[Campaña de firmas] ¡100 razones para procesar a Erdoğan por sus políticas feminicidas!

De la historia reciente de la humanidad, sabemos que nada ha llevado a más catástrofes que los regímenes dictatoriales. Como sabemos por el Holocausto, por el genocidio armenio, por los genocidios de los colonizadores contra los pueblos indígenas en América, así como por las numerosas masacres en lugares como el Oriente Medio, incluido el Kurdistán, la humanidad ha tenido que hacer frente a todo tipo de genocidios, especialmente en los dos últimos siglos.

Según la definición de la Convención de las Naciones Unidas para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, se entiende por genocidio “cualquiera de los siguientes actos cometidos con la intención de destruir, total o parcialmente, un grupo nacional, étnico, racial o religioso, como tal: Matar a miembros del grupo; causar graves daños físicos o mentales a los miembros del grupo; infligir deliberadamente al grupo condiciones de vida calculadas para provocar su destrucción física total o parcial; imponer medidas destinadas a impedir los nacimientos dentro del grupo; trasladar por la fuerza a los niños del grupo a otro grupo”. La definición ampliamente aceptada de dictadura describe la monopolización/concentración de poder en manos de un gobernante para mantenerse como líder supremo.

Estas definiciones, de acuerdo con las normas jurídicas internacionales, nos dan suficientes razones para sugerir que Erdoğan es un dictador y que debe ser juzgado por sus crímenes. El dictador, que opera como presidente de Turquía, tiene una mentalidad machista, fascista y racista que apunta a las mujeres kurdas de manera consciente, planificada y específica. En 18 años de gobierno del AKP, Erdoğan se ha convertido en el principal perpetrador del sistema de masacre, asesinato y violación consciente de mujeres.

El 29 de octubre de 2009, un obús del ejército turco mató a Ceylan, de 12 años de edad, mientras pastoreaba ovejas. El 9 de enero de 2013, Sakine Cansız, Fidan Doğan, y Leyla Şaylemez fueron asesinadas en París por la inteligencia turca. Kader Ortakaya recibió un disparo en la cabeza en noviembre de 2014, mientras intentaba cruzar a Kobane durante el asedio de Daesh. La joven activista Dilek Doğan fue asesinada en su casa por la policía el 18 de octubre de 2015. En diciembre de 2015, el cadáver de Taybet Inan, una civil asesinada por las fuerzas armadas turcas, fue abandonada para que se pudriera en las calles durante el toque de queda en Silopi. El 4 de enero, las mujeres activistas kurdas Seve Demir, Pakize Nayır, y Fatma Uyar fueron masacradas por fuego del ejército en Silopi bajo el asedio del ejército. El 12 de octubre de 2019, la política y activista Hevrin Xelef fue asesinada por las fuerzas islamistas apoya-das por Turquía en la Operación “Primavera de la Paz” del Estado turco en Serekaniye (Ras al-Ain) en el norte de Siria. En junio de 2020, tres mujeres kurdas activistas del movimiento de mujeres paraguas Kongreya Star fueron asesinadas en un ataque con drones turcos contra una casa en la aldea de Helince de Kobane, en el norte de Siria. Hay muchos más ejemplos.

La violencia contra las mujeres ha aumentado en más de un mil por ciento en Turquía. La violación está cada vez más normalizada. Las mujeres son excluidas sistemáticamente de las esferas políticas (incluido el encarcelamiento). Todo esto además de la criminalización del trabajo académico, artístico y profesional.

Nuestra memoria y nuestra rabia están vivas porque nos enfrentamos a otra masacre cada día. Tenemos el poder de hacer responsables a los perpetradores. Tenemos suficientes razones y pruebas para ello. También tenemos suficiente conciencia y fundamentos para saber que todos estos son crímenes de guerra.

Como movimiento de mujeres kurdas, hemos estado luchando a través de campañas, acciones y resistencia contra el feminicidio en nuestro país. Con nuestra campaña “100 razones para juzgar al dictador”, nos levan-taremos contra el principal perpetrador de estos crímenes, Recep Tayyip Erdoğan. Sin duda, en sus 18 años en el poder, Erdoğan no ha cometido 100, sino miles de crímenes. Sin embargo, como mujeres, decidimos centrarnos en los crímenes atroces sin cuya confrontación nuestra conciencia no puede encontrar la paz.

No formularemos una frase como “El número de incidentes y muertes es imposible de contar”. Como mujeres, no sólo condenamos estos crímenes con la ayuda de las pruebas que hemos recogido. También los condenamos con nuestra forma, nuestra conciencia, nuestra postura y nuestras reivindicaciones. No queremos que Erdoğan sea como los demás, que siempre fueron vistos como “líderes del estado”, y como “dictadores” sólo después de que sus crímenes de guerra fueran expuestos o después de que hayan muerto. Queremos que sea juzgado ahora. Nuestra lista de crímenes de Erdogan es suficientemente larga y no queremos que se haga aún más grande.

Como Movimiento de Mujeres Kurdas en Europa (TJK-E) queremos recoger 100.000 firmas por 100 razones para oponernos al dictador y sus mercenarios, a los militares y a la policía por la violencia y la injusticia.

En la primera fase de nuestra campaña, en los 104 días que transcurren entre el 25 de noviembre de 2020 y el 8 de marzo de 2021, daremos otra “razón” cada día, al compartir las historias de mujeres que fueron asesinadas por el Estado. Contra el dictador, que logra cometer nuevas masacres cada día, os hablaremos de las mujeres que han sido asesinadas. Queremos que entren en las páginas de la historia y en la memoria de la humanidad para siempre.

Las firmas que recogeremos constituirán el primer paso para sentar las bases de los trabajos jurídicos, sociales, políticos y de acción que emprenderemos, en nuestro empeño por perseguir al dictador. En la segunda fase, llevaremos nuestras firmas y los incidentes que registramo y todas las pruebas que recogimos, a la ONU y a otras instituciones relevantes para exigir el inicio del proceso de reconocimiento del feminicidio como un crimen similar al genocidio. El fracaso de la ONU en hacer lo necesario alienta a dictadores como Erdogan, que representan la forma institucionalizada de la mentalidad dominada por el hombre.

Cada firma que recojamos nos acercará un paso más a la persecución del dictador, mientras que cada voz que levantemos en acción estrechará el espacio disponible para los dictadores.

Puedes añadir poder a nuestro poder, tu voz a nuestra voz para eliminar al dictador de nuestra vida, tomando parte en esta campaña en www.100-reasons.org.

¡Erdogan y el AKP debería ser juzgado por sus políticas feminicidas!

100.000 firmas por 100 razones

Hace tiempo, el AKP prometió democratizar de forma significativa a Turquía, aplicar las normas del estado de derecho, resolver cuestiones internas como la cuestión kurda por medios políticos, construir un sistema parlamentario pluralista y democrático, con tolerancia cero a la tortura y sin problemas con los países vecinos. Durante años, estas promesas despertaron expectativas por las urgentes demandas de cambio de la sociedad. Entre las promesas estaba la lucha contra el sexismo y por la igualdad de género.

En los 18 años de gobierno del AKP, Turquía no sólo no cumplió estas promesas, sino que dio pasos atrás en el tiempo de una manera sin precedentes.

Junto con su compañero de coalición, el ultranacionalista Partido del Movimiento Nacionalista (MHP), el gobierno estableció un gobierno fascista/dictatorial unipersonal, apoderándose del control de todos los órganos del Estado, eliminando la libertad de pensamiento y expresión, convirtiendo el sistema judicial en el mayor vehículo de injusticia y desmantelando la división de poderes.

El gobierno de Erdoğan utiliza imprudentemente todos los recursos del estado contra aquellos que se oponen a su gobierno. Trata de eliminar toda oposición mediante el asesinato, el encarcelamiento, la tortura, el desplazamiento forzado y la expropiación. Además, se silencia a la gente mediante amenazas de ser despedidas, intimidación y chantaje.

A nivel nacional, el gobierno de Erdogan ha convertido el país en una prisión abierta, un régimen de miedo con métodos dictatoriales. Paralelamente, el estado ha recurrido a más agresión y chantaje en su política exterior que nunca antes. Aunque el gobierno había prometido “cero problemas con los vecinos”, el país tiene ahora problemas con casi todos en la región y más allá. En su búsqueda de hegemonía regional basada en sueños neo-otomanos, el AKP lidera guerras en Siria, Irak y Libia. Frecuentemente utiliza a lSIS y grupos similares como mercenarios para la ocupación. Regularmente usa el chantaje como parte de su política exterior para hacer llegar su voluntad (el llamado acuerdo de refugiados con la UE es un ejemplo). En este momento, Turquía, bajo el AKP, representa una amenaza y un peligro para toda la región. Somos conscientes de estos acontecimientos en la medida en que son cubiertos por la prensa. Sin embargo, hay otra guerra peligrosa liderada por el AKP que no se reporta en los medios y que está ausente de las agendas mundiales: ¡una guerra femicida contra las mujeres!

Con la creciente agresividad de las políticas internas y externas del gobierno Erdoğan, las políticas feminicidas también aumentaron. Con sus políticas feminicidas, el AKP también está liderando una política ‘societicida’. El fascismo, como el sistema más profundamente dominado por los hombres, sólo puede continuar su existencia profundizando el estado de colonización de las mujeres. Turquía es el país con más mujeres prisioneras políticas. Durante el gobierno del AKP, la violencia contra las mujeres ha aumentado en un 1400%. La explosión de los feminicidios y la violencia contra las mujeres no es una coincidencia, ni está desconectada de las políticas del Estado. En las regiones bajo la ocupación del estado turco, las mujeres son secuestradas, violadas, vendidas y masacradas. Hay un grave ataque a la voluntad y la capacidad de las mujeres para decidir sobre su propia vida. Las mujeres son objetivizadas y forzadas a asumir los roles de género tradicionales. Las mujeres se enfrentan constantemente a la asfixia del estado y la sociedad patriarcal que éste reproduce.

Como en todas partes del mundo, las mujeres constituyen una importante dinámica de oposición en Turquía. El Movimiento de Mujeres Kurdas está a la vanguardia de un serio despertar de las mujeres. No es una coincidencia que las políticas feminicidas de Erdogan aumenten con cada día en que este despertar crece. Con el femicidio, el estado está tratando de eliminar la oposición y por lo tanto cualquier fuerza prospectiva de cambio. El objetivo es mantener a la sociedad como rehén.

El hecho de que el femicidio aún no sea reconocido como un crimen contra la humanidad significa que los estados y los dictadores que recurren al femicidio no temen ser responsabilizados.

Mientras el femicidio no se trate como un crimen contra la humanidad, no será posible dirigir una lucha creíble y eficaz contra las políticas societarias como el genocidio.

Con esta campaña, queremos exponer y llamar la atención sobre las políticas feminicidas del AKP. Queremos buscar justicia y demandar el juicio del AKP. Con este esfuerzo, queremos ser la voz de todas las mujeres del mundo que son objeto de violencia y llamar la atención sobre todos los crímenes de estado cometidos contra las mujeres.

Queremos poner fin a la violencia contra las mujeres que se comete en la República Turca a escala feminicida, donde cada día una mujer es asesinada por la violencia machista.

Con esta campaña, queremos que el Femicidio sea reconocido internacionalmente como un crimen contra la humanidad. Añade tu firma a nuestras demandas.

¡El feminicidio no pasará!

Rojava Azadi

Fuente: https://100-reasons.org/

Firma aquí: https://100-reasons.org/petition/

Be the first to comment

Leave a Reply

Your email address will not be published.


*