Qandil: Mujeres organizadas para su liberación

“En el paradigma de nuestro movimiento, el eje principal siempre ha sido la liberación de las mujeres. Hay una diferencia muy grande entre las mujeres del Kurdistán y las de otras partes del mundo: nosotras estamos llevando una lucha anti-sistema, estamos intentando crear una personalidad anti-sistema capitalista. Esto significa que rechazamos el sistema capitalista, pero también que intentamos crear una alternativa contra este sistema, porque el sistema capitalista está produciendo cada vez más una personalidad patriarcal que mata el amor. Tenemos otra diferencia con Europa, donde se piensa en la lucha de la mujer y la liberación como algo muy individual; nosotras lo hacemos con la sociedad. Sabemos que el capitalismo tiene una enfermedad muy profunda y es el individualismo. Nuestra lucha fundamental es crear nuevas personas, hombres y mujeres. Decimos que queremos matar el machismo, y con ello nos referimos a acabar con las estructuras del patriarcado, tratar que el hombre cambie su mentalidad y que las mujeres se fortalezcan a sí mismas”.

Son palabras de las coordinadoras del Movimiento de Mujeres en Qandil. Verlas aquí nos muestra que la lucha que lleva el Movimiento de Mujeres del Kurdistán y la ideología del Confederalismo Democrático son una luz para las mujeres de todo el mundo que están en búsqueda de la liberación de la mujer. Ha habido muchas revoluciones en el mundo que han llegado a un punto muy importante, pero no cambiaron la posición de la mujer. En cambio, en Kurdistán no se ha querido caer en los mismos errores, no se ha querido dejar esta lucha para después de la revolución.

-La caída de la sociedad empezó con la caída de la mujer, por lo que es necesario liberar a las mujeres para liberar a la sociedad.

-En ese sentido creemos que Abdullah Öcalan hizo algo muy importante iniciando esa lucha para liberar a la sociedad, y en ello se encuentra una de las razones más importantes de los ataques que recibe desde el capitalismo.

-¿Cómo se trasmite la lucha de las mujeres guerrilleras a la sociedad civil?

-Hay que tener en cuenta que, como decíamos, no queremos cometer los mismos errores que los partidos comunistas que dejaron la liberación de la mujer para después de la liberación nacional. Así, tenemos una diferencia importante con esos partidos y con los espacios anarquistas. Nosotras, desde el principio, tuvimos y tenemos un espacio en el que las mujeres se organizan con sus propias estructuras.

El confederalismo democrático, es decir la nación democrática, la ecología y la liberación de las mujeres son tres aspectos muy importantes que nos diferencian de otros movimientos. La liberación de la mujer es el eje principal de esa lucha, y cuando hablamos de la liberación de la mujer no es algo teórico; lo estamos haciendo en la sociedad con la participación de la mujer en la autodefensa, en las áreas políticas y sociales, por parte de todas las mujeres, sean militantes o no. Es algo muy importante, que las mujeres que viven en una sociedad con una estructura feudal puedan salir a las calles, eso define una revolución, y con la revolución de Rojava vimos cómo se ampliaba en todo el Medio Oriente y las mujeres del Kurdistán llegaban a un nivel muy importante en la sociedad.

-¿Qué trabajo están realizando concretamente en Bashur donde la implicación de las mujeres en la vida social y política es menor que en Rojava?

-Tenemos una diferencia muy grande con el partido PDK (Partido Democrático de Kurdistán) en Bashur: la política del PDK en relación a las mujeres es más atrasada respecto a la nuestra, pero la lucha en otros lugares como el norte del Kurdistán, o Rojava, influyen en Bashur. Todavía falta mucho, pero tenemos también el objetivo de ampliar y fortalecer el trabajo de la mujer en Bashur.

-El movimiento de mujeres tiene sus estructuras autónomas pero también participa de las estructuras mixtas. ¿Cómo es su relación y el intercambio que se da?

-Todo el trabajo que hacemos se establece en las estructuras autónomas de mujeres, por tanto, la copresidenta del movimiento general o mixto es elegida por las mujeres de esas estructuras autónomas. El movimiento de mujeres tiene autonomía y capacidad de decisión sobre las mujeres que se encuentran en las estructuras mixtas. Las mujeres que están en las estructuras mixtas vienen directamente de las estructuras autónomas.

Por ejemplo, las diputadas en Turquía son las mujeres elegidas como representantes en las asambleas de los pueblos y en las estructuras, en las bases. Los hombres no pueden elegir a las mujeres, sino que tienen que aceptar la decisión que tomaron las estructuras autónomas de mujeres. No es que haya un diálogo entre las partes, sino que las mujeres que están en los grupos autónomos también lo están en los grupos mixtos.

Los hombres nunca estuvieron muy felices cuando Öcalan comenzó con la lucha por la liberación de la mujer, y querían meterse en todos nuestros espacios. El hombre decía “yo lo sé hacer, yo puedo hacerlo, nosotros tenemos el poder”, y eso todavía ocurre hoy en día. Pero hubo una lucha interna dentro del movimiento que todavía sigue; no es fácil cambiar una mentalidad que viene de 5000 años atrás. Nosotras perdimos mucha sangre hasta llegar a donde estamos, porque el hombre no quiere dejar el poder que tiene en sus manos. Cada vez que las mujeres quisimos dar un paso adelante los hombres intentaron pararnos, eso ocurre en todo el mundo.

-Aquí, en Qandil, hicieron un campamento de hombres para cambiar su mentalidad. ¿Cómo fue? ¿Se ha vuelto a hacer?

-El campamento se celebró en el 1999 con el objetivo de cambiar la mentalidad de los hombres. Fue muy difícil para ellos, ya que los hombres aprenden desde muy pequeños a ostentar el poder y crecen con esa mentalidad. Es lo mismo que la mirada de Occidente hacia el Medio Oriente. Occidente se cree el centro de la humanidad, sólo piensa en sí mismo y en el poder, y creen saber que tenemos que hacer en nuestra tierra. Esta es la mentalidad de los hombres también, que tratan a la mujer como si fuera su propiedad y supieran que debemos hacer nosotras. Así como Occidente mira a los kurdos, los hombres miran a las mujeres.

El campamento se hizo tres veces y cada formación duró tres meses. Después de la formación, los hombres empezaron a analizar su personalidad y escribieron sus informes para el movimiento. Un aspecto muy importante para nosotras fue que en estas formaciones los hombres empezaron a acercarse, a quererse entre ellos, y esto es importante porque los hombres no suelen mostrarse amor. Esta metodología de la formación se hace ahora en la sociedad de Rojava: hay formaciones de hombres y formaciones de pareja (entre un hombre y una mujer).

Para que los hombres cambien necesitan nuestra ayuda, ya que no creen que tengan que cambiar muchas cosas, son muy arrogantes. Así queremos revertir el sistema sexista que hay también en nuestro movimiento y convertirlo en un sistema antisexista. No rechazamos a los hombres, sino su mentalidad machista, porque algo que nos fortalece es el compañerismo; nosotras hacemos una lucha interna muy fuerte, y hombres y mujeres somos compañeros en esa lucha. Es por ello que nuestra mejor arma no es el Kaláshnikov sino la crítica y la auto-crítica.

-¿Cómo se refleja el trabajo que hacen en el ámbito doméstico de las mujeres que no necesariamente militan dentro del movimiento?

-En el ámbito doméstico las mujeres también necesitan una organización autónoma porque la mujer individual no puede luchar contra el hombre, puede luchar sola, pero si tiene el respaldo de una organización de su barrio que le apoye, puede cambiar al hombre. Se necesita una fuerza colectiva.

Nosotras tenemos asambleas populares en las cuatro partes del Kurdistán y también en Europa. Hay asambleas autónomas de mujeres donde se elige qué mujeres van a las asambleas generales. Luego hay asambleas por comunas en los barrios y comités en que participan las mujeres y su labor principal es ser mediadoras en los temas domésticos. Todas estas mujeres que están en todos estos estamentos son las encargadas de llevar la fuerza a las casas, a las calles y a los barrios.

También hacemos formación, porque si con la formación podemos incidir en la familia, estamos incidiendo en toda la sociedad, ya que la sociedad se forma desde la familia. Pretendemos que las mujeres puedan decidir sobre sus necesidades en la sociedad. El sistema de Estado-nación nos enseña que no podemos decidir ni resolver nuestras necesidades y tenemos que esperar siempre al Estado. Esto pasa también en la familia, porque ésta es un micro Estado-nación, y nosotras tratamos de enseñar una vida sin Estado-nación, para que la sociedad pueda autogestionarse y liberarse.

Nuestro objetivo es crear una sociedad ética y política, lo que significa una sociedad organizada y con una ética ambiental, que puede decidir sobre su seguridad, autodefensa, economía y todas las necesidades de la vida. Y en esto nosotras tenemos más posibilidades de conseguirlo, ya que en Europa se está más acostumbrado al Estado-nación, que lo atrapa todo y obvia la obra de la sociedad. Queremos una vida sin Estado-nación, basada en una sociedad igualitaria.

Uno de los objetivos de la formación es crear una vida colectiva. Siempre ha existido una vida colectiva en Kurdistán, pero se trata de darle una forma organizativa, es decir, queremos enseñar a vivir sin Estado-nación. El problema no es el Estado turco, el Estado alemán… sino el sistema mismo, porque se basa en la esclavitud. Por eso tenemos una lucha en común, una lucha universal, y es contra ese sistema.

-¿Nos podéis contar qué es Jineology?

-Empezamos a trabajar en ello a partir de 2010. Jinoelogy es una ciencia, pero hace una crítica a la ciencia positivista. Las ciencias sociales separan la historia y la naturaleza, por la influencia del patriarcado. En cambio, Jineology se define como parte de las ciencias sociales, queriendo crear una nueva ciencia con una mirada femenina; mira a la economía, a la autodefensa y a lo social con una mirada de la mujer y da visibilidad a sus valores, invisibilizados por el sistema capitalista y patriarcal. Hay experiencias de mujeres similares a Jineology, pero ésta va más allá, porque queremos analizar todas las áreas de la vida con la mirada de la mujer, a partir de una mirada científica, y hablar de la raíces de la mujer en la sociedad de la naturaleza, en el neolítico.  Jineology es una búsqueda de la verdad, pero no es sólo un trabajo académico, sino que necesita militancia, acción, organización.

Las personas, si aprenden una verdad, tienen que luchar por esa verdad, por eso no trabajamos sólo en las áreas académicas, sino en las sociales. Todo lo que tenemos en la autodefensa, copresidencia, comunas… es ciencia. Trabajamos con mujeres que no saben leer y escribir, pero con las que creamos un conocimiento común.

Por ejemplo cuando en el siglo XVII los españoles fueron a América Latina allí había pueblos indígenas con vidas comunitarias e igualdad entre hombres y mujeres, pero los españoles dijeron que eran sociedades atrasadas. La Jineology quiere aclarar qué es ser atrasado y qué es ser libre. Todo lo que el poder dice que es algo atrasado, para nosotros define la liberación.

-¿Cómo se incide sobre los hombres?

-La fuerza fundamental de cambio en toda la sociedad es la mujer. Para cambiar a los hombres hace falta un trabajo muy grande, y nuestra metodología es la crítica y el amor, que tienen que ir juntos.

Los movimientos de liberación de las mujeres y todos los movimientos de la liberación, (anarquistas, sindicalistas…) tienen que entender y conocer bien la crítica y autocrítica. Tienen que cuestionar a veces su propio paradigma y preguntarse qué quiero y cómo quiero vivir, y en ello el aspecto fundamental es la relación entre la mujer y el hombre.

El ejercicio de la crítica y la autocrítica no es fácil. Por ejemplo, la mirada occidental no acepta la crítica; creemos que podemos vivir como queramos. Pero la libertad no es ignorar la sociedad y vivir como uno quiere, sino ser parte de ella y cambiarla.

En Europa tienen un conocimiento más profundo que en el Medio Oriente, pero los métodos de lucha no pueden llevarles a la libertad porque no quieren dejar su vida individual. Y si en nuestra vida no podemos cambiar nada, no podemos ser revolucionarios. Es una gran contradicción criticar el sistema capitalista pero vivir en ese sistema. Hay que tener coraje como revolucionarios. Nuestro gran coraje no es tirar una bala al enemigo, sino cambiar la propia vida y la sociedad.

-¿Nos podéis decir alguna práctica concreta de cómo funciona el sistema de crítica y autocrítica, también con los compañeros?

-Tenemos un método en las formaciones que se llama “plataformas”. Alrededor de 60 personas compartimos durante meses una formación, y al acabar, cada persona tiene que escribir un informe sobre qué ha aprendido, un ejercicio de autoanálisis. Por ejemplo, estudiamos la historia, pero también necesitas estudiar tu propia historia: dónde nací, cómo era mi relación con mi hermana y mi hermano… y cómo se refleja en las relaciones que tengo ahora con mis compañeros.

Entonces leen el informe y las compañeras te realizan una crítica. Por ejemplo, la compañera explica en su informe que en su casa tenía más relación con su padre que con su madre, y por ello está ahora más con los compañeros, pero tiene que compartir también con las compañeras. El problema de la compañera es que tiene una mirada sexista que viene de su historia familiar. La crítica tiene que ayudar a la compañera.

Si una compañera critica a otra porque no habla mucho, pero tiene capacidad, y no es aceptable ser militante callada, esta compañera no va a decir nunca no me gusta esta otra compañera porque me critica. Porque alguien que te critica es tu compañero o tu compañera de verdad. Si no te critica, no lo es. Los europeos pueden tener problemas con este método, porque la mentalidad occidental es muy individualista, y en Medio Oriente cada vez es más así. Nosotros nos criticamos pero nos fortalecemos también, experimentamos una crisis en el interior.

Si no aceptas la crítica de la compañera como algo que viene del amor, no se pueden procesar las críticas como una ayuda, se puede vivir una crisis y salir muy mal de ella. Después de una hora o dos horas, la compañera hace un análisis final y una propuesta de trabajo para el futuro. Promete a las compañeras y mártires que va a realizar todo lo necesario para conseguirlo, pero hay que trabajarlo juntas. Y si las compañeras creen que ella lo dice de verdad, entonces puede prometer. Si creemos que no tomó las críticas seriamente, no vamos a dejar que prometa.

Nosotras tenemos también un criterio muy importante, como mujeres nos criticamos enfrente de los hombres, pero las críticas fuertes entre mujeres las hacemos por separado, porque si no los hombres lo utilizan contra nosotras.

-¿En estas sesiones hay espacios para un refuerzo positivo? ¿Es decir, se refuerzan aspectos que las personas realizan de forma positiva?

-Decimos lo positivo y lo negativo. Por ejemplo, si una persona trabaja mucho, pero no tiene mucha iniciativa, se lo decimos. Se visibiliza su potencial, pero también las cosas que tiene que cambiar.

-Decía Antonio Gramsci desde la cárcel que somos un conjunto de influencias de las que nadie nos ha dado un catálogo ni inventario, y que tenemos que tratar de reconstruir este inventario para reconstruirnos. Esto tiene que ver con la posición de la izquierda occidental que ha olvidado muchos de estos fundamentos y se ha estancado en posiciones reaccionarias frente a un imperialismo en lugar de estar en un espacio generador, emancipador. A su juicio, ¿pueden hacer un pequeño sumario de qué haría falta a la izquierda occidental para que pudiera ser una izquierda transformadora y generadora de motivaciones?

-Los pensamientos de Gramsci están muy cercanos a los nuestros. Él también hablaba de un valor colectivo, donde lo más importante es la unión del pensamiento y la práctica. Sin una organización en común y una alternativa no se puede cambiar nada.

En la actualidad parece que los gobiernos de derechas están ganando mucho poder, pero lejos de desmotivarnos y perder nuestra esperanza, sabemos que el fraude electoral y la lógica del sistema, son el motivo de que se estén produciendo esta clase de gobiernos.

Ahora hay también un levantamiento de la izquierda y de los pueblos, pero lo que falta es una lucha en común; también creemos en la fuerza de la persona. Una persona con sus argumentos y con su lucha puede cambiar todo lo que está pasando. Por ejemplo, Öcalan es una persona, pero está cambiando toda la política en Oriente Medio. Y en la historia de la humanidad hay muchas personas como Öcalan que podrían cambiar el destino.

Erdogan dice que puede entrar en Qandil, pero si entra no va a salir. Qandil no es sólo un territorio de los kurdos, sino que es un centro de toda la humanidad, un ejemplo de lo que queremos crear. Y tenemos, como revolucionarios, que defender a todas las personas que están luchando en distintos lugares del mundo.

FUENTE: Brigada 19 de Julio / Rojava Azadi Madrid