Las razones por las que Erdogan puede ser eyectado del poder

A menos de 60 días de que los ciudadanos turcos vayan a las urnas para elegir a su presidente por los próximos cinco años y también una parte de los miembros del Parlamento, el escenario político electoral luce incierto, por lo que se espera un final cabeza a cabeza.

Ciertamente, las últimas encuestas de opinión para los comisiones del 14 de mayo dan en el primer lugar a Kemal Kiliçdaroğlu, el candidato de la Alianza Nacional -y representante de la Mesa de los Seis-, lo que supondría una derrota inesperada hace sólo un mes del autocrático actual presidente de la República de Turquía, Recep Tayyip Erdoğan, que encabeza la lista del Partido del Desarrollo y la Justicia (AKP).

El actual presidente va por su tercer mandato, pero esta vez tendrá una parada difícil para seguir en funciones, dado que enfrente tendrá a un hombre con experiencia, que tiene el apoyo de los seis mayores partidos de oposición y es caracterizado por los analistas como la antítesis de Erdoğan, en términos políticos.

Con la oficialización de la fecha de las elecciones el pasado 10 de marzo, y el lanzamiento formal de Kemal Kiliçdaroğlu el 6 de este mes, los principales contendientes para acceder al Palacio Blanco (Ak Sarayi), un imponente complejo de 1150 habitaciones, comunicaciones satelitales y búnkeres capaces de soportar ataques con armas biológicas, químicas y nucleares, ya están anotados y aprestan sus argumentos.

Los últimos sondeos

Las últimas encuestas le dan a Kiliçdaroğlu 10 puntos de ventaja sobre el actual presidente, pero aún falta mucho, y Erdoğan ya ha dado sobradas muestras de que es un animal político y que se mueve muy bien en campaña.

Una encuesta de opinión de Aksoy Research, difundida el 8 de marzo, destaca que Kemal Kiliçdaroğlu tiene el 55,6% de las preferencias, versus el 44,4% de Recep Tayyip Erdoğan.

Otra encuesta de ORC Research ubica a Kiliçdaroğlu con 56,8% de las preferencias, contra 43,2% de Erdoğan.

Pero como se ve, a falta de otros candidatos con chances, la polarización es absoluta, por lo que cada punto que pierda un candidato irá a parar a la cuenta de su oponente.

Así vistas las cosas, la diferencia no es tan grande. También hay una marcada diferencia en la elección para congresistas, aunque allí juegan otros partidos y alianzas menores, entre ellos el HDP, o Partido Democrático del Pueblo, de extracción pro-kurda y en el que revista el diputado de origen armenio Garo Paylan.

Clima caliente

Finalmente, quedaron fuera de la línea de largada dos pesos pesados de la política turca, como son Devlet Bahçeli, ex viceprimer ministro entre 1999 y 2002, y Ekrem Imamoğlu, alcalde de Estambul y uno de los políticos con mejor imagen en Turquía. Imamoğlu estaba llamado a ser el principal contendiente del actual mandatario en estas elecciones, pero finalmente decidió “guardarse”.

“Simplemente culpar a Erdoğan por todo lo que está mal en Turquía, no es suficiente. Las elecciones pasadas han demostrado que Erdoğan es un activista fenomenal, pero los comentarios recientes sugieren que ha perdido su toque popular y su capacidad para conectarse con los votantes“, aseguró el analista y asesor de riesgo político Wolfango Piccoli a la agencia Reuters.

Dos factores están jugando de manera decisiva en esta campaña electoral y en el electorado. Por un lado, los problemas macroeconómicos, en algún punto similares a los que atraviesa la Argentina, con inflación del 85% en 2022 -ahora comenzó a descender-, fuerte depreciación de la lira y dificultades para generar empleo.

Pero tal vez lo que más golpeó las aspiraciones de Erdoğan sea el desmanejo de la situación y las demoras a socorrer a las víctimas de los terremotos que sacudieron el este del país y también el norte de Siria, y dejaron un saldo de más de 50.000 muertos en Turquía y unos 6000 en el país vecino.

Demoras, desorden en la asistencia, y hasta falta de empatía con los damnificados, generaron un fuerte rechazo de la población hacia el gobierno. Ya en ese momento se habló del impacto electoral que tendría el terremoto y las réplicas de días posteriores.

El estilo autoritario de Erdoğan también está desgastado. En contraste, Kiliçdaroğlu, el candidato de Alianza Nacional y líder del socialdemócrata Partido Republicano del Pueblo (CHP), es visto por propios y extraños como la contracara del estilo autocrático del presidente actual.

La caja de Pandora

Muchas cosas podrían cambiar en Turquía y en la región si hubiera un cambio de régimen político en Ankara, después de dos décadas. El rol que juega Turquía en la crisis de Europa del Este y la guerra en Ucrania, el papel como líder regional en una zona muy caliente del globo, la llave para proveer de gas natural a Europa y el dique de contención de la migración hacia el Viejo Continente, estarán en la agenda de Kiliçdaroğlu desde el primer día si vence en la contienda electoral.

Habrá que ver también qué pasa con la “hermandad” entre Ankara y Bakú (capital de Azerbaiyán). Desde 2016, hasta ahora gran parte de la estrategia armenofóbica del presidente azerí Ilham Aliyev estuvo respalda por el autoritarismo y el racismo antiarmenio de Erdoğan.

Incluso, los pequeños pasos que dieron los gobiernos de Turquía y Armenia en los últimos meses, tendientes a reabrir la frontera, cerrada unilateralmente por Turquía en 1993, y restablecer relaciones diplomáticas, están entre paréntesis y ahora entran en un cono de incertidumbre.

De extracción socialdemócrata y con pasado en áreas de seguridad social y empleo en el gobierno central, e impulsor de la lucha contra la corrupción, Kiliçdaroğlu es apodado el “Gandhi turco” por su estilo parsimonioso y tranquilo. Algunos lo acusan de falta de carisma, pero para ciertos analistas ésta sería una ventaja frente a los modos “belicosos y autoritarios” de Erdoğan.

Kiliçdaroğlu es oriundo de Dersim, en el sudeste del país, una zona con fuerte presencia de kurdos, considerados factor clave en las elecciones del próximo 14 de mayo para destronar al actual presidente. También hay presencia de armenios.

Si bien nació y se crió en el seno de una familia aleví, una minoría étnico-religiosa musulmana, ya en 2010 durante un programa de televisión el alcalde de la Municipalidad Metropolitana, Melih Gökçek, señaló que “Kemal Kiliçdaroğlu es de origen armenio”.

La “acusación” se repitió al año siguiente y más recientemente en 2020, cuando Kiliçdaroğlu comenzaba a despuntar en la política turca a gran escala, volvieron a la carga diversas publicaciones afines al régimen. Incluso, algunos se preguntan si en verdad es cristiano o musulmán.

Lo cierto es que en la zona de Dersim es un secreto a voces que “el 75% de la población es de origen armenio”. Con el correr del tiempo, muchos comenzaron a reivindicar sus raíces armenias y hasta se formó una asociación de armenios de Dersim.

¿Habrá finalmente un supuesto armenio y cristiano al mando de la república que fundó hace un siglo Mustafá Kemal Atatürk, el continuador del genocidio de los armenios hasta 1923? ¿Y qué pasaría en ese caso en las relaciones con Ereván y el conflicto en Artsaj? Un capítulo de esta novela turca, que el guionista todavía no escribió.

FUENTE: Diario Armenia / Carlos Boyadjian

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