Sobrevivir al genocidio con leche de ovejas en las montañas

Cuando Penaber (“Refugiada” en kurdo) nació en la aldea de Siba Sheikh Khidir, el 25 de julio de 2014, trajo esperanza a sus padres, que llevaban siete años deseando tener una hija. Diez días después de su nacimiento, ISIS atacó Shengal, en el norte de Irak. Sus padres la llamaron Penaber porque se convirtió en refugiada cuando tenía apenas 10 días de vida. Ahora vive con sus padres en la región de Shengal, en la ciudad de Xanesor.

Cuando ISIS atacó Shengal en la madrugada del 3 de agosto de 2014, su madre sostuvo a Penaber en sus manos y corrió a las montañas. Eran una de las familias yazidíes que caminaron durante dos días para llegar a las montañas de Shengal sin comida ni agua. La madre de Penaber no comió nada durante 48 horas, por lo que no pudo producir leche materna, pero hizo todo lo posible por mantener con vida a su hija. Cuando vio ovejas en las montañas, empezó a dar a su hija leche de oveja. Así mantuvo a Penaber con vida.

Tras pasar una semana en las montañas, los y las combatientes delas HPG-YJA-STAR (Fuerzas de Defensa Popular – Unidades de Mujeres Libres) y de las YPG-YPJ (Unidades de Protección del Pueblo y de las Mujeres) abrieron un corredor humanitario y salvaron a miles de familias yazidíes. La familia de Penaber era una de esas familias, que permaneció en la región de Bashur (Kurdistán iraquí) durante cinco días, pero luego decidió ir al norte y al este de Siria debido al deterioro de las condiciones de vida en su tierra. Penaber creció en el campo de refugiados Newroz, construido por la Administración Autónoma del Norte y Este de Siria (AANES) para la población de Shengal. Tras vivir cuatro años en el campo, regresó a su tierra natal.

En una entrevista con JINHA, Fehîme, la madre de Penaber, contó: “De camino a las montañas, vimos cómo decenas de niños perdían la vida. Estaba muy asustada y pensé que mi hija también moriría. Pero cuando oí que los guerrilleros vendrían a ayudarnos, pensé que mi hija viviría. Subimos a los vehículos que nos trajeron los luchadores por la libertad. Miré a Penaber pero se puso negra. Cuando grité, todos me miraron. Una combatiente estaba allí y me dijo: ‘Dámela’. Cogió a mi hija y le echó unas gotas de agua en la garganta y luego otras en la cara. Penaber respiró hondo y abrió sus ojos negros. Mi Penaber abrió los ojos en los brazos de la luchadora. Ese momento fue el momento en que Penaber renació”.

La niña también relató: “Mis padres huyeron de Shengal cuando ISIS atacó nuestra patria. Mi madre se llama Fehîme y mi padre Eli. Mis padres me pusieron Penaber porque eran refugiados en aquella época. Nuestra casa está en Siba, pero vivimos en Xanesor porque ISIS quemó nuestra casa en Siba. Cuando ISIS atacó nuestro pueblo, yo tenía 10 días, pero ahora tengo 10 años. Tengo miedo de todos los animales, pero me encantan las ovejas porque bebía su leche. Durante el genocidio, mi madre no podía producir leche materna, así que me daba leche de oveja para mantenerme con vida. Quiero mucho a las ovejas”.

FUENTE: JINHA / Traducción y edición: Kurdistán América Latina

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