán desconfiarían de dar un nombre kurdo oficial a sus hijos, ya que podría intensificar la discriminación social y económica si se mudan fuera de las regiones kurdas para recibir educación y empleo. Y dadas las políticas de subdesarrollo colonial de los regímenes iraníes en tales regiones, buscar perspectivas laborales fuera de sus propias comunidades se ha vuelto más necesario para muchos jóvenes kurdos.

En términos más generales, hay una supresión general del idioma kurdo. En un artículo sobre política lingüística y derechos lingüísticos en Kurdistán-Irán, el erudito kurdo Jaffer Sheyholislami señala la prohibición del uso de signos y nombres kurdos en público por parte de algunos departamentos gubernamentales. Cita un memorándum emitido por el Ministerio de Comercio (sucursal de Azerbaiyán Occidental), que establece: “En los lugares públicos, los letreros deben estar en persa (…) y en vallas publicitarias, letreros, ventanas o puertas de lugares y tiendas, solo se debe usar el idioma persa”. El artículo de Sheyholislami cita otro ejemplo, una carta emitida por la Oficina de Dominios Públicos de las Fuerzas de Seguridad (provincia de Fars) a la Oficina de Cultura y Orientación, que declara que el nombre de una empresa en particular no puede ser una palabra no persa. El nombre elegido en este caso por la empresa fue, curiosamente, “Jîna” y la respuesta dice: “Dado que este nombre no es iraní sino kurdo, no está permitido”.

Sin comprender esta historia y lo que significa preferir “Mahsa” a cualquier nombre kurdo, los manifestantes iraníes y sus seguidores en todo el mundo están participando, a sabiendas o sin saberlo, en una especie de borrado.

Por ejemplo, la Asociación Nacional de Estudios de la Mujer de los Estados Unidos emitió un comunicado utilizando solo el nombre “Mahsa” y refiriéndose a ella como una mujer iraní de 22 años, sin referencia a su nombre e identidad kurdos, así como a las luchas de los movimientos kurdos. De manera similar, en su episodio sobre las protestas, los anfitriones de Democracy Now, que generalmente están atentos a los problemas de los grupos oprimidos, se refirieron a Amini sólo como “Mahsa” y mencionaron su nombre kurdo solo de pasada.

La falta de reflexión entre expertos y declaraciones de solidaridad sobre por qué Amini tenía dos nombres, ha sido una oportunidad perdida para reconocer las luchas interseccionales de las mujeres kurdas en Irán.

“Mujer, Vida, Libertad”: más que un slogan

Más allá de ignorar el nombre kurdo de Jîna, muchos analistas, activistas e incluso artistas, dentro y fuera de Irán, minimizan o pasan por alto el significado de décadas de lucha y resistencia kurda, así como el impacto de esta historia en este momento revolucionario actual.

Uno de los ejemplos más claros de esto es la forma en que comentaristas y activistas ignoran los orígenes revolucionarios kurdos del eslogan, que ahora se usa para el movimiento iraní: “Mujeres, Vida, Libertad” o “Jin, Jîyan, Azadî”. Lo que muchos no entienden es que el eslogan fue desarrollado por el Movimiento por la libertad de las mujeres kurdas en Bakur y Rojava, y construido a partir de las teorías de Abdullah Öcalan sobre el papel central de las mujeres en la creación de una sociedad libre.

Quienes analizan las protestas ignoran por completo esta historia y conexión.

Por ejemplo, en una entrevista con BBC Persian, Abbas Milani, profesor de estudios iraníes en la Universidad de Stanford, dio una respuesta intrincada a una pregunta sobre el origen del eslogan sin referencia a los kurdos. Otros comentaristas han sido demasiado vagos sobre la historia de este eslogan o, como Milani, borraron su historia por completo.

Más allá del eslogan en sí, hay otras formas en que la lucha kurda está siendo ignorada o marginada por los manifestantes y quienes los apoyan. Los kurdos constituyen casi el cincuenta por ciento del gran cuerpo de presos políticos de Irán, a pesar de que solo representan entre el diez y el quince por ciento de la población de Irán. La lucha kurda por el reconocimiento y la libertad en Irán es anterior a la República Islámica. El nacionalismo iraní está centrado en los persas, y el borrado y la asimilación de las identidades no persas ha estado en su núcleo. Después de 1979, Kurdistán ha sido testigo de una intensa securitización y militarización. No es casualidad que la respuesta del Estado a los manifestantes kurdos haya sido más dura. Las regiones kurdas han sido escenario de los enfrentamientos más sangrientos y las fuerzas de seguridad han disparado ametralladoras pesadas contra casas de civiles. Y, sin embargo, estos hechos y la historia son ignorados.

Chia Madani, un músico y compositor kurdo, publicó una canción (برای FOR بۆ) en respuesta a la muy popular canción de protesta del cantante iraní Shervin Hajipour, titulada “Baraye” (“Por”), en la que Hajipour utilizó tuits de protesta que comenzaban con la palabra “Baraye” escrita en apoyo de las protestas, una canción que resultó en el arresto de Hajipour por parte de las autoridades iraníes.

En su canción, Madani reconoce las palabras de Hajipour que “convirtieron los dolores de millones en un mensaje volador”, pero ofrece compartir “algunos de sus interminables dolores” sobre la opresión étnica en Irán, que está ausente en la canción de Hajipour, aunque menciona el sufrimiento de los afganos.

Como dice Madani, “perdóname por decir que mis heridas son más antiguas y más profundas que las tuyas/ hay miles de ‘fors’ en mi corazón”.

Madani comienza sus palabras haciendo referencia a Jîna y el borrado de su nombre kurdo en vida y después: “Para Jîna, a quien no se le permitió ni en vida ni después de la muerte, ser llamada por su propio nombre, ni escrita en la historia por eso”; hay canciones de Madani sobre los dolores “invisibles” de kurdos, luros, árabes, baluches; por “siglos de opresión, de sumisión”; “por culturas e identidades enterradas vivas” y por “una lengua encarcelada”.

Diyako Khaleqi también publicó una interpretación kurda de la canción de Hajipour, que hace referencia a la violencia contra los kolbar (*) (1) y “Shin Abad” (2), entre otros. Estos son gritos de un pueblo inaudito para recordar a los compatriotas iraníes sus dolores invisibles, en un momento de solidaridades emergentes.

También ha habido informes de que los kurdos han sido censurados en manifestaciones de solidaridad en la diáspora por izar una bandera kurda u oponerse a la eliminación del nombre/identidad kurda de Jîna.

Un artículo del periódico galés Nation Cymru señaló que a la Asociación Kurda de Gales (KAWA) no se le permitió traer banderas kurdas al Senedd y que “las únicas banderas visibles en las fotos de las manifestaciones son las de la bandera de Irán antes de la revolución islámica de la década de 1970”. Como resultado, los kurdos realizaron sus propias manifestaciones en Cardiff.

Más prometedores aún son los cánticos de protesta en varias partes no kurdas de Irán nunca antes escuchados allí, como “Kurdistán, la luz de Irán” y lemas como “Azerbaiyán está despierto y apoyando a Kurdistán” en ciudades turcas de Irán. Esto demuestra que se está formando una nueva manera de solidaridad entre los que están en las calles. Por ejemplo, los estudiantes universitarios de Tabriz corearon “Jin, Jiyan, Azadî” en kurdo para mostrar su solidaridad con las ciudades kurdas bajo el asedio del Estado. Esta es una señal prometedora de unidad en un país que ha estado profundamente dividido durante mucho tiempo.

Feminismo kurdo y solidaridades feministas

Ver a las mujeres sobre el terreno en Irán, tejiendo tales solidaridades entre diferentes grupos en su resistencia contra el sistema de apartheid de género, es emocionante y prometedor. Sin embargo, sin la debida atención a la marginación de estos diversos grupos, así como a sus luchas por la libertad, las principales representaciones, llamados y declaraciones de solidaridad pueden convertirse en dos tipos de feminismo conservador y esencialista, en lugar de un movimiento feminista progresista y anticolonial, con una agenda de libertad más amplia, cuyos signos están presentes en el territorio.

El primero es un pseudo-feminismo imperialista, que parece apoyar las luchas de las mujeres en el Medio Oriente sin problematizar el papel de los gobiernos e instituciones europeas/norteamericanas en la criminalización y opresión de los pueblos de la región. Si bien es una buena señal que las mujeres en Europa y los Estados Unidos muestren su apoyo a las mujeres en Irán en sus luchas, generan demasiadas preguntas los mensajes de solidaridad en Occidente que silencian las políticas anti-inmigrantes de sus gobiernos y que afectan las vidas de millones de mujeres en Oriente Medio. Por ejemplo, una diputada sueca del Parlamento Europeo, Abir Al-Sahlani, se cortó el pelo en solidaridad con los manifestantes y dijo: “Hasta que las mujeres de Irán sean libres, estaremos con ustedes”.

Mientras pedía acciones concretas por parte del Parlamento Europeo para mostrar su solidaridad, fue muy irónico que Al-Sahlani terminara su discurso con “Mujer, Vida, Libertad”, un eslogan del movimiento de mujeres kurdas, que Suecia decidió criminalizar aún más para apaciguar el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, que ha objetado la entrada de Finlandia y Suecia en la OTAN. En un memorando trilateral, firmado en junio, los gobiernos de Turquía, Finlandia y Suecia, esbozaron un plan para monitorear los movimientos políticos kurdos y pro-kurdos en Finlandia y Suecia.

Este memorándum criminaliza aún más a muchas mujeres kurdas, que han creado activamente mecanismos y procedimientos de igualdad de género en el movimiento kurdo. Por lo tanto, mientras se solidarizan con las protestas en Irán, las feministas occidentales deben oponerse a la criminalización de los Movimientos de libertad por parte de sus gobiernos y de los refugiados que escapan de los mismos regímenes en el Medio Oriente, que reconocen como opresores.

Un segundo tipo de mirada feminista de la que hay que tener cuidado es un feminismo esencialista, con una categoría universal de “mujer” desprovista de capas de opresiones y divisiones de clase, raciales y coloniales. Las mujeres kurdas en Irán se han enfrentado a la marginación religiosa, étnica y de género, y tienen décadas de experiencia en desobediencia civil y activismo. Las mujeres kurdas en el Medio Oriente más amplio, han sido criminalizadas y asesinadas por otros regímenes, ejemplificado por el reciente asesinato de Nagihan Akarsel por parte del Estado turco en Sulaymaniyah, dentro de las fronteras del Gobierno Regional iraquí.

El momento del asesinato de Akarsel es más irónico aún porque, como editora de la revista Jineolojî (3) y miembro del Comité de Jineolojî del Movimiento por la libertad de las mujeres kurdas, participó personalmente en la creación del canto “Jin, Jîyan Azadî”. Si bien el slogan se volvió viral en todo el mundo, hubo un completo silencio en torno a su asesinato.

Para Akarsel y miles de otras mujeres kurdas, la emancipación de la mujer y una revolución hacia una sociedad libre conducida por mujeres, deben ir de la mano. De manera similar a las teorías y métodos inter-seccionales desarrollados por las mujeres negras en los Estados Unidos (4), los movimientos por la libertad de las mujeres kurdas han sido conscientes de que un movimiento feminista que se centra sólo en la “igualdad” de las mujeres o en el “empoderamiento de las mujeres” en sociedades por lo demás racistas, capitalistas y coloniales, no traerá la máxima libertad que todas las mujeres necesitan.

Es por eso que el Movimiento por la Libertad de las Mujeres Kurdas ha organizado instituciones y prácticas autónomas de mujeres, como la autodefensa para luchar simultáneamente contra los estados coloniales y las estructuras y mentalidades patriarcales dentro de sus propias sociedades. Esta concepción de las mujeres que liberan a las sociedades en todas las esferas de la vida, desde los estados patriarcales hasta las ciencias positivistas centradas en los hombres y más, es el núcleo de “Jin, Jîyan, Azadî”.

Para las mujeres kurdas en Irán más específicamente, liderar actividades culturales anti-asimilacionistas, a pesar de los códigos de género y contra la opresión étnica, ya es una lucha inter-seccional. Desempeñando papeles claves en décadas de resistencia y activismo kurdos, las mujeres activistas kurdas han pagado el precio más alto por resistirse a los códigos coloniales y de género del Estado.

Un caso ilustrativo es Zara Mohammadi, profesora de kurdo que vive en Irán y cofundadora de la asociación cultural Nojîn, quien fue sentenciada a cinco años de prisión por enseñar kurdo en 2021. La opresión inter-seccional que estas mujeres resisten a diario, así como sus aspiraciones de libertad, es una lección para una lucha feminista democrática con demandas más amplias de libertad. Como tal, centrar su lucha tiene un potencial emancipatorio para Irán y el Medio Oriente, en general.

Los manifestantes saben que Jîna es kurda y han mostrado una disposición valiente para enfrentar sus propios privilegios y reconocer que el Estado se ha construido sobre la marginación de las mujeres y las minorías étnicas y religiosas.

Llama a Jîna por su nombre kurdo y recuerda la lucha detrás del lema “Mujer, Vida, Libertad”. Es un acto vital de reconocimiento, así como un llamado a un movimiento feminista inter-seccional que sea simultáneamente antirracista y anticolonial.

Notas:

*Kolbar significa literalmente “el que lleva una carga en la espalda”, pero se usa comúnmente para referirse a un “comerciante transfronterizo”.

(1) Según la Organización de Derechos Humanos de Hengaw, en 2019, “al menos 74 kolbar kurdos fueron asesinados en las fronteras y carreteras de Kurdistán, y 174 resultaron heridos. De los muertos, 50 fueron disparados directamente por las fuerzas de seguridad y los guardias fronterizos, 23 perdieron la vida después de caer de la montaña, avalanchas y morir congelados, y uno murió cuando explotó una mina terrestre. De los heridos, 144 fueron heridos directamente por las fuerzas de seguridad”.

(2) Shin Abades es un pueblo kurdo en Piran Shahr. En 2012, una escuela de niñas se incendió debido a instalaciones de calefacción ineficientes. 29 estudiantes fueron quemadas, tres de las cuales perdieron la vida. 12 estudiantes se encontraban en estado crítico y tuvieron que someterse a numerosas cirugías, pero han estado luchando para recaudar el dinero necesario para ello, a pesar de los enormes esfuerzos de las activistas.

(3) Jineolojî es un enfoque científico centrado en las experiencias y perspectivas de las mujeres y proporciona una alternativa a las teorías y métodos de la ciencia positivistas patriarcales dominantes en las sociedades capitalistas.

(4) Desde el activismo principalmente abolicionista de Sojourner Truth mientras participaba el Movimiento Sufragistaen los Estados Unidos; desde la feminista marxista Claudia Jones en el Partido Comunista de los Estados Unidos, en la década de 1930, a las teorías de Frances Beal sobre el “doble riesgo” contra las mujeres negras en la década de 1960, y al concepto de interseccionalidad desarrollado por primera vez por las feministas negras del Combahee River Collective en la década de 1970; las mujeres negras han abogado por una lucha que es simultáneamente antirracista y antipatriarcal.

FUENTE: Farangis Ghaderi (Investigadora en el Instituto de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad de Exeter, Reino Unido. Es coeditora de Women’s Voices from Kurdistan (Voces de mujeres de Kurdistán) [2021] y autora de artículos académicos sobre cultura y literatura kurda. Es editora asociada de Kurdish Studies Journal y también ha trabajado como consultora independiente de Medio Oriente. / Ozlem Goner (Profesora asociada en el Departamento de Sociología y Antropología de la Universidad de Staten Island y de Estudios del Medio Oriente en el Centro de Graduados de la Universidad de la Ciudad de Nueva York. Su libro titulado, Turkish National Identity and its Outsiders: Memories of State Violence in Dersim (La identidad nacional turca y sus excluidos: memorias de la violencia estatal en Dersim) fue publicado por Routledge en junio de 2017. También es autora de muchos artículos de revistas académicas y populares sobre identidad y política kurdas) / Jadaliyya / Traducción, autorizada por las autoras: Nathalia Benavides (Comité de Mujeres en Solidaridad con Kurdistán – F.A.Y)

Be the first to comment

Leave a Reply

Your email address will not be published.


*