El movimiento kurdo: de Mesopotamia a Mesoamérica

Si me preguntaran cuál es hoy la experiencia posmoderna más avanzada del mundo, es decir, la que traza un esperanzador camino hacia una nueva civilización, sin duda respondo: el movimiento kurdo. Como verá el lector, esta experiencia emancipadora está logrando mucho de lo que en los sectores intelectuales alternativos se propone, discute y debate, tales como la legitimidad democrática, el feminismo, la emergencia ecológica, la recuperación de los territorios, el papel del Estado, etcétera. No es casualidad además que este proceso de vanguardia se localice en uno de los mayores epicentros civilizatorios de la antigüedad: Mesopotamia.

Las comunidades kurdas, pueblo indígena con una población de al menos 36 millones de hablantes, libran desde hace siglos una cruenta batalla por el reconocimiento de sus territorios y sus derechos culturales y humanos en cuatro estados: Turquía, Irán, Irak y Siria. Siendo demográficamente la tercera cultura de Asia Menor, después de árabes y turcos, el movimiento kurdo, no exento de contradicciones, ha experimentado durante los últimos 30 años una evolución en su filosofía política y programática. Pasó de buscar un Estado kurdo de carácter socialista a construir, en vez, un confederalismo democrático, una autonomía democrática o, en fin, una “democracia sin Estado”. Este “gran salto” fue obra de las reflexiones y publicaciones de Abdullah Öcalan, encarcelado desde 1999 en Turquía, quien sin duda ha jugado un rol similar a los de Gandhi y Mandela.

Fundador en 1978 del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK) Öcalan ha sido inspirado por la obra de Murray Bookchin y su anarquismo ecológico y por el movimiento feminista. Buena parte de la dimensión ecológica kurda ha quedado documentada en un libro reciente editado por Stephen E. Hunt (https://rb.gy/amzydr). De esta forma, el movimiento kurdo se declara hoy anticapitalista, feminista, ecológico y practicante de una economía social y solidaria. Veamos frases claves de Öcalan:

-“Si el Estado-nación es la columna vertebral de la modernidad capitalista, ciertamente es también la jaula de la sociedad natural. Su burocracia asegura el funcionamiento fluido del sistema, las bases de la producción de bienes y los beneficios para los actores económicos relevantes tanto en el Estado-nación del socialismo real, como en el favorable a las empresas. El Estado-nación domestica a la sociedad en nombre del capitalismo y aliena a la comunidad de sus fundamentos naturales…”.

-“Los procesos de toma de decisión democráticos no deben ser confundidos con los procesos conocidos de la administración pública. Los estados sólo administran, mientras las democracias gobiernan…”.

-“Las cooperativas comunales en agricultura pero también en la economía del agua y del sector energético se ofrecen como formas ideales de producción…”.

-“Las confederaciones democráticas no estarán limitadas a organizarse dentro de un territorio en particular. Se convertirán en confederaciones transfronterizas cuando las sociedades implicadas lo deseen…”.

El “modelo kurdo” de inmediato recuerda iniciativas similares como las de “Transition Towns”, los “Territorios de Vida” y, por supuesto, la “Sustentabilidad como Poder Social”, formulada y desarrollada por quien esto escribe (https://rb.gy/eahk2o).

En la base del movimiento kurdo están las comunas, asambleas y cooperativas que se multiplican por todo el Kurdistán y que se van ensamblando en una confederación que se autorganiza, autogobierna y autodefiende.

¿Qué lecciones ofrece el movimiento kurdo a la emancipación de Mesoamérica? En esta última existen ya experimentos similares aunque de menor proyección que caminan por el mismo sendero, comenzando por los caracoles zapatistas en Chiapas, las batallas en defensa de los territorios de la Sierra Norte de Puebla (liderados por la Cooperativa Tosepan Titataniske) y en otras 20 regiones, las autodefensas de Michoacán, las policías comunitarias de Guerrero, los nuevos autogobiernos municipales de Michoacán, Guerrero y Chiapas, la heroica resistencia indígena de Guatemala y el Movimiento Campesino a Campesino de agroecología en Honduras, Nicaragua y El Salvador. En esta perspectiva, debe saludarse la realización de la tesis doctoral de Azize Aslan militante kurda bajo la dirección de John Holloway en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla y publicado como libro (Economía anticapitalista en Rojava, Universidad de Guadalajara, 2021). En suma, debemos esperar un flujo de sabiduría emancipadora de Mesopotamia hacia Mesoamérica y viceversa, que de nuevo cuestiona la presencia del Estado al considerarlo una institución obsoleta, explotadora y cómplice del capital. Nada más y nada menos.

FUENTE: Víctor M. Toledo / La Jornada

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