Año Nuevo en Rojava: embargo y resistencia

La región autónoma de Rojava / Norte de Siria entró en el año nuevo bajo el embargo. La aduana Pishxabur (Sêmelka), que es la única puerta de la región autónoma que se abre directamente al mundo y está controlada por el Gobierno Regional del Kurdistán (KRG), fue cerrada para todos los cruces humanitarios y comerciales el 15 de diciembre. Además de la pandemia de Covid-19, la región está dominada por las condiciones de guerra constante. El embargo impide, incluso, el paso de material sanitario y la ayuda humanitaria a la región. Los únicos que pueden pasar la aduana, cerrada a todo el mundo, incluidos los periodistas y los trabajadores de las ONGs, son los 900 uniformados de las fuerzas especiales estadounidenses, que representan a la Coalición Internacional que supuestamente lucha contra el Estado Islámico (ISIS).

Pues bien, ¿cuál es la razón de que los pueblos de Rojava y del norte de Siria, que han salvado al mundo del peligro de ISIS y se han convertido en héroes como YPG/YPJ (Unidades de Protección del Pueblo y de las Mujeres), vivan esta persecución bajo el nombre del embargo?

Antes de responder a esta pregunta, hay que recordar que el KRG no es la primera vez que impone un embargo a la región autónoma de Rojava; de hecho, el control de la aduana, que se ha abierto y cerrado muchas veces desde 2012, se ha convertido en una especie de herramienta de chantaje político. El KRG, que permite el cruce de personas y alimentos de forma arbitraria a cambio de petróleo barato de Rojava y el norte de Siria, ni siquiera se ha conformado últimamente con esto. Porque sabe muy bien que no podrá mantener a largo plazo el beneficio económico, sin la legitimidad social y política que hasta ahora no pudo obtener en la sociedad kurda de Rojava. Y eso también afecta su legitimidad como gobierno en el Kurdistán del Sur (Bashur, norte de Irak).

Búsqueda de Madres

Las HPG (Fuerzas de Defensa del Pueblo), afiliadas al PKK (Partido de los Trabajadores de Kurdistán), anunciaron el 3 de octubre que cinco guerrilleros fueron martirizados en un ataque conjunto del Estado turco y las fuerzas Peshmerga del sur de Kurdistán, en la noche del 28 de agosto; dos de ellos eran de Rojava y tres eran de Bakur (Kurdistán Norte-Turquía). Tras esta información, la Asamblea de las Familias de Mártires acudió a la Sêmalka para exigir que se les entregaran los cuerpos de los guerrilleros de Rojava, sin embargo las autoridades del Kurdistán del Sur se negaron a entregarlos. En consecuencia, las familias decidieron realizar un plantón hasta que se entregaran los cuerpos de los mártires. Las madres kurdas, que llevaron 112 días esperando en las carpas instaladas en la frontera que separa el Kurdistán occidental y sur para buscar los cuerpos de sus hijos, dicen que “el gobierno del KRG ha traicionado la revolución de Rojava, está intentando destruir los avances de Rojava colaborando con el Estado turco directa o indirectamente”.

El 15 de diciembre, el Movimiento Juvenil Revolucionario Sirio y la Unión de Mujeres Jóvenes, quisieron marchar a la frontera para apoyar a las madres y celebrar una concentración en el puente que cruza el río Xabur. Las fuerzas Peshmerga del KRG, que querían impedir la acción de los jóvenes, no sólo intervinieron con violencia sino que anunciaron inmediatamente que habían cerrado la Pishxabur, colocando bloques de metal en el puente. Cuando uno mira la historia de KRG, los Peshmerga, que fueron guerrilleros y libraron una lucha armada contra la dictatura de Saddam Hussein durante años, y ahora se han convertido en fuerzas policiales de tipo estatal, no puede evitar pensar cuán tragicómica es nuestra historia social como kurdos.

El director de la Pishxabur, Şewket Berbihari, afirma que las carpas fueron instaladas por decisión del PKK, que los jóvenes que subieron al puente fueron enviados por el PKK y que es responsable del cierre de la aduana, porque el objetivo del PKK es empeorar la situación de los pueblos de Rojava creando el caos. Sin embargo, el gobierno del KRG considera los intereses del pueblo de Rojava. Se puede entender de ésta y numerosas declaraciones similares, las autoridades del KRG quieren que Rojava se distancie del PKK y se acerque al PDK (el partido del gobierno de KRG) en la dirección opuesta. El embargo es una de las numerosas políticas implementadas por el PDK para entrar en el “corazón” de los kurdos de Rojava. Como el hombre que dice “la maté porque la amaba”.

Lo que describe como “distanciar del PKK”, en esencia es que la revolución de Rojava abandone la organización de la autonomía democrática, la cual está construida por el paradigma de la vida comunal, ecológica y libertaria de las mujeres. En cambio, se subsume en una autonomía capitalista empapada en la salsa del nacionalismo, donde el único beneficiario es la élite, y no tiene otro medio de libertad que hablar en kurdo.

“Sin el PKK”

Una de las dos condiciones que plantea el KRG para levantar el embargo es desinstalar las carpas, es decir, que las familias dejen de reclamar los cuerpos de sus hijos, y la otra es que la AANES (Administración Autónoma del Norte y Este de Siria) autorice una licencia a la Fundación Barzani, que quiere operar en Rojava como ayuda humanitaria.

La familia Barzani, que tiene en la mano al gobierno del Bashur (Kurdistán del Sur), ha convertido a esa región en un mercado de Turquía por las relaciones económicas que maneja. Y ahora intenta convertir Rojava en un sub-mercado imponiendo relaciones capitalistas. Además, este no es sólo el plan de los Barzani; a cambio de sus intereses, el KRG actúa como portavoz y peón de las potencias internacionales (Turquía, Estados Unidos, Rusia, Unión Europea –UE-), que tienen interés en la región.

Además, esta vocería lleva un discurso identitario que dice: “La ideología del PKK no sirve a los kurdos” y “el PKK no representa los intereses kurdos”; y así, el asunto se presenta como un conflicto entre los partidos políticos-líderes kurdos, y los kurdos de Rojava son considerados como víctimas manipuladas por el PKK. En otras palabras, como en Medio Oriente en general, el tema se basa en la “política de crear enemigos”. Sobre todo, porque el PKK, al que han declarado enemigo, está en la lista de organizaciones terroristas, todo lo que hacen y dicen al PKK se considera legítimo.

Sin embargo, el plan principal es a través de una Rojava y un norte de Siria “sin el PKK”, acabar con la revolución de Rojava, que ha construido la emancipación social, la justicia social, la paz y la convivencia de los pueblos y, sobre todo, que ha garantizado la libertad y la subjetividad de las mujeres en una región como Medio Oriente. Eso es necesario para absolutizar la dominación capitalista y patriarcal, formada por la contradicción Estado-sociedad a escala global.

La cultura de la esclavitud y de la mendicidad que el ONGismo crea, la ocupación y el desplazamiento que Turquía aplica poco a poco, la perpetuación de la guerra en Siria y también este embargo, son engranajes que están al servicio de este plan, y que son sustituidos cada vez por otros nuevos y más grandes. Porque la revolución de Rojava ha resistido contra todos los ataques durante nueve años, y como una de las mayores grietas en el corazón del sistema nos recuerda que la dominación no es absoluta, nunca lo ha sido y nunca lo será en la historia.

Porque, como han gritado los habitantes de Afrin que fueron expulsados de sus casas, tierras y olivos tras la invasión del Estado turco y los yihadistas, y ahora viven en el campo de migrantes desde hace cuatro años, berxwedanê serdemê (la resistencia de siglos) continúa… en Rojava.

FUENTE: Azize Aslan / Desinformémonos

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