Los bombardeos turcos amenazan a los cristianos de Til Temir en Siria

La asiria Elshwa Youssef, de 80 años, se dirige a la casa de su vecina en el medio de su aldea, Tel Tawil, al oeste de Til Temir, en el norte de Siria, después de que las fuerzas turcas y las facciones armadas respaldadas por Turquía bombardearon la zona.

El 29 de agosto, las aldeas asirias alrededor del río Khabur fueron sometidas a fuertes bombardeos, que resultaron en pérdidas materiales masivas y que obligaron a los residentes a huir.

Hace semanas, las fuerzas turcas y las facciones sirias pro-turcas intensificaron el bombardeo de Til Temir, Abu Rasin y su campo, al norte de Hasakah, con artillería y misiles, llegando a la ciudad de Ain Issa, en el campo de Raqqa.

El domingo, las fuerzas turcas y las facciones pro-turcas atacaron las aldeas de al-Nuwaihat y Khadrawi, al norte de Abu Rasin, con más de diez disparos de mortero.

El bombardeo provocó pérdidas materiales en la propiedad de los residentes después de, aproximadamente, una semana de calma.

“Estaba sentada en mi casa cuando comenzó el bombardeo. Huí a casa de mis vecinos. Estaban bombardeando fuertemente”, dijo Youssef, que vive con sus familiares después de que su esposo murió hace tres años y sus hijos emigraron.

“Estábamos asustados y temblando. Podíamos morir de miedo”, agregó.

Cultivos dañados

En febrero de 2015, las aldeas asirias sufrieron violencia cuando ISIS destruyó decenas de aldeas a orillas del río Khabur y secuestró a 230 asirios, que fueron liberados después de que la comunidad pagó un rescate.

Ese incidente provocó la emigración de miles de asirios, donde solo quedan 1.200 de los 20.000 en la región de Hasakah, según las estadísticas asirias.

A pesar de su apego a su tierra durante la guerra, Youssef indicó que se irá a Canadá para reunirse con sus hijos y dijo: “Me iré y no volveré”.

Las aldeas asirias a orillas del río Khabur eran famosas por las cosechas de verano e invierno, pero las condiciones de guerra de hace dos años destruyeron por completo la agricultura en la línea del frente, debido a los temores de los agricultores a los repetidos bombardeos en la región.

Una mujer de unos cincuenta años, que se negó a hablar en cámara por motivos personales, dijo que este año sembraron hortalizas, “pero se dañaron porque no pudimos regarlas debido a los bombardeos”.

Durante el año pasado, los ataques turcos quemaron cultivos de trigo y cebada, según los residentes locales.

A principios de este mes, las fuerzas turcas atacaron las aldeas de Kozaliya, Tel al-Laban y Umm al-Khair, en el campo occidental de Til Temir, cerca de la autopista M4, con más de 10 proyectiles.

Casas destruidas

A diferencia de Youssef, la mujer de 50 años parada en la puerta de su casa dijo que “Turquía tiene como objetivo vaciar nuestras aldeas, pero esto es imposible”.

“¿Cómo voy a dejar la casa que apenas pudimos construir y el pueblo en el que crecimos?”, se preguntó la pobladora.

El ruido de los generadores rompe el silencio del pueblo, que incluye más de un centenar de casas, pero su población restante se estima actualmente en apenas 40 personas.

Ocho casas quedaron totalmente destruidas debido al bombardeo y algunas casas quedaron parcialmente destruidas como resultado de la metralla, según los residentes del pueblo.

Los propietarios de las casas destruidas se dirigieron hacia la ciudad de Til Temir y a Hasakah, o hacia casas vacías en las aldeas asirias vecinas.

En la cercana aldea de Umm Waghfa, la situación de los residentes no es diferente a la de Tel Tawil, que recientemente se vio afectada por el bombardeo turco.

La mayoría de las puertas de las casas en Umm Waghfa están cerradas después de que se fueran sus dueños, mientras que la iglesia del pueblo, que se llama San Quriaqos, no ha abierto sus puertas desde la llegada de las fuerzas turcas, en 2019.

En la casa paralela a la iglesia del pueblo, Iliya Esho, de 65 años, vive con su esposa y sus dos hijos, mientras otro viajó al extranjero.

“Hemos cerrado la iglesia desde la llegada de Turquía a las afueras de nuestro pueblo, y aquí no hay sacerdotes ni diáconos”, dijo Esho, quien actualmente se ocupa de la iglesia.

“La iglesia no abre sus puertas excepto para visitas y funerales solamente”, contó.

Durante el reciente bombardeo turco, varios proyectiles cayeron sobre el pueblo, y su metralla voló el salón de la iglesia y también afectó a las casas del pueblo.

FUENTE: Dilsoz Youssef / North Press Agency / Traducción y edición: Kurdistán América Latina

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