Qué significan las elecciones turcas para las mujeres kurdas

Las próximas elecciones de Turquía serán un punto de inflexión para el futuro del país y la lucha mundial por la democracia. La votación llega en un momento crítico para los derechos y las libertades en el país. El presidente Recep Tayyip Erdogan espera que una victoria le permita eliminar las últimas restricciones que le quedan a su poder personal. Millones de votantes molestos con su régimen, cada vez más autoritario, esperan un cambio.

Es posible que ningún grupo tenga más en juego que los kurdos y las mujeres: dos grupos que se han convertido en los principales objetivos para la consolidación del poder de Erdogan en líneas religiosas y nacionalistas. Si se consigue derrotar a Erdogan, las políticas e ideas de las mujeres kurdas políticamente activas y sus aliadas pueden tener la oportunidad de cambiar el curso del futuro de Turquía y de Oriente Próximo.

El AKP (partido de gobierno) considera a las mujeres objetos, no sujetos. El proyecto político de Erdogan no excluye por completo a las mujeres, sino que las relega a papeles sociales subordinados, en consonancia con las interpretaciones fundamentalistas del islam y las castiga si traspasan esos límites. Los acontecimientos que van desde la retirada del Convenio de Estambul a la represión de las protestas y de las organizaciones feministas, pasando por los constantes comentarios de Erdogan sobre los matrimonios y las familias de las mujeres, ilustran este asalto a la igualdad de género.

Junto a esta represión patriarcal, el gobierno de Erdogan ha recurrido al ultranacionalismo para marginar las demandas kurdas de paz y democracia. Del mismo modo, esta estrategia no excluye completamente a los y las kurdas, como hicieron en su día los dirigentes turcos: en su lugar, promueve a los y las kurdas que están dispuestos a ser socias subordinadas en un proyecto de Estado nacionalista turco a expensas de los intereses étnicos kurdos colectivos.

Estas dos estrategias, a menudo, se entrecruzan. En ningún lugar queda esto más claro que en la alianza del AKP con el partido islamista de extrema derecha Causa Libre (HUDA-PAR). HUDA-PAR está considerado el brazo político del Hezbolá kurdo, un grupo paramilitar islamista responsable de ejecuciones extrajudiciales de nacionalistas kurdos, socialistas y feministas en la década de 1990. Sus creencias sobre las mujeres son aún más extremistas que las que propugna el AKP. El gobierno utiliza grupos como estos para marginar el papel de la mujer en la sociedad kurda, porque es consciente de que las mujeres son fundamentales para el éxito de las campañas por la paz y la democratización.

La Alianza Popular de la oposición, liderada por el Partido Republicano del Pueblo (CHP), pretende poner fin al gobierno de Erdogan. Sin embargo, no está claro el grado de cambio real que esta alianza podrá aportar a los segmentos de la sociedad que más sufrieron bajo su mandato. Algunas de sus propuestas, como la vuelta a un sistema parlamentario, serán necesarias para la democratización. Sin embargo, no van lo suficientemente lejos como para cuestionar el orden político que permitió a Erdogan ascender y consolidarse en el poder, especialmente en cuestiones fundamentales para los derechos humanos y la democracia, como la igualdad de género y el pluralismo étnico y religioso.

La Alianza por el Trabajo y la Libertad, centrada en el Partido de la Izquierda Verde (YSP, sucesor del Partido Democrático de los Pueblos, HDP), puede ser la clave de un cambio real. Esta alianza subraya la importancia de la libertad de la mujer y la igualdad de género en todos los niveles: desde el fomento de la igualdad de representación en la política mediante innovaciones como el sistema de copresidencia, hasta la promoción del cambio social para contrarrestar las actitudes y prácticas discriminatorias. Las mujeres kurdas desempeñan papeles destacados como candidatas y organizadoras a todos los niveles, una oportunidad que no les ofrece ningún otro partido importante. El 40% de las candidatas del Partido de la Izquierda Verde son mujeres, la tasa más alta de todos los partidos en Turquía.

La Alianza por el Trabajo y la Libertad sostiene que la democracia requiere un cambio de abajo hacia arriba, no una vuelta al statu quo anterior a Erdogan. En este sentido, liberar el potencial de la democracia local es un objetivo clave, como lo ha sido para los partidos pro-kurdos en el pasado. Las devastadoras consecuencias del terremoto del 6 de febrero han dado una nueva relevancia a esta política: cuando las autoridades estatales no acudieron en ayuda de sus ciudadanos, las comunidades de toda Turquía se organizaron para ayudarse a sí mismas. La solidaridad social salvó vidas cuando la autoridad central falló.

La Alianza critica el enfoque de la comunidad internacional hacia el actual gobierno de Turquía. Estos gobiernos hablan de libertad, democracia y medio ambiente y, al mismo tiempo, toleran regímenes autoritarios y dan prioridad a los intereses a corto plazo frente a las condiciones previas para la paz y la estabilidad a largo plazo.

En el centro de todas estas propuestas políticas se encuentra una solución pacífica a la cuestión kurda. La Alianza Trabajo y Libertad cree que una solución pacífica y democrática a la cuestión kurda abordaría no sólo los problemas a los que se enfrentan los y las kurdas, sino los que afectan a todos los y las ciudadanas de Turquía, especialmente los segmentos marginados de la sociedad como las mujeres, los trabajadores y otras minorías étnicas y religiosas.

Si Erdogan es sustituido, puede tener la oportunidad de poner en práctica sus puntos de vista. La coalición de la oposición no tiene una postura coherente sobre la resolución de la cuestión kurda, pero necesitará votantes kurdos para tener éxito. Esto puede repercutir tanto en su política exterior como en la interior, y ayudar a las figuras de la oposición con una perspectiva más pluralista a imponerse a sus homólogos más nacionalistas.

La evolución del conflicto también permite albergar esperanzas. El PKK (Partido de los Trabajadores de Kurdistán) ya ha prorrogado su alto el fuego posterior al terremoto hasta las elecciones. Si un nuevo gobierno llega al poder, es probable que el grupo le dé tiempo para demostrar que está dispuesto a dar pasos hacia la paz. Si un nuevo gobierno puede elaborar y aplicar políticas que demuestren que está dispuesto a hacerlo, es probable que continúe este enfoque desescalador de la parte kurda.

La comunidad internacional tiene un gran interés en apoyarlo. Estas elecciones no son unas elecciones cualquiera: si se consigue derrotar a Erdogan y resolver la cuestión kurda en la mesa de negociaciones, se asestará un golpe a la autocracia y al militarismo en todo el mundo. Los aliados de Turquía pueden salir beneficiados, incluidos aquellos que anteriormente no han apoyado la paz y la democratización en Turquía.

La agresiva política exterior de Erdogan y su visión neo-otomana no sólo han afectado a las mujeres, los kurdos y otras minorías étnicas y religiosas dentro de las fronteras de Turquía, o en las vecinas Irak y Siria. Estas políticas y las ideas que las sustentan se han convertido en una fuerza desestabilizadora en el Cáucaso, el norte de África y Europa. El uso de paramilitares y milicias por delegación, el desarrollo y la exportación de aviones no tripulados, la promoción de ideologías extremistas y otros elementos de esta estrategia se pusieron a prueba en las regiones kurdas antes de exportarse a toda la región, con efectos devastadores.

En particular, el agresivo enfoque de Erdogan sobre la cuestión kurda se ha convertido en una amenaza directa para Estados Unidos, que en su día fue el principal defensor de la guerra de Turquía contra el movimiento kurdo. Un reciente ataque turco con aviones no tripulados en el aeropuerto internacional de Sulaymaniyah puso en peligro al personal estadounidense al intentar atacar al comandante en jefe de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), Mazlum Abdi, y a la copresidenta del Consejo Democrático Sirio (MSD), Ilham Ahmed.

Es probable que un nuevo gobierno en Turquía que persiga una nueva política sobre la cuestión kurda también persiga una política exterior de menor confrontación, un avance positivo para todos los ciudadanos de Turquía, Oriente Medio y la comunidad internacional por igual.

FUENTE: Melike Yasar / Kurdish Peace Institute / Traducción y edición: Kurdistán América Latina

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